¿Por qué todo el mundo habla del Joker? Las claves del éxito de la película más revolucionaria del año
El filme sobre el villano de Batman ha arrasado en la taquilla y tiene todo el mundo revolucionado, analizamos sus claves.
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Todo el mundo habla de lo mismo. No es de política, tampoco de fútbol, sino de cine. Concretamente del Joker, el payaso archienemigo de Batman que vuela libre en la adaptación de la historia de DC que ha creado Todd Phillips de la mano de la interpretación formidable de Joaquín Phoenix. Nadie se ha querido perder el filme, que ganó el León de Oro en el pasado Festival de Venecia, convirtiéndose en la primera ‘película de superhéroes’ que lo lograba.
La taquilla ha demostrado que la gente quería descubrir este Joker, y sólo en España ha recuadado más de cuatro millones de euros, mientras que en EEUU ha amasado más de 90 millones de dólares, la mayor cantidad en un mes de octubre de la historia. La gente también ha hablado, y en la página Filmaffinity, donde los usuarios votan las películas tiene un 8,7 sobre 10.
Los próximos meses se demostrará si, además, Joker es una película para la temporada de premios, ya que la crítica ha quedado dividida. En España todo han sido elogios, mientras que en EEUU ha dividido radicalmente. Pero, ¿qué tiene el filme de Todd Phillips para que todo el mundo habla de él? Analizamos las claves de la que puede ser la película del año.
La polémica
La campaña de promoción de la película, que ya de por sí olía a taquillazo, se ha visto potenciada por la polémica que llegaba desde EEUU, donde las autoridades veían riesgo de que hubiera altercados violentos durante los pases. El ejército emitió una alerta interna ante estas situaciones de "tiroteos potenciales" y la Policía de Los Ángeles realizó operaciones especiales para dotar de "mayor presencia y visibilidad" las salas. Cadenas de salas como Landmark, o Cinesa en España, han prohibido a los espectadores que acudan a ver Joker vestido de cualquier disfraz, tener la cara pintada o portar máscaras o armas de juguete.
Su mensaje antisistema
Este miedo viene provocado por las críticas (casi todas positivas) que han ensalzado el mensaje antisistema de la película. Aquí el Joker no es un villano sin aristas y que es la encarnación del mal, sino un olvidado, un expulsado de la sociedad que provoca, sin quererlo, una rebelión contra los poderosos. La película no se posiciona, pero deja claro que el caldo de cultivo actual es el del hastío frente a las injusticias.
La última parte del filme, con una rebelión en la que se leen carteles de 'Kill the rich' y calles cortadas y coches incendiados, provoca empatía por parte del espectador, y eso en el momento actual puede considerarse peligroso. De alguna forma el Joker incita a la rebelión, a no quedarse quieto, e incluso hasta justifica la violencia contra un estado opresor. Un discurso que estaba también en uno de los brillantes capítulos de la última temporada, en el que uno de los personajes miraba a cámara y hacía un 'speech' diciendo que la violencia contra la extrema derecha estaba justificada.
Es moralmente ambigua
Sin embargo, el principal hallazgo del filme es su ambigüedad moral, hasta tal extremo que muchos creen que es un filme fascista. Uno de los grandes hallazgos del guion de Joker es que él no tiene una motivación para provocar esta rebelión. No la busca, no tiene una ideología política, es el azar el que provoca su primer crimen, y es el azar el que hace que sean tres pijos que molestaban a una joven, pero en la voluntad del personaje nunca está hacer justicia, ni acabar con un mundo desigual. Él es sólo un personaje en un punto de no retorno al que le dan el último empujón para caer por el precipicio.
Habla de la enfermedad mental
"Lo peor de tener una enfermedad mental es que la gente espera que te comportes como si no la tuvieras". Esta es una de las frases que más cala de Joker, porque resume muy bien uno de los conflictos, el de la enfermedad mental del personaje. Una enfermedad que nadie entiende y que hace que le marginen, que le aparten. Él podría ser un muerto en una acera y que la gente pasara por encima.
Joker tiene una crítica brutal al sistema sanitario de EEUU, al que no puedes acceder sin dinero, y que directamente ignora a los enfermos mentales. Un paseo por una calle de Nueva York, o Los Ángeles, significa encontrarse con gente que deambula perdida y que se parece mucho al Arthur Fleck de la película.
Da la vuelta al ‘cine de superhéroes
Los puristas están muy enfadados porque metamos a Joker en el saco del ‘cine de superhéroes’, porque el villano de Batman no es un héroe y no tiene superpoderes, algo que es cierto, pero las adaptaciones del universo Marvel y DC ya han constituido un género en sí mismo y esta es una de ellas, aunque como demuestra a los pocos minutos, no tiene nada que ver con La liga de la justicia o Los vengadores.
Aquí no hay escenas de acción extremas, ni CGI, no guiños al universo y a otros héroes, es simplemente el relato de una persona enferma que empujan a una espiral de violencia y que provoca una rebelión social. Una capa diferente, oscura y profunda que no habíamos visto hasta ahora.
Es un homenaje al cine de los 70
Arthur Fleck se parece demasiado a Travis Bickle, el protagonista de Taxi Driver, y no es casualidad. Aunque el personaje del filme de Scorsese llevaba las heridas post Vietnam y sí tenía una ideología en la que quería “limpiar” la ciudad de prostitutas y vagabundos, mientras que Joker carece de ella, produciendo más ambigüedad. Pero el filme de Todd Philips bebe del nuevo cine norteamericano de los 70, tanto en la estética como en lo temático, donde se inspura claramente en el cine de Scorsese, no sólo en Taxi Driver, sino en El rey de la comedia, donde estaba, casualmente, Robert DeNiro.
Joaquín Phoenix
Es el hombre del momento. Fans y detractores de la película sólo coinciden en una cosa, el descomunal trabajo del actor. Lo que hace Phoenix es más que una interpretación, es la entrega en cuerpo y alma al personaje. Uno asiste a una composición en la que hasta su físico se convierte en una herramienta poderosa para contar el descenso a los infiernos de su personaje. Cada palabra, cada risa, todo está en el filo de la navaja. Una de las actuaciones más potentes y arriesgadas en mucho tiempo.