‘La trinchera infinita’ representará a España en la lucha por el Oscar
La Academia de Cine de España ha elegido la película de Garaño, Goenaga y Arregi para representarnos en los próximos premios de Hollywood.
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Un año después de su estreno en salas, La trinchera infinita sigue cosechando éxitos. Arrasó el en el Festival de Cine de San Sebastián, conquistó a la crítica, amasó un buen puñado de nominaciones al Goya y se hizo con dos, actriz para Belén Cuesta y sonido. Finalmente perdió contra el todopoderoso Pedro Almodóvar y Dolor y Gloria, y puede que por eso, para compensar, la Academia de Cine haya elegido la maravillosa película de Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga para representar a España en la lucha por el Oscar a la Mejor película internacional.
Es la segunda vez que los directores vascos compiten por el premio. Lo hicieron con Loreak, la revelación con la que se dieron a conocer. Fue la primera vez que una obra en euskera viajaba a Hollywood, y aunque no pudo pasar el corte, les colocó en el foco de la industria. Después vino el éxito de Handia, que logró diez premios Goya, y ahora han dado otro paso más con este filme sobre un topo de la Guerra Civil que permanece escondido más de 30 años para no ser apresado y asesinado por el franquismo.
Un golpe de ánimo para una película que debía haber llegado la semana pasada a los cines franceses, tras una gran campaña de promoción de sus directores por todo el país, y que vio como el confinamiento vecino dejó su estreno en el limbo. Esta elección es un soplo de ilusión a una película que, aunque no funcionó del todo en taquilla, se vio beneficiada de su estreno en Netflix en plena pandemia.
De hecho, será la plataforma la que la estrene este mismo mes en EEUU, y lo hará con la etiqueta de 'película elegida por España para los Oscar', lo que puede ser una gran forma de promocionar el filme entre los académicos. No hay que olvidar, que en esta categoría la visibilidad es fundamental, y para pasar el primer corte y entrar en el quinteto Hollywood tiene que saber que existes. Ahora mismo, una plataforma como Netflix es la mejor forma de lograrlo.
Es cierto que seguramente la compañía hubiera preferido que la elegida fuera El hoyo, que se ha convertido en una de las películas más vistas de Netflix este año durante los meses encerrados en casa. Una película que se produjo fuera de la plataforma, pero que compraron en uno de sus primeros pases en el Festival de Toronto y promocionan como título original suyo. La película de Galder Gaztelu-Urrutia ha roto todas las expectativas, y esa era su mejor baza para poder ser elegida por la Academia de Cine española, aunque finalmente hayan optado por La trinchera infinita. En su contra pesaba que el género no suele tener mucho éxito en la categoría de Mejor película internacional.
La tercera en discordia era Lo que arde, de Oliver Laxe, que hubiera sido la propuesta más atrevida y autoral enviada por España. También hubiera hecho historia al ser la primera película rodada en gallego en competir por el premio. El filme ha supuesto la confirmación en nuestro país de Laxe, habitual del Festival de Cannes donde ganó premio por esta película, que consiguió estar nominado en los pasados Goya y el premio a la Mejor actriz revelación para la veterana Benedicta, que en su primer papel conquistaba el corazón de todos.
El trío vasco luchará por esa difícil nominación en el año más extraño de la historia reciente, con una pandemia que tiene los cines cerrados y que hace que casi todas las favoritas vayan a verse en plataformas. El coronavirus ha hecho que también se retrase la ceremonia hasta el 25 de abril, con la duda de si se podrá celebrar con presencia física o será online como la de los pasados premios Emmy.
El resto de países sigue eligiendo a sus candidatas, pero de momento parece que las favoritas podrían ser Druk, de Thomas Vinterberg, vista en el pasado Festival de San Sebastián y que tenía que haber competido en Cannes; Nueva Orden, que conmocionó en su paso por el Festival de Cine de Venecia, o incluso Quo Vadis, Aida?, que aunque se fue sin premio en la Biennale, dejó muy buen sabor de boca.