El Grupo Cerealto Siro ha decidido parar toda su producción en las fábricas de Castilla y León. Lo hace tras haber recibido un comunicado de los fondos de inversión Afendis y Davidson Kempner en el que anuncian que finalmente no cerrarán la operación prevista para reflotar la Compañía, dado que no hay un acuerdo con el comité de empresa para implantar un plan de mejora de la competitividad, según ha podido saber EL ESPAÑOL-Noticias de Castilla y León.
Esto supone un duro mazazo para la empresa cerealista, que con esta operación esperaba recibir de estos fondos de inversión una inyección de 80 millones de euros. Un balón de oxígeno con el que remontar el vuelo de la que ha sido una de las mayores empresas de agroalimentación de España, pero que hoy arrastra una deuda de casi 300 millones de euros.
Así las cosas, Siro no puede continuar con la actividad de sus fábricas al no poder seguir incrementando su nivel de deuda con sus proveedores, por lo que parará toda su actividad en los próximos días y se limitará a gestionar ya la caja de stock de los productos alimenticios que ya están elaborados.
La compañía que preside Juan Manuel González Serna ha ido cumpliendo con todos los pasos necesarios para que pudiera cerrarse esta importante operación que salvara las fábricas de Siro: desde la Due Diligence o auditoría externa para evaluar la situación real de la empresa, hasta la firma del acuerdo marco con las entidades acreedoras de la Compañía y su principal accionista, pasando por el visto bueno de la operación por parte de la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia).
Sin embargo, y a pesar de los constantes esfuerzos por llegar a un acuerdo con el comité de empresa y tras más de seis meses de negociaciones, éste no ha llegado a tiempo por lo que Afendis y Davidson Kempner han decidido retirar su oferta.
Una oferta que exigía seguridad y certidumbre de entrar en una empresa que podían reflotar, y que pasaba por un plan de competitividad que mejorara una evolución de los costes laborales en las plantas de la compañía, que desde 2010 marcan un desfase de un 39% con respecto a los incrementos del IPC, situados en un 13%.
Además, el absentismo laboral era otro de los caballos de batalla que los fondos de inversión exigían corregir. Según fuentes de Siro, en los últimos diez años este absentismo ha supuesto un coste de 13,4 millones de euros en el conjunto de las fábricas que la gigante cerealista tiene en la región, con niveles superiores al 15%, cuando la media en Castilla y León es de un 6%.
Con cuatro fábricas en Castilla y León (Toro, Aguilar de Campoo y dos en Venta de Baños) que dan empleo a 1.700 personas, el anuncio de la parada de la producción es un duro golpe para la economía local y regional, de una empresa que es aún buque insignia del tejido agroalimentario regional.
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