Clara Roquet, la revelación del cine español que apunta al Goya con ‘Libertad’
La directora podría ser la quinta mujer consecutiva en ganar el premio Goya a la Mejor dirección novel. Está también nominada al Mejor Guion y a la Mejor Película.
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En las cuatro pasadas ediciones de los Premios Goya hay algo que se repite: una mujer gana el premio a la Mejor dirección novel. La buena racha la comenzó Carla Simón con Verano 1993, la continuó Arantxa Echevarría con Carmen y Lola, se perpetuó con Belén Funes y La hija de un ladrón y se completó con Pilar Palomero y Las niñas. Este año puede llegar el repóker gracias a Libertad, la joya de Clara Roquet que es la favorita en esta categoría y que también opta al premio al Mejor guion o a Mejor película. Roquet se había forjado ya un nombre en nuestra industria gracias a sus guiones junto a Carlos Marqués-Marcet o Jaime Rosales, y ahora brilla con fuerza en este filme que habla del privilegio, de las clases sociales y de nuestras brechas como sociedad.
Desde que Libertad pasó por el Festival de Cannes la crítica quedó encandilada y la colocaron como la favorita a ese Goya a la Mejor dirección novel. Clara Roquet prefiere “no pensar en eso”. Su filosofía es que “las cosas son mejores cuando no te las esperas, y muchas veces cuando se genera un run run alrededor de algo, después puede que no pase, porque los premios son impredecibles, así que prefiero no esperar nada, apartar la cabeza de esto y centrarme en el próximo proyecto, que me ayuda a no pensar en esto”, cuenta a este medio.
Tiene ya en la cartera un par de proyectos como guionista que están “en fases finales” y la que será su siguiente película como directora. No sabe si los Goya ayudan a levantar una segunda obra que todos los datos dicen que es más complicada, sobre todo para las mujeres, pero en su caso sí cree que el recibimiento tan positivo de Libertad ha hecho que “estén recibiendo el proyecto con ganás”. “Más allá de las nominaciones, creo que Libertad es una película que me ha permitido tener una segunda oportunidad en condiciones, y eso lo agradezco mucho”, apunta.
Para este segundo filme aplica “la misma filosofía que en los Goya, no pensar en nada externo, porque las presiones que nos ponen, y las que nos ponemos nosotros mismos, que son las peores, son dañinas para los procesos de creaciones”. “Al final tienes que estar aislado de todo y pensar sólo en la película, no pensar en lo que se espera de ti. Por ejemplo, la película que preparo es muy diferente en todo, en tono, en tamaño, en género… puede que no sea lo que la gente espera, pero eso me apetece, porque creo que no hay que hacer lo que se espera de ti sino lo que te apetezca en cada momento”.
De Libertad se ha dicho que es una ‘coming of age’, término que se usa para hablar de esas películas sobre la adolescencia y el despertar hacia la madurez, pero en este caso esa etiqueta es reduccionista, porque lo que consigue Roquet es una radiografía sobre el privilegio y el momento en el que adquirimos conciencia del mismo. La diferencia de clases justo en ese punto en el que las descubres. Eso la hace diferente, y eso es lo que realmente quería contar la directora. “Una de mis preocupaciones era que se viera más la parte ‘coming of age’ que la que habla del privilegio, que es para mí la más importante, porque hablo de ese momento en el que defines tu identidad, y lo haces en contraposición a la identidad de tus padres y también defines tu identidad de clase. Para mí es una película sobre la conciencia del propio privilegio”, explica Roquet.
Las cinco películas nominadas en la categoría reina de los Goya ponen su lupa en temas sociales y políticos. La memoria histórica en Madres Paralelas, los refugiados en Mediterráneo, los conflictos laborales en El buen patrón, la convivencia post ETA en Maixabel y la diferencia de clases en Libertad, algo que Clara Roquet destaca porque “este tipo de películas es el que me gusta, el que disfruto y el que quiero hacer. Creo que, cada año, las películas que hay son un mosaico de preocupaciones de un momento social concreto, y es curioso que hay una coincidencia en estas películas porque creo que vivimos un momento de cambios sociales, y hay que hablar de ciertas cosas y eso se intenta reflejar en el cine”.
Roquet, como Fernando León, creen que la etiqueta de cine social se queda pequeña, y que proyecta una imagen que no siempre concuerda con el cine realizado, para ella “el cine social es como los géneros, y ocurre con el documental, mira la película de Jonás Trueba, que me apasiona, ¿y es ficción o es documental? Es que da igual, es un híbrido, y los géneros y las etiquetas están para romperlos, hay que jugar y que no todo sean moldes, romperlos, y el cine social también puede ser comercial, porque parece que el cine social son personas sufriendo, y películas como El buen patrón demuestran que puede ser muy lúdico”.
Roquet no desvela si ya tienen en su poder el amuleto que las cuatro últimas ganadoras del Goya llevaron consigo. Un amuleto feminista de sororidad que dio Paula Ortiz a Arantxa Echevarría y que ha ido pasando de mano en mano. La directora se queda con la “simbología que tiene, que hay un grupo de mujeres que nos apoyamos, nos queremos y es muy bonito porque tiene algo de pasar la antorcha y dar el relevo, creo que lo más bonito de nuestra relación es que hay una amistad, una sororidad de verdad y queremos que a todas nos vaya bien”.
Ahora tiene ganas de que cerrar Libertad y comenzar nuevos proyectos, porque su ópera prima la acompaña desde hace mucho.: “Ha sido larguísimo, tengo la sensación de que he vivido muchos años de mi vida con ella. La rodé con 30, y ahora tengo 33. He disfrutado mucho compartiendo la película, pero tengo ganas de cerrar el ciclo, y creo que la temporada de premios es una forma muy bonita para hacerlo, porque quiero ponerme con algo nuevo y siento que Libertad no me deja del todo”.
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