Dani de la Orden en el rodaje.

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Un año sin ayudas al cine español: la nueva crisis que paraliza la industria

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No diga cine español, diga crisis. Nuestra industria parece estancada en la precariedad, y desde que empezó la recesión no ha levantado cabeza. Lejos quedan aquellos tiempos de Aznar y Zapatero en los que se les llenaba la boca diciendo que había que dar 100 millones para ayudar a nuestras películas. Desde 2008 se fue bajando y ahora las subvenciones para producir nuevas películas están congeladas desde hace un par de cursos en los 30 millones de euros.

El cambio de gobierno, tan esperado por el cine para acabar con la sombra de Montoro, ha venido lleno de buenas palabras, de promesas, de gestos, pero también ha traído los presupuestos heredados del anterior ministerio de Cultura. De hecho, el antiguo director del ICAA tenía apalabrado diez millones extra, que ahora con la emancipación del Ministerio de Cultura del de Educación, se han quedado en siete.

Los presupuestos de 2019 serán la prueba de fuego para Guirao y Beatriz Navas, porque en 2018 la zozobra política ha producido una parálisis total de la industria por el retraso en la convocatoria de ayudas. Hace un par de días se cerraba el plazo para poder pedir aquellas que se conceden a priori para la producción de filmes españoles, por lo que ahora queda el plazo de resolución y presentación de alegaciones. Es decir, que en 2018 las primeras subvenciones que se otorguen serán a un mes de que acabe el curso. Esto en un modelo que lo que busca es dar el dinero antes del rodaje para dar seguridad jurídica y financiera a los productores.

Icíar Bollaín en el rodaje de la película Yuli.

Icíar Bollaín en el rodaje de la película Yuli.

Aún peor, entre el retraso que ya llevaba el PP, la moción de censura, el cambio de director del ICAA y la aprobación del cambio de la ley que modifica los puntos para su concesión, se van a cumplir más de un año sin que el cine español reciba un euro para rodajes. Desde el 6 de octubre de 2017, cuando se resolvió la segunda convocatoria de ayudas a la producción, no ha habido ninguna. Además, de las dos convocatorias se ha pasado a sólo una que hace que los productores se la tengan que jugar todo a cara o cruz. Cualquier error de forma, cualquier punto perdido, puede suponer perder ese dinero.

El modelo actual, concedido por puntos objetivos, establece en sus normas que cualquier obra con más de 80 puntos recibe la ayuda completa, pero en las últimas ocasiones filmes con 92 se han quedado fuera por falta de dotación económica. Esta vez la competencia será doble, y habrá que ver cuántos títulos se quedan fuera.

Embudo de rodajes

Lo que ha provocado este retraso es que muchas películas retrasen constantemente sus rodajes, paralizando la industria y provocando un embudo en el que decenas de obras esperan esta resolución como agua de mayo para poder empezar su rodaje. Otras se han lanzado a empezar sin saber si completan su financiación entera.

El productor de Lastor Media, Tono Folguera, cree que el retraso “viene motivado por la situación política del país”. “Haber corrido más era complicado, porque además hemos tenido un cambio de director general del ICAA, que necesita días para aterrizar, pero desde la comprensión, eso no objeta para que haya crítica, y la administración debe encontrar mecanismos para que esto no suceda más, no puede pasar más”, apunta el responsable de títulos como 10.000 km o En tierra firme.

2018 es un año de parálisis. Hay un atasco y esto provoca un colapso de rodajes en un mismo periodo de tiempo y que no haya el resto de año, lo que es nefasto para los equipos

Folguera califica este curso como “un año de parálisis”. “Hay un atasco y esto no es bueno para nadie, porque provoca un colapso de rodajes en un mismo periodo de tiempo, e implica que no se diversifiquen los rodajes a lo largo del año, lo que es nefasto para los equipos técnicos. Por eso pedimos, y se consiguió, que hubiera dos convocatorias, para evitar esto. Este año se ha saltado esa exigencia, y el año que viene no toleraremos que no haya dos, no puede volver a pasar”, zanja el productor que apunta que más preocupante es la situación de las ayudas selectivas, destinadas a obras de autor más pequeñas, y que suelen tardar tres o cuatro meses en resolverse porque se hace cualitativamente, y ahora se tendrá que hacer en uno para que no acabe el año sin que se entreguen.

La tormenta perfecta

Para el productor de Quién te cantará o La Llamada, Enrique López Lavigne, lo que ha ocurrida es “la tormenta perfecta”. “La reformulación de la ley es del equipo anterior, y por otra parte le toca a un nuevo equipo convocar las ayudas, y lo que se genera es una situación de incertidumbre, que es el peor aliado del productor, que necesita planes de negocio a tres o cinco años vista”, explica a este periódico, y señala que esa incertidumbre también se nota en que el sector “sigue sin estar unido”.

La anterior convocatoria puso el corte en los proyectos que superaron los 93 puntos. Eso es injusto para el resto de sector. Se está favoreciendo a la cúspide de la pirámide

Lavigne señala el error de que haya sólo una convocatoria, y pone el dedo en otra llaga, al escasa dotación, ya que se necesita mucho dinero para esas dos convocatorias y que los proyectos que lo merecen no se queden sin la ayuda. “La anterior convocatoria, la de hace un año, se saldó de forma positiva para los proyectos que superaron los 93 puntos, que es como si vas a un examen y para aprobar tienes que tener un 9,3, es injusto para el resto de sector. Se está favoreciendo a la cúspide de la pirámide”, continúa.

En su caso han vivido los problemas de este atasco con la nueva película de Víctor García León, director de Selfie, que se quedó fuera hace dos años. El proyecto fue adquirido por TVE, y tienen el dossier esperando desde entonces a la espera de que saliera la convocatoria. “Para Víctor García León han sido dos años de espera después de quedarse a 1 punto de la ayuda, con el consiguiente parón en su carrera. Los proyectos no se pueden improvisar, porque se necesita la complicidad del resto de instrumentos. Ahora nos volvemos a presentar sin saber si pasaremos la criba con un proyecto planeado hace dos años. Esto, en un sector tan volátil y que vive el día a día es desastroso”, concluye.

Se hacen pelis sólo para lograr los puntos. Producir ahora mismo es un acto de alto riesgo. Este gobierno ya no puede usar el comodín de Montoro

Cree que el futuro pasa porque el modelo haga “coexistir dos tipos de cine, el industrial, y el que puede verse fuera de nuestras fronteras, el cine de festivales”: “Tendrían que cohabitar todas las opciones posibles para que el cine sea plural como lo ha sido muchas décadas, pero ha dejado de serlo. Es algo que no se puede achacar al anterior equipo, ni al nuevo que gestiona esta crisis, tiene que ver con el cambio de gobierno y con la necesidad de garantizar una ley que gustara a todo el sector y que tuvo que aprobarse por todas las plataformas y asociaciones, pero al final fue una ley que llegó tarde y con una cantidad muy pequeña de dinero, menos de lo prometido, y con mucha incertidumbre para el futuro”.

Otro productor, que prefiere no dar su nombre, sí que achaca el problema a “un modelo que está probado que no funciona y que me parece intrusivo”. “Se hacen pelis para lograr los puntos, y se dirige el tipo de películas que se tienen que hacer. Producir ahora mismo es un acto de alto riesgo. Hay que tomar decisiones rápidas, y este gobierno ya no puede usar el comodín de Montoro”, apunta con pesimismo. La enésima crisis del cine español amenaza con paralizarlo. La próxima parada, los presupuestos de 2019, donde se tomará el pulso al nuevo equipo de cultura para ver si su apuesta por el cine español es real.