Los productores de cine cumplen pero el Gobierno les deja sin dinero
Más de 20 películas pasan con nota los requisitos para recibir una ayuda a la producción, pero la escasa dotación hace que no la consigan.
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Durante años los productores de cine pidieron una reforma de la Ley por la que se concedían las ayudas del Ministerio de Cultura. Con el anterior modelo había que esperar dos años a recibir el dinero, lo que ponía en una situación difícil a aquellos que habían pedido préstamos o a bancos o entidades de financiación. Eso sin tener en cuenta las crisis económicas y la llegada del temible prorrateo, práctica por la que se repartía el dinero existente entre todos en vez de obtener la totalidad de la subvención otorgada. Estas, además, dependían de la taquilla de cada película, por lo que los fraudes de compras de entradas se sucedieron en un sistema que la propia exdirectora del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, Susana de la Sierra, calificó como “perverso”.
El nuevo modelo entró en vigor el 1 de enero de 2016, y pasaba a conceder las ayudas a priori y por un sistema objetivo de puntos. Los que tuvieran las condiciones que pedía el ICAA en sus convocatorias obtendrían el dinero. Parecía que todo estaba en orden, pero la reforma de la Ley va supeditada a que haya una dotación presupuestaria importante, si no es así las nuevas subvenciones se concentrarán en un puñado de películas, casi siempre de las productoras más importantes provocando lo que muchos cineastas llevan dos años denunciando: la destrucción del cine medio.
En 2017 el Gobierno congeló las ayudas al cine en 30 millones que se demostraron insuficientes el año anterior y que lo ha vuelto a hacer al publicarse la resolución de la primera convocatoria, en la que, como avanzó este periódico, los 20 millones disponibles han dado sólo para 18 títulos. Al conocer la noticia, cineastas como Juan Antonio Bayona, mostraban su preocupación en Twitter.
Este es el verdadero problema del cine español. El insignificante apoyo del Estado y el IVA Cultural. Una vergüenza. https://t.co/0IxpEncfYA
— JA Bayona (@FilmBayona) 7 de julio de 2017
En esa resolución hay un dato más alarmante, ya que existe un gran número de películas que no han recibido el dinero por agotarse el dinero en esas 18 películas. Filmes que aprueban con nota esos criterios objetivos, algunas con una puntuación altísima, pero que, como recoge la propia convocatoria no sirve de nada si el dinero se acaba.
Hasta 29 títulos aparecen en la categoría de Largometrajes desestimados “por haberse agotado la disponibilidad presupuestaria”. La última obra que recibe ayuda tiene 83 puntos, y todo lo que haya obtenido menos se queda sin nada. Según la reforma de la Ley del Cine, toda película con más de 80 puntos tiene derecho al 100% de la ayuda solicitada, pero esta vez hay nueve filmes que, con más de esa cantidad, se han ido de vacío. Entre ellas hay películas como El cuaderno de Sara, de Telecinco Cinema y con Belén Rueda como protagonista, o lo último de Fernando León de Aranoa, su esperado Escobar con Penélope Cruz y Javier Bardem. Tampoco lo nuevo de Medem, El árbol de la sangre, consigue la ayuda por quedarse con 80 puntos.
La actividad económica que el cine generaría si todas estas películas pudieran hacerse y explotarse representaría un retorno para el país mucho más importante
Para Francisco Ramos, productor de Superlópez y El hombre de las mil caras y presidente de la Asociación Estatal de Cine (AEC) la resolución demuestra “la riqueza y amplitud de nuestra industria”. “Los productores de cine español son empresarios competentes y competitivos que saben hacer su trabajo pues, a tenor de la resolución publicada, comprobamos que hay un número importante de películas que superan los 80 puntos. Además de las 17 o 18 películas que han obtenido la ayuda, unas nueve películas más han superado los 80 puntos y unas 12 los 70 puntos. Me alegra, por un lado, que se generen proyectos tan competitivos y ambiciosos como los que han obtenido las ayudas del ICAA. Me preocupa, no obstante, que tantas películas tan bien planteadas no hayan podido acceder a la ayuda en esta convocatoria”, asegura a este periódico.
“Es evidente que el importe de las ayudas de 30 millones es limitado y que debemos de luchar, el sector y el gobierno, para tener un fondo acorde a la dimensión de nuestra industria. La actividad económica que el cine generaría si todas estas películas pudieran hacerse y explotarse representaría un retorno para el país mucho más importante, tanto económica como culturalmente, que el esfuerzo de incrementar el presupuesto del ICAA”, continúa el productor. Coincide con él el presidente de la Confederación de Productores Audiovisuales Españoles, Ramón Colom, que cree que esto "es la muestra más clara de que el dinero es insuficiente y de que hay que ponerle remedio".
¿Tiene sentido que alguien produzca tres y acapare ese dinero y en cambio haya un productor que no pueda hacer ninguna?
Ambos subrayan que la situación de los próximos años no será mejor, ya que todavía convivirán el modelo antiguo de ayudas con el nuevo, así a los 30 millones de las ayudas sobre proyecto se sumarán alrededor de 60 para pagar las ayudas a la amortización. “No podemos olvidarnos de que en 2017 y 2018 el ICAA aún tendrá que hacer frente al pago de las ayudas generadas por las producciones estrenadas en salas en 2015 y 2016, que ascienden a unos 90 millones de euros. El período transitorio de dos años, en el cual conviven las películas del sistema anterior con la del nuevo, será complicado, pero es imprescindible garantizar el pago de las amortizaciones de las películas ya hechas y estrenadas. El período transitorio supone que en 2017 las ayudas a la producción de largometrajes, sumando las anteriores con las nuevas, serán de unos 65-70 millones de euros y en 2018 de unos 95-100 millones de euros. Esperamos que este período transitorio se consolide a partir de 2019 y podamos recuperar lo que serán dos años muy complicados”, explica Ramos.
El modelo sigue provocando discusiones, y no se encuentra la estabilidad buscada. Muchos proponen retoques para asegurar la diversidad del cine, como el propio Ramón Colom, que cree que una posible medida sería “poner un tope al número de películas de cada productor” por las que recibe ayudas. "¿Tiene sentido que alguien produzca tres y acapare ese dinero y en cambio haya un productor que no pueda hacer ninguna?", se preguntaba el presidente de FAPAE. La rueda sigue su curso, ya se ha abierto el plazo de presentación para la segunda convocatoria que contará con menos dinero todavía: 10 millones que se repartirán 7 u 8 afortunadas mientras la austeridad siga tan presente en el cine español.