El Tratado de Maastricht fijó un espacio sin barreras que intervenían y controlaban el comercio entre los firmantes. Trataba de establecer las condiciones para una competencia justa y equitativa promoviendo, con ello, situaciones de oportunidad para invertir de forma cierta y segura entre otras cosas.
Así pues el artículo 63 del TFUE prohibía como prohíbe hoy cualquier restricción a la circulación de capitales y pagos entre los Estados miembros.
Ferrovial decidió en fecha reciente el movimiento de su sede jurídica y fiscal de España a Holanda haciendo con ello un ejercicio de su derecho a hacer en libertad con sus bienes lo que esté de acuerdo con la Ley.
El gobierno de Sánchez Castejón toma esta decisión de Ferrovial como una denuncia en cubierta hacia su gobierno que se traduce en la creencia de falta de libertad e inseguridad económica que evidentemente con su actitud no solo es sospechosa sino que, más bien, como vienen distintos elementos de la vida social, política y económica de este país denunciando, es cierta.
Un insulto a su persona le pareciese también a Sánchez Castejón -vista la catadura moral del personaje- y con ello a la tan tarareada buena situación económica que dicen tiene en la actualidad España.
Los afamados brotes verdes del Partido Socialista de la crisis del 2008 hoy son brotes psicóticos de un gobierno con un presidente en clara lucha interna tras la evidente ruptura del quorum parlamentario que sustenta su gobierno y como estrategia una huida hacia adelante soliviantando principios y derechos de distinta índole.
Lejos de todo esto Ferrovial ha demostrado que no le mueve otra razón que no sea el puro interés de mejorar su situación con vistas a la entrada en la bolsa de Nueva York.
Y ante la desproporcionada reacción del Gobierno con presiones, amenazas, insultos y falsas acusaciones de antipatriotas -no es excusa la cercanía de un proceso electoral- lo que hoy debería ser una salida con clara seguridad jurídica de Ferrovial permitida por el antes referido art 63 de TFUE este gobierno la ha convertido en un vial de huida para toda empresa que pudiéndolo hacer no le sirva de ejemplo esta situación para hacerlo.
Lo que me asusta y me solivianta es que ante el lenguaje mafioso utilizado en este tema por parte del gobierno y puesta en riesgo del espíritu de Unión Europea, no entiendo la pasividad del Parlamento Europeo, cuando no, de la fiscalía europea por la actitud del gobierno para encarar esta crisis de derechos, que no han puesto pie en pared ninguno de los dos al observar esta situación. Quizás tenga mucho que ver el color del prisma por el que se mira.
El miedo se hace dueño poco a poco del mundo económico. Malos tiempos para la lírica cantaban Golpes Bajos. Malos tiempos para todos con golpes bajos de este gobierno en esta trifulca impostada y desesperada para unos y algo más que necesaria -visto lo visto- para Ferrovial.