La serie de HBO que busca al líder de QAnon, la secta conspiranoica que asaltó el Capitolio
La serie documental de HBO 'Q: en el ojo del huracán' producida por Adam McKay ('Succession'), bucea dentro de QAnon y habla con miembros para intentar descubrir quién es Q y qué le mueve.
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La mañana del 6 de enero de este año vimos lo que nunca creíamos que podría ocurrir. Hordas de gentes asaltaron el Capitolio de Whasington. Un ataque que a casi todos pilló de improviso, pero que sin embargo llevaba mucho tiempo gestándose. Meses, incluso años, en los que grupos conspiraonoicos habían incendiado una hoguera en internet sin que nadie se enterara o mientras miraban a otro sitio.
Entre toda aquella fauna hubo una persona que acaparó todos los flashes. Acudió al asalto con el torso desnudo, una bandera de EEUU y una piel de búfalo en su cabeza. ¿Quién se viste así para intentar dar un golpe de estado a la democracia más antigua del mundo? La respuesta llegó poco después, cuando se le identificó como Jake Angeli, uno de los popes de QAnon, el grupo conspiranoico que extiende en foros de internet teorías como que los demócratas son alienígenas que quieren dominar el mundo y sodomizan bebés.
Tras aquel asalto, QAnon saltó a todos los periódicos, y quizás deberían haber saltado antes, ya que llevaban mucho tiempo dando rienda a una imaginación extraordinaria y una legión de fanáticos capaz de creer en las teorías más rocambolescas sólo por defender su concepto de patria anclado en otro sitio. Pero, meses después, mucha gente se sigue haciendo la pregunta, ¿qué es QAnon?, ¿quién está detrás de esta congregación que cree que Soros y los alienígenas dominan el mundo y que Trump es el Salvador?
Eso es lo que intenta desenmarañar el documental de HBO, QAnon: en el ojo del huracán. Seis episodios dirigidos por Cullen Hoback, que intentará desvelar el gran interrogante, quién es la Q de la incógnita. Quién está detrás de todo este foro. Muchos creen que es el propio Trump, otros el ejército, y como en este grupo lo que más gusta son las teorías descabelladas hay hasta quien cree que es Vincent Fusca, quien realmente sería el hijo de JFK tras su nueva identidad después de fingir su muerte. No es una broma, mucha gente piensa esto.
Más allá del cluedo de descubrir quién es el ‘asesino’ en la serie de HBO, lo que hay es un análisis de esta pirámide delirante. Cómo nacen, cómo se reproducen y cómo incluso alguno muere cuando se enfrenta al resto y pone en duda los mensajes. Descubrimos terminología como 8Chan, el foro sin censura donde pueden publicar lo que les dé la gana, o cómo funciona la creación de los mensajes en los que creen.
El orden cronológico de los hechos es el siguiente. Q (o sus imitadores, que ese es otro quilombo del que se habla en el documental) entra en el foro y deja un mensaje en clave. Rara vez dice algo coherente o explícito. Gasolina para pirómanos ansiosos de encontrar el significado. Ahí entran en marcha los ‘panaderos’, otro término que hay que dominar. Gente que empieza a intentar descubrir qué significa lo que han dicho. Nadie les dirá si tienen razón, pondrán sus teorías, a cada cuál más loca, y decidirán cuál es la verdad absoluta que desplegarán a través de redes sociales y diferentes foros.
Es increíble el nivel de deliro de las cosas que ven. Un saludo en el que Trump parece que dice ‘Q’ en vez de ‘You’ es tomado como guiño absoluto a que el presidente confía en ellos… y claro, luego pasó lo que pasó. Ellos estuvieron detrás del PizzaGate, aquel escándalo tras la filtración de los correos de Hillary Clinton. Si ya de por sí les parecía poco contenido el real que había en aquellos correos, Qanon decidió que se repetía mucho la palabra Pizza, y que era una palabra para tapar algo turbio. No contentos con eso llegaron a la conclusión de que de lo que hablaba era de abuso a menores en una mazmorra de un restaurante. Por supuesto un líder acudió allí e inició un tiroteo.
El tono del documental mezcla la risa nerviosa, la boca desencajada por las locuras que uno escucha y lee, y la ironía con la que se trata. Se nota que en la producción está detrás Adam McKay, que podría haber escrito esto para una de sus sátiras como Vice o La gran apuesta. Un trabajo en el que se habla con muchas personas que pertenecen a QAnon, gente que incluso asegura que votó a Obama en dos ocasiones (le dieron una oportunidad por ser negro, llegan a decir), pero que ahora serían capaces de matar por su nueva obsesión.
Un circo de los horrores en los que los descubrimos a gente inquietante como Jerome Corsi, alguien que lleva años pasando por programas tipo Cuarto Milenio desplegando teorías de la conspiración como que Hitler está vivo o que Obama mintió y no es americano. Pero hay algo también interesante en este documental, y es que de alguna forma reflexiona cómo es posible que estos mensajes lleguen a tanta gente, qué responsabilidad tienen los medios, las redes sociales o incluso los ‘graciosillos’ que queriendo mofarse de ellos acaban convirtiéndose en altavoz. Sólo entendiendo qué paso hasta llegar hasta el pasado 6 de enero podremos evitar que haya otro.
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