Las 4 claves y polémicas que marcan el arranque de la 75º edición del Festival de Cannes
Guerras con la prensa, estrellas de Hollywood, los vicios de su comité de selección o el regreso del cine español, así se presenta el 2022 del certamen de cine más importante.
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El Festival de Cannes ya ha desplegado su icónica alfombra roja. Esta misma noche, la proyección de la comedia zombi Final Cut inaugurará oficialmente la 75 edición de un evento que ya ha generado interés por la inminente visita de Tom Cruise para presentar Top Gun: Maverick y la declaración de guerra entre el director del festival Thierry Frémaux y la influyente Deadline.
Cannes es el festival de cine más importante del mundo y desde hoy hasta el 27 de mayo será el lugar del que no despegar la mirada si quieres encontrar nuevas obras maestras que apuntar en tu lista de cuentas pendientes o descubrir los últimos escándalos y noticias que puedan surgir de la Croisette.
Todavía no se ha proyectado ninguna película en el certamen francés y ya tenemos temas de sobra para hablar estos días.
Frémaux contra la prensa
Cannes no sería lo mismo sin una polémica de por medio. Después de que Netflix se convirtiera durante años en el protagonista invisible del certamen, independientemente de si sus películas estaban o no en el festival, la relación entre la prensa y la dirección de Cannes ha hecho ya correr ríos de tinta antes de que se proyecte incluso la película de inauguración, un remake de una hilarante película japonesa llamada One Cut of the Dead.
Todo empezó cuando Deadline, una de las cabeceras de entretenimiento más importantes de Hollywood, publicó un artículo en el que explicaba que no iba a publicar la segunda parte de su entrevista con Thierry Frémaux, la máxima autoridad de Cannes. La razón era la siguiente: el directivo había querido aprovechar un pacto histórico entre el equipo de prensa del festival y los medios acreditados que le permite revisar las entrevistas y cambiar algunas declaraciones antes de su publicación.
La industria y el público reaccionaron con una mezcla de sorpresa e indignación ante la noticia y, sobre todo, ante la revelación de que esas dinámicas existían desde hace años. Este año se hicieron públicas después de que los cambios exigidos desde la oficina de prensa del festival fueran más polémicos y numerosos de lo habitual.
Según Deadline, Cannes quería modificar dramáticamente las palabras de su director ante preguntas polémicas sobre Rusia, el número de mujeres directoras o el posible regreso de cineastas “cancelados” al festival como Roman Polanski.
En la rueda de prensa previa al arranque del festival, Thierry Frémaux reconoció algunas de las acusaciones de Deadline, pero dejó claro que "no es un caso de censura" y que es una forma habitual de trabajo en el país vecino. “Si estoy haciendo una entrevista y el periodista acepta, y es una tradición francesa volver a leer las entrevistas, volveré a leer lo que he dicho y si quiero cambiar algo, lo cambiaré; No cambio el texto del periodista”, justificaba el jefe de Cannes.
“Tengo derecho a controlar lo que debo decir e incluso cambiar de opinión, ¿por qué no? Prefiero hablar normalmente y luego decidir lo que quiero mantener en la entrevista”, insiste Frémaux. La polémica, conociendo a Cannes, no ha hecho más que empezar.
El cine español existe
El comité de selección del certamen francés no es el mayor defensor del cine español contemporáneo. Mapa de los sonidos de Tokio (Isabel Coixet, 2009) fue la última representante de nuestra industria en la sección oficial a concurso del festival de cine más importante del mundo.
Eso sin contar con las películas de Pedro Almodóvar, por supuesto, miembro del selecto grupo de cineastas que tienen la invitación a Cannes garantizada cada vez que estrenan una película.
En la 75 edición, se rompe la sequía del cine español con la inclusión de Tourment Sur Les Îles, el último trabajo del incorregible Albert Serra. Era cuestión de tiempo que el autor de La muerte de Luis XIV y Honor de cavalleria formara parte de la competición de Cannes. Con su anterior película, Liberté, recibió el Premio Especial del Jurado de la sección Una Cierta Mirada en el mismo año en el que era reconocido también otro director de culto español que debería seguir el paso del catalán más pronto que tarde: Oliver Laxe.
Serra no estará solo. Rodrigo Sorogoyen se estrena en el certamen con la hispano-francesa As Bestas, aunque pasará fuera de concurso en la sección Cannes Premieres. Goya, el ojo que escucha, el documental de José Luis López-Linares, se verá en Cannes Classics, mientras que El agua, el debut en el largometraje de Elena López Riera, participará en la prestigiosa Quincena de Realizadores.
Por el camino se quedaron cineastas que sonaron con fuerza para esta edición, como Pilar Palomero y Jaime Rosales.
Estrellas en la alfombra roja
Cannes es la capital mundial del cine de autor. Sin embargo, su icónica alfombra roja es un parte tan integral del festival como todos esos directores que se han dejado la piel en sus últimos proyectos para llegar a tiempo para poder competir por la Palma de Oro.
En otras palabras, Cannes necesita a Hollywood, las estrellas de cine y el glamur para tener un papel más destacado en los medios de comunicación. La única presencia española en esta edición será Rossy de Palma, presidenta del jurado que entrega la Cámara de Oro al mejor debut de cualquiera de las secciones del festival.
Este año se hablará mucho en la Croisette de nombres como Tom Cruise (presentará Top Gun: Maverick en Europa y será el protagonista de un homenaje del festival por sus aportaciones a la industria del cine), Elvis Presley (sujeto de la megalomaniaca nueva película de Baz Luhrmann, el polarizante director de Moulin Rouge, protagonizada por Tom Hanks y el desconocido por poco tiempo Austin Butler) y habituales como Marion Cotillard, Kristen Stewart y Léa Seydoux.
2022 será otro año más Hollywood tendrá un papel más importante en Venecia que en Cannes. Este año los únicos representantes del cine norteamericano son James Gray (con Armageddon Time, su primera incursión en la autoficción con estrellas como Anne Hathaway y Anthony Hopkins), David Cronenberg (con Crimes of the Future, su primera película en ocho años) y coproducciones como Three thousand years of longing, The Stars at Noon y la serie Irma Vep, que traerán a alfombra roja a estrellas como Idris Elba, Tilda Swinton, Margaret Qualley, Joe Alwyn y Alicia Vikander.
Viejos vicios
Defensores y detractores de Cannes coinciden en la misma crítica: desde hace años, la Croisette se ha convertido en una especie de club de fumadores al que es prácticamente imposible entrar si no eres un miembro VIP.
Entre los aspirantes a la Palma de Oro de este año ya saben lo que es llevarse el premio Ruben Östlund, Hirokazu Kore-Eda, Cristian Mongiu y los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne. Otros como Jerzy Skolimowski, David Cronenberg, James Gray, Arnaud Depleschin y Park Chan-wook han participado en la competición en cuatro o más ocasiones.
La veteranía no es la única traba para formar parte de los elegidos de Cannes. El festival parece tener preferencia para aquellas películas que tienen al menos parte de producción francesa (pasa también con las representantes españolas de este año) o para los directores que han pasado antes por las secciones paralelas. Es el caso del belga Lukas Dhont (Close), el sueco-iraní Ali Abbasi (Holy Spider) y Léonor Serraille (Un petit frère), algunos de los directores que se estrenan este año en el concurso.
Cada vez parece costar más recibir una invitación, como ha comprobado hasta esta edición una de las voces más importantes del nuevo cine indie estadounidense Kelly Reichardt. Entrar en Cannes debería ser difícil, ¿pero tanto?
Otra vieja acusación contra el festival es la baja participación de directoras en una Sección Oficial a concurso que solo ha dado la Palma de Oro a dos mujeres en 74 ediciones: Jane Campion (El piano, 1993) y Julia Ducourneau (Titane, 2021).
Este año hay cuatro cineastas (Claire Denis, Valeria Bruni - Tedeschi, Léonor Serraille y Kelly Reichardt), aunque por primera vez en la historia de Cannes la sección Una Cierta Mirada, reservada actualmente a directores noveles o con poca experiencia, está dominada por mujeres.
Cada vez que la prensa le pregunta por este tema (es decir, todos los años), Frémaux insiste en que para él y su comité de selección el género de los cineastas no es un factor a tener en cuenta a la hora de elegir las películas.
El director del festival alega que la cifra es buena teniendo en cuenta que un estudio de UNESCO determinó que solo 7% de los directores del planeta eran mujeres, aunque lo que parecía ignorar el ejecutivo es que la estadística tiene ya 10 años.
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