Creo que, a estas alturas, nadie duda de la capacidad empresarial de Carlos García Manso (Carlos Zúñiga “senior”), ni de su saber estar y educación en sus relaciones humanas.

Únicamente le he visto torear en un tentadero en la finca de la saga taurina de “Los Luguillanos” pero mi impresionó su elegancia y valor sereno ante una becerra que tenía “mucho que torear”.

A pesar de no ser torero de alternativa, es torero por los cuatro costados sencillamente porque nació con ese don, como también el Altísimo le dotó con la varita mágica del orgullo bien entendido que le hace no doblegarse ante nadie, por muy poderoso que sea, y tomar determinaciones drásticas como cuando el todo poderoso empresario taurino Diodoro Canorea, le hurto el derecho que había logrado tras cortar una oreja a cada uno de los novillos de su lote en un ciclo de novilladas de la Maestranza de Sevilla en el lejano 1966. Su orgullo le llevó a dejar la incipiente “profesión” sin marcha atrás.

Pero como es un luchador nato, no se ha rendido nunca y siempre ha encontrado soluciones a sus problemas por muy dolorosos que fueran aun en el aspecto sentimental y que quizá le haya espoleado para pujar con más fuerza por conseguir el objetivo

Por eso ha vuelto a la licitación taurina empresarial y se ha llevado “el gato al agua” tras la plica presentada por la gerencia de la plaza de Zaragoza que al ser de primera categoría ha logrado “reventar” ese “grano” que le aquejaba desde siempre por una legislación taurina partidista.

Con esta concesión la Diputación de Zaragoza ha logrado que los buenos aficionados maños puedan reconocer el excelente trabajo de este empresario tanto en cartelería anunciadora (la mejor que he visto y conservo durante mi actuación como veterinario en la plaza de Medina del Campo) como en los carteles presentados tanto en diestros como en toros.

Carlos Zúñiga “senior” devolverá la ilusión perdida por mala gestión empresarial, a los excelentes aficionados maños porque éste vallisoletano, como buen castellano, cumplirá con creces lo estipulado en las condiciones exigidas para la presentación de plicas.