Que la ley del 'solo si es si' es una ley no solo mal hecha sino que, como elemento propagandístico de una ideología, es un error, lo pienso y lo afirmo.
Que los que se han encargado de redactarlas es una panda de inútiles, interesados y sectarios lo pienso y me reafirmo.
Y, si hay duda, solo hay que analizar qué fin último, mucho más allá de los males que esta ley ha traído y traerá, y ha obligado al equipo de Gobierno, con su voluntad o sin ella, a reformarla en contra del criterio de su socio de Podemos.
Y éstos son los nefastos réditos electorales que vislumbra Tezanos en próximos procesos electorales, con los que ha amenazado a Pedro Sánchez. Son éstos los que han terciado en ese cambio en su tozudez al mantenerla.
Que como elemento propagandístico, dicen que ahora el consentimiento está en el centro de la Ley, me pregunto: ¿qué centro?
Desde que se actualizó a un estatus democrático el actual Código Penal en el año 1995, heredando del postrero Código de 1828 un elemento tan primordial en una democracia, como es la legitimidad de la ley, siempre y desde los inicios, el consentimiento ha estado presente, y lo ha estado porque en el centro de cualquier código penal se encuentra principalmente el ejercicio en libertad de la voluntad individual de hacer y no hacer, y por consiguiente las responsabilidades que devienen de que ese ejercicio libre de la voluntad personal sean acciones ilícitas.
El 'NO' sustituido por una respuesta gestual siempre ha estado en la vida cotidiana de la gente.
Entrabas en un comercio, preguntabas por un producto, el precio no te gusta, no te interesa, das las gracias y dándote la vuelta para salir 'es este gesto un NO como respuesta', aunque no lo expliques, es el ejercicio en libertad de la voluntad (como es en este caso el no elegir un producto determinado) lo que debe estar en el centro, el 'explícito no o si' es algo que se sobrentiende, no es necesaria su existencia.
Como digo en el título, el mal no está aún hecho, primero: aún colea como justificación que se está a tiempo de parar las revisiones, y llegados a este estado de estulticia aviso para que no se llame a engaño: que no solo serán los delitos ya juzgados los que verán reducida la condena, sino que, también, los que se hayan cometido anteriormente y estén pendientes de juicio. Su condena respecto de la anterior Ley será menor. Es más, también, los que en un futuro se cometan -justo hasta la entrada en vigor de la reforma- verán reducidas sus condenas respecto de la anterior Ley. Debemos recordar que la ley se legitima por lo que está escrito.
'No es delito lo que no está escrito'
Y no me refiero a la descripción y tipificación del delito, que en este caso no es objeto de reforma. Me refiero a las penas asociadas a estos delitos, que también, deben estar escritas cuando se cometa.
Segundo: se sigue cargando el debe de esta Ley en la labor de supuestos jueces machistas. No se han bajado del burro ideológico el principal culpable de esta situación.
Y tercero: y esto es lo peor, falta en este lío que empiecen a reincidir en este tipo de delitos aquellos presos que esta ley ha permitido su excarcelación, doloroso elemento éste, que como entre en juego sin haber solucionado el principal puede poner a este Gobierno en el disparadero. Esperemos por el bien de todos que esto no ocurra.
¿Cuánto tardará? Si dejamos que los dos partidos en el Gobierno, esa bicefalia que todo lo piensa mal, continúen midiendo cuan largo es su ego, más se tardará en llegar al objetivo que como he leído de Francisco Longo: "La peor reforma legal es aquella que no era necesaria”.