El pasado lunes 29 de marzo, los talleres de Maestros de la costura echaban el cierre. Con la victoria de Ancor sobre Lluís finalizaba la cuarta edición del talent de costura, convertido ya en uno de los formatos clave de La 1.
Pero, desgraciadamente, no lo será por su audiencia. La edición ha cerrado promediando un 11,3% de cuota de pantalla y 1.334.000 espectadores. O lo que es lo mismo: su peor dato histórico tanto en cuota de pantalla como en número de espectadores.
Sin embargo, más allá de sus datos de audiencia, el programa se ha ganado su renovación por otros factores. Y es que Maestros de la costura se ha convertido en uno de los programas que mejor imagen da a la cadena pública, gracias a su apuesta por la diversidad en pleno prime time.
A lo largo de los 10 programas que han conformado esta temporada, el programa ha dado importantes lecciones a su audiencia. Desde el inicio, Maestros ha demostrado ser una ventana única en nuestra televisión, en la que hemos podido ver a hombres heterosexuales mostrar su pluma sin ningún tipo de pudor o nos ha mostrado las necesidades de las personas trans, con la confección de lencería especial para este colectivo en una de las galas.
Además, su casting, que una vez más ha vuelto a ser magnífico, ha apostado por la inclusión de numerosos perfiles LGBTIQ+. Algo que debería ser lo más normal, que no hubiera ni que reseñar, no es tan común en los castings de otros formatos similares. Además, se agradece que sea en la televisión pública, la de todos.
Pero más allá de todo esto, el programa ha seguido aportando calidad. Maestros de la costura es una producción de Shine Iberia, productora que ya demuestra cada año su buena mano con las distintas ediciones Masterchef, y que aquí vuelven a dar con la tecla en un talent divertido y emocionante gracias a varios materiales, como es el casting, el impagable jurado o la maestra de ceremonias, Raquel Sánchez Silva.
Regresando a los datos de audiencia, es cierto que la cuarta edición ha anotado la media menos competitiva en la historia del formato y que se queda muy lejos de los datos de formatos similares como MasterChef. Pero los datos hay que analizarlos en su contexto, y teniendo en cuenta la grave crisis de audiencia en la que se encuentra La 1 (8,7% en el último mes, su peor marzo histórico), que supere a la media del canal en casi 3 puntos debería ser suficiente para ganarse la renovación. Además, la final anotaba un estupendo 14,7% y 1.635.000 espectadores.
Detalles a pulir
No todo ha sido perfecto en esta edición de Maestros de la costura. El programa debería pulir ciertos detalles sí hay ediciones futuras para conseguir que sea aún más redondo.
Uno de ellos está relacionado con una de las grandes polémicas de la edición: la expulsión de Ancor. El flamante ganador se despedía de los talleres en la gala 4, tras una incomprensible decisión por parte de los jueces de intercambiar a los ganadores de la prueba por equipos por los perdedores, teniendo los primeros que enfrentarse a la prueba de eliminación.
Y es que este es uno de los males de Maestros: los giros absurdos. En este tipo de programas con una estructura tan encorsetada se agradecen las sorpresas, esos movimientos que ponen en aprietos a los concursantes. Sin embargo, en este caso fue totalmente injusto, carecía de fundamento y se ganó merecidamente las críticas de la audiencia. Por suerte, Ancor era repescado tan solo una semana después.
De forma más o menos constante, las normas van y vienen al gusto de los jueces. Una semana deciden no expulsar a nadie, pero luego lo compensan echando a alguien en el siguiente en la primera prueba. Los jefes de equipo cambian de discípulos en mitad de una confección, y así mil pequeñas normas más que desconciertan al espectador.
Otro detalle a pulir sería la duración del programa. Es uno de los males de nuestra televisión, las interminables galas, y este formato es también víctima de ello. Y es que un mayor ritmo y una menor duración harían cada gala más emocionante, y podría atraer a otro tipo de público quizás no tan interesado en ver los procesos de costura pero que sí disfrutan con un buen programa de talentos.
En cualquier caso, no cabe duda de que Maestros de la costura es entretenimiento de gran calidad. Pero, más allá de eso, es un programa esencial que ayuda a los espectadores a hacerse una idea de lo diverso que es el mundo en el que vivimos hoy en día, además de ser un vehículo perfecto para la divulgación de la moda española. Y eso, más allá de los datos, es un triunfo que debería ser recompensado con una quinta edición.