La verdadera revolución en el Vaticano la trae el papa de Sorrentino
El director italiano dirige la miniserie 'The young Pope', cuyo papel principal, el del ficticio Papa Pío XIII, lo interpreta Jude Law.
Paolo Sorrentino es muy napolitano. Es decir, intenso, imaginativo, pasional, excesivo, blasfemo y, sin embargo, beato. Aunque más fiel a su modo de hacer cine que a los dictados de la Iglesia. Los mojigatos que resoplan cada vez que Francisco anuncia un atisbo de aproximación a un intento de medida reformadora, mejor no vean esta serie. The young pope amenaza con provocar ataques de epilepsia entre los ortodoxos acólitos del Vaticano.
El propio Sorrentino afirmó en rueda de prensa, después de su primera proyección en Venecia, que no esperaba encontrar reacciones negativas por parte de la Santa Sede. Y si las hay, “es problema del Vaticano”, aseguró el director italiano. El venerado cineasta justificó que su trabajo tiene más de estudio de la personalidad de los protagonistas que de “provocación” o “prejuicios”.
El caso es que el Pío XIII creado por Sorrentino y llevado a la pantalla por Jude Law se asemeja más a Frank Underwood que a un venerable señor vestido de blanco. Un pontífice al que le vemos mangonear para conocer los secretos de la Curia, conspirar para anteponerse a sus enemigos o menospreciar incluso a sus más fieles allegados. Que al joven papa le veamos desnudo, le de por fumar o tenga fantasías eróticas parecen casi pecados veniales.
En esos detalles se escaparon las carcajadas de los primeros espectadores. No le falta al rodaje ni la flema del actor británico, ni las bromas puramente italianas. Tan sólo se le puede reprochar a Sorrentino no haber esperado al cierre del mercado en la liga italiana, para que a los seguidores del Nápoles no se les ponga un nudo en la garganta cada vez que escuchen las referencias a Higuaín de un cardenal seguidor del equipo azzurro.
Más que un juego de espejos
Sin ellas no sería Sorrentino, pero bromas aparte, el guión no termina ni mucho menos en ese juego de espejos deformados. Por lo que hemos explicado, cualquiera diría que este papa estadounidense viene a teletransportar la Iglesia a los usos y costumbres del siglo XXI. Pero la reforma que plantea este ficticio Pío XIII atraviesa un camino opuesto, con un planteamiento ultraconservador y sin la más mínima intención de acercarse al pueblo. Imagínense, cuando Jude Law vestido de papa dice en el Palacio Apostólico que el modelo que debe seguir el pastor de los cristianos es el de Banksy.
Por eso, lo más importante para este divo de Hollywood fue la “oportunidad para interpretar a un personaje lleno de contradicciones”. “Me preocupaba la idea de encarnar a un personaje público como el papa, pero lo más interesante era desarrollar la relación emocional entre los personajes”, afirmó el actor en rueda de prensa.
En esa interacción, juega un papel preponderante una envejecida Diane Keaton, que representa a sor María, la monja con la que se crió el pequeño Lenny Belardo –su nombre antes de ser papa- y la única mujer capaz de escudriñar la complejidad del personaje. Y en menor medida Javier Cámara, un cardenal que pone las pocas notas de bondad de una serie protagonizada por religiosos.
Diferencias con Francisco... por casualidad
Según Sorrentino, es casual que el papa llevado a la pantalla sea radicalmente opuesto al que sale cada domingo al balcón del Vaticano. Pero según el director, siguiendo el devenir de la Iglesia “no es inverosímil” pensar que pueda existir uno similar en un futuro. Al menos en el fondo, imaginamos que pensará Sorrentino. Porque en la forma, el oscarizado autor no ha abandona ni su particular estilo surrealista, ni su cuidado de una estética con sello propio.
Hablamos del papa, como podríamos hablar del Jep Gambardella de la Grande belleza o del Giulio Andreotti de Il divo. Aunque con el paso de los años y el peso de la fama estos personajes interpretados por su amado italiano Toni Servillo han pasado a ser más internacionales. Como ya ocurría con Youth, resulta extraño escuchar las bromas de un manierista napolitano en inglés, por muy refinada que sea la dicción de Law.
La explicación, no obstante, la ofreció el propio Sorrentino, cuando dijo que había tenido “toda la libertad y todo el presupuesto” que quería y tardó casi medio minuto en enumerar a los productores. HBO, Sky, Canal+ o Mediapro serán los encargados de la distribución. De momento, en Venecia se han podido ver fuera de competición oficial los dos primeros capítulos, en una apuesta por los nuevos formatos con la que de nuevo acertó la dirección de la Mostra.