Castilla y León es una comunidad agraria, destacamos en todas las producciones importantes de nuestro país: en cereales, remolacha, hortalizas, vacuno, ovino, porcino….Tenemos una eterna y permanente reivindicación encaminada a garantizar que agricultores y ganaderos reciban precios “justos” que cubran sus costes de producción. Se trata del eslabón más débil de la cadena alimentaria.
Precios en origen
Tradicionalmente el sector lácteo tanto de vaca como de oveja ha sido uno de los más afectados por la falta de percepción de precios justos. Se trata de dos sectores en los que el trabajo es duro y muy esclavo. Las vacas y las ovejas tienen que ordeñarse todos los días, estos ganaderos no tienen descanso. Pueden estar en una boda y tener que abandonarla porque se tienen que ir a ordeñar. Muchas veces la ayuda se la prestan dentro de la familia y si todos están allí no hay ayuda. Este es el ejemplo máximo de como están de supeditados a su trabajo. Además tratándose de un trabajo duro no siempre consiguen percibir el precio que merecen cuando venden la leche.
Hay muchos factores que influyen en esta cuestión, pero hay uno fundamental y es que las cadenas de distribución deciden los precios de los productos en un contexto en el que influyen muchas variables. La leche es un producto de reclamo para un supermercado. Muchas veces es de los que aparecen en el spot de para promocionar la compra en una cadena de distribución.
Se trata de que el consumidor elija ese supermercado para realizar toda su compra en función del precio de ese producto. Cuanto más barato aparezca mejor. Esto determina que al ganadero se le pague menos por el litro de leche. La leche ha llegado a costar menos que un litro de agua. Hemos tenido en los últimos años momentos de crisis grave en el sector lácteo por los precios tan bajos que se pagaban a los ganaderos. El sector ha ido perdiendo efectivos porque muchos ganaderos han tenido que cerrar sus explotaciones y han vendido o sacrificado sus vacas.
Lo mismo podemos decir del ovino de leche. Se trata de dos sectores extremos en la fijación de los precios. Con más o menos agresividad esta situación la sufren otros sectores productivos como las hortalizas, las frutas, los cereales, pero en definitiva todos.
La ocurrencia de la vicepresidenta
Y en estas llega la vicepresidenta primera Yolanda Díaz, qué a buen seguro, no ha visitado muchos pueblos, ni conoce la realidad del sector agrario, ni se ha informado, y lanza la fantástica ocurrencia de “vamos a obligar a la distribución a descontar en el ticket de la compra a los consumidores el 15% en el momento de pagar en caja”.
Automáticamente, a quienes les va a tocar pagar este descuento es a los agricultores y ganaderos, porque la distribución lo va a imponer en la compra del producto y las industrias de transformación lo van a llevar al origen y va a recaer “sí o si” en el eslabón más débil de la cadena alimentaria. Los agricultores tienen que vender sus producciones “si o si”, ya que o la venden o la tiran a la basura.
¿Cómo es posible que a todos los que hemos estado en política no se nos haya ocurrido una idea tan brillante como la de Yolanda Díaz? Yo lo tengo claro, porque las decisiones se tienen que basar en un análisis riguroso de la cuestión, en la adecuación legal de la misma y en la eficacia que va a tener. Las decisiones que no se adaptan a estas circunstancias generan más problemas que beneficios.
Las ocurrencias se deben de dejar para el ámbito doméstico y particular, donde cada uno se puede equivocar tantas veces como quiera.
Muchas familias en el campo
Una decisión como la de Yolanda Díaz y compañía, a las que ya nos tienen acostumbrados acarrearía un enorme perjuicio que afectaría más gravemente a Comunidades con un importante sector agrario como el de Castilla y León, en el que 65.000 familias se dedican al campo. Además de los empleos en el sector agroalimentario, que son otros 38.000.
Pediría a estos ministros que se descuelgan con ideas peregrinas y oportunistas, además de inviables legalmente y que causan tanto perjuicio a un sector básico de nuestra economía, (acuérdense de las de la carne del ministro Garzón, demonizando su consumo) que vinieran por Castilla y León unos días y les damos un cursillo acelerado de la importancia que tiene el sector en la vida de esta Comunidad.