Cae en picado la venta de fertilizantes en Castilla y León
Las opas prevén una sementera menor salvo que bajen los costes del abono de manera “inmediata” y lamentan la “especulación” con los fertilizantes que “va a perjudicar a toda la economía de la región”
7 octubre, 2023 13:24La venta de fertilizantes cayó en Castilla y León casi un 40 por ciento en los dos últimos años debido al alza de los precios que se produjo especialmente desde febrero de 2022, con motivo de la invasión rusa en Ucrania, y la mala previsión productiva de la campaña pasada, que al final se tradujo en una de las peores cosechas de las dos últimas décadas.
De esta forma, de las 441.378 toneladas de fertilizantes inorgánicos vendidas en el año 2020 en Castilla y León para el consumo agrícola, se pasó a una cantidad casi 200.000 toneladas inferior, de 266.461 totales, en el cómputo total del año pasado, lo que supone una caída del 39,6 por ciento.
Este descenso, según los datos consultados por Ical de la estadística de fertilizantes inorgánicos destinados al consumo agrícola que realiza cada año el Ministerio de Agricultura, es además superior a la media nacional, donde el consumo de fertilizantes también cayó aunque más de seis puntos por debajo de Castilla y León, un 33,5 por ciento. Así, se pasó en España de comprar casi dos millones de toneladas de fertilizantes en el año 2020, a más de un tercio menos, cerca de 1,3 millones de toneladas, dos años más tarde.
Además, el descenso en la compra de fertilizantes hizo que Castilla y León cayera de la situación de liderazgo que ocupaba en el conjunto del país. Y es que, en 2020, la Comunidad encabezaba la adquisición de compuestos nitrogenados, fosfatados y potásicos con el 22,7 por ciento del total, mientras que Andalucía ocupaba la segunda posición con el 22,3 por ciento.
Sin embargo, dos años después, la Comunidad andaluza, aunque redujo su consumo de las 433.492 toneladas de 2020 a las 316.988 que adquirieron los agricultores andaluces el pasado año, representó el 24,5 por ciento, casi una tonelada de cada cuatro compradas en España. Por el contrario, la cantidad que obtuvieron los agricultores castellanos y leoneses ya solo suponía una de cada cinco toneladas del cómputo global nacional, el 20,6 por ciento.
Por tipo de fertilizante, el que más descendió en su consumo en Castilla y León, en términos porcentuales, fue el fosfatado, bajando más del doble (-52,6 por ciento) hasta las 54.887 toneladas adquiridas en 2022. También descendió, de manera importante, el consumo de nitrogenados, los más utilizados, hasta las 161.104 toneladas (-35,4 por ciento) y, en cuanto a los fertilizantes potásicos, la bajada fue de un tercio (-33,7 por ciento) hasta las 50.470 toneladas.
“Directamente relacionado” con la subida del precio
Para las organizaciones profesionales agrarias, esta reducción en la compra de fertilizante va “directamente relacionada” con la subida del precio. Un aumento que, entre 2021 y 2023, Asaja cifra en un promedio del 46,46 por ciento, casi en la misma proporción, aunque un poco mayor, que la caída de las ventas, lo que demuestra la opinión de las opas.
El máximo responsable de Asaja en Castilla y León, Donaciano Dujo, reconoce que “se abona menos porque los precios que estamos teniendo son desorbitados”. En ese sentido, apunta que, si antes se solían dedicar unos 300 kilogramos de abono por hectárea, ahora la cantidad no pasa de los 200, y eso dificulta la productividad del cultivo, generando “escasos márgenes”, más aún en una campaña de sequía como la pasada, que repercute en que la compra de fertilizantes siga bajando.
Las mismas cifras aporta, en declaraciones recogidas por Ical, el coordinador autonómico de UPA, Aurelio González, que significa que hacen falta al menos 300 kilos de abono por hectárea para alcanzar una buena productividad que permita superar los 3.000 kilogramos durante la cosecha pero “hoy las parcelas no lo dan” y, en muchos casos, “no merece la pena ni cultivarlas”. “Nuestros productos bajan, los fertilizantes y el gasóleo suben, la gente se harta y no siembra o siembra sin abono”, sentencia.
Su compañero en la Alianza UPA-COAG, el líder regional de esta última organización, Lorenzo Rivera, recalca que “las cuentas no salen” porque “ni siquiera con 3.000 kilos de producción por hectárea de cereal se pueden cubrir costes”, y culpa a la “especulación con el fertilizante” que “multiplica por cinco” las ganancias de estas grandes empresas mientras los agricultores dudan en sembrar, lo que hace que “se resienta la producción” ya antes de empezar la sementera.
Y es que, como reseña el coordinador de UCCL, Jesús Manuel González Palacín, “tiene que venir un año muy bueno para recuperar la inversión” y, aún así, es “complicado” por el “riesgo muy alto” que hace que algunos agricultores “opten por reducir los fertilizantes, lo que supone reducir las cosechas” y que estas estén marcadas “por los costes de producción, y no por las necesidades reales del mercado, como debería ser en un país que además es deficitario en cereales”.
Sementera menor
Sin embargo, el alto precio del fertilizante está haciendo que “muchos agricultores nos estemos planteando diversificar los cultivos”, tal y como avanza Palacín, recordando que no se pueden “permitir el lujo de no sembrar porque hay que comer” pero sí están “mirando con lupa qué planificación se hace para que los costes no se disparen”.
Y es que “dos años seguidos con esta situación hace que el agricultor se tire para atrás a la hora de abonar”, según afirma el coordinador de COAG en Castilla y León, Lorenzo Rivera, que también advierte que “por estos derroteros, vamos a acabar mal” si los precios no bajan. De hecho, avanza que las posibles lluvias que puedan caer en las próximas semanas “no van a cambiar la opinión de muchos agricultores a la hora de abonar” y “se va a cerrar bastante el puño a la hora de tirar”.
En la misma línea se expresa el máximo responsable de UPA, Aurelio González, que advierte que “la situación afecta a la sementera de este año” porque “se va a sembrar menos y se va a dejar más superficie para el cultivo de girasol, porque no se le echa abono o se le da muy poco”, a no ser que bajen los precios de forma “inmediata” porque si las grandes empresas de fertilizantes “no recapacitan, que no esperen que volvamos a utilizar los abonos como antes”. “Vamos a dejar de gastar abono y vamos a ir cerrando explotaciones, porque es insoportable la presión”, concluyó.
Una postura que comparte el presidente de Asaja en Castilla y León, Donaciano Dujo, puesto que pese a que la sementera “se ha presentado agronómicamente bien”, los altos precios hacen que “no se siembre con ilusión y ganas”. Para combatir esta disminución de la siembra, Dujo lo tiene claro: “Que se baje, de manera urgente, el precio del fertilizante” porque, de lo contrario, no se sembrará y eso “no solo perjudica al sector agrario en su conjunto, sino a toda la economía de la región”.