Bob Weinstein, el ejecutor en la sombra de la caída de su hermano Harvey
Cada vez más gente señala al hermanísimo como uno de los responsables de la filtración de información sobre los abusos sexuales que cometió Harvey Wenstein durante décadas.
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“Mi hermano Harvey y yo, hemos dirigido Miramax y The Weinstein Co, durante más de 35 años. Yo tengo 60, y él 62, y puedo describir nuestra relación como una larga conversación sin final entre dos hermanos. Algunas personas dirán que merezco un premio honorífico por hablar con Harvey durante tiempo. Conociendo a Harvey, seguramente encontraría la forma de aceptar el nombre en mi nombre. Oh, mi hermano...”. Estas palabras, en las que no es difícil encontrar ironía y cierta tensión, las escribía Bob Weinstein sobre su hermano en una columna de The Hollywood Reporter hace dos años.
Bob siempre ha sido ‘el otro’. Ante la personalidad aplastante de Harvey, él siempre pasaba inadvertido. Era el hermano en la sombra, aunque muchos le consideraban el auténtico genio empresarial que creó el éxito de sus dos compañías. Aunque no saliera en las alfombras rojas y nadie le dedicara un Oscar su trabajo entre bambalinas fueron claves en el ascenso de Miramax y The Weinstein Co. Su figura se coloca ahora en el foco tras las acusaciones a su hermano de abusos sexuales durante décadas. Él, en un movimiento rápido y estratégico se apresuró a condenar todos los delitos, además convocó una junta extraordinaria que decidió despedirle de forma inmediata intentando acallar los rumores.
El problema para Bob Weinstein es que desde 1979 ellos han trabajado codo con codo, y muchos han planteado la duda de cómo es posible que entre hermanos y socios no supieran todo el uno del otro, especialmente cuando el reportaje de The New York Times dejaba claro que decenas de empleados de la compañía eran conocedores de los abusos, mientras que unos cuantos ayudaban a concertar las citas con las chicas. También actores y actrices como George Clooney o Kate Winslet han reconocido que era un rumor que prefirieron ignorar. En un contexto tan convulso en el que su propia empresa corría peligro (y más cuando su situación financiera se encontraba en entredicho), muchos han señalado a Bob como la mano ejecutora que ha precipitado la caída a los infiernos de su hermano.
Pocos creen que no supiera nada, algo que confirmaría la noticia de The New York Times que explica que Harvey Weinstein alcanzó ocho acuerdos financieros con mujeres a las que había abusado o acosado para que no hablaran ni denunciaran. Acuerdos de los que The Weinstein Company era conocedora y que incluso se trataron en una junta directiva en 2015 provocada por un informe de una empleada de la compañía, Laureen O’Connor, que detallaba varias acusaciones sexuales contra Harvey y describía la empresa como un “entorno tóxico para las mujeres”. Ella fue, de hecho, una de las mujeres que quitó su queja tras alcanzar un acuerdo económico posterior.
Es increíble que él esté más preocupado de quién ha sido el que le ha vendido. No le he oído preocupación por las víctimas, y querría escucharle
Días antes de la publicación del primer artículo, Bob Weinstein y otros altos ejecutivos de la empresa contrataron un equipo de abogados de Debevoise & Plimpton para investigar las conductas de su hermano, pero pocos días después contaban a sus empleados que desconocían todo esto, incluso los acuerdos financieros de los que sí estaban al tanto.
Por si fueran pocas las dudas, un exabogado de Harvey contaba al Times que la junta directiva se enteró de esos pagos cuando se renegociaba su contrato, informaciones que nadie de la empresa ha querido comentar mientras los rumores que señalan hacia ellos como fuente de la filtración de información aumentan exponencialmente. Ha sido el propio Bob Weinstein el que ha decidido dar un paso al frente para acallar esas acusaciones en una entrevista en The Hollywood Reporter que no aclara mucho. El medio le pregunta si él ha sido quién ha contado todo sobre su hermano, algo que él califica como “completamente falso”.
“Podría pasar un detector de mentiras. No lo hice. La gente que es mentirosa, que miente a su mujer, a sus hijos, a todos… en algún momento se giran y dicen: ‘¿quién me ha apuñalado?’. Es increíble que él esté más preocupado de quién ha sido el que le ha vendido. No le he oído preocupación por las víctimas, y querría escucharle. Harvey no tiene remordimientos de lo que ha hecho. He hablado con él dos veces desde que salieron las noticias esperando que me diga, ¿dios mío qué he hecho?, pero no lo he oído”, ha dicho en el medio desviando la atención de nuevo hacia su hermano.
Él flirteaba con todas las mujeres que conocía. Me ponían enfermo sus actos, pero eso es lo que sabía. Yo no estaba en las habitaciones con él
Las inconguencias en su discurso comienzan cuando en la entrevista dice que en los últimos cinco años ha hablado con su hermano unas “diez veces”, aunque en la columna que escribió en 2015 en el mismo medio dijera en el primer párrafo que llevan años juntos y hablando. Ante la insistencia sobre lo difícil de que durante décadas no supiera nada de lo que hacía Harvey, Bob dice que sabía que “flirteaba con todas las mujeres que conocía”. “Me ponían enfermo sus actos, pero eso es lo que sabía. Le decía que porque engañaba a su mujer constantemente, pero yo no estaba en las habitaciones con él. Yo pensaba que era infiel de una forma constante. No es como si tuviera una amante, era una tras otra, y eso lo sabía, ¿pero tanto como para estar en una habitación y escuchar las cosas que ha dicho The New York Times? Ni hablar. No tenía ni idea de que era el tipo de depredador que es. Pensaba que eran todo relaciones consensuadas”, ha intentado zanjar sobre su vinculación en el caso.
La visión de Bob queda más en entredicho cuando uno lee lo que se dice de él en el libro de Peter Biskind, Sexo, mentiras y Hollywood, en el que describe el ascenso de los hermanos gracias a Miramax. En él un antiguo ejecutvo de la empresa carga contra la cara amable del dúo, igual que hace James Ivory, que contó a Biskind que mucha gente “tiene miedo de hablar” con Bob Weinstein y le califican como igual de peligroso que su hermano cuando algo se interfería en un proyecto suyo. “Bob es el que realmente me asusta, dijo Paul Webster, jefe de producción de Miramax en el libro. “Durante tres meses ni siquiera entré en la oficina, el aire era tan raro, nunca sabes qué pasa por la mente de Bob”, añadió el productor Mark Tusk.
A pesar de todo, Bob ha conseguido escapar de la polémica, de continuar en la sombra y hasta de capear un temporal que muchos creen que él ha ayudado a crear para seguir pasando desapercibido en una industria que le empezaba a señalar con el dedo.