El amor no es un sentimiento que se proclama, ni se acredita con un hecho concreto, es una percepción diaria, un sentimiento constante, una demostración tranquila que si no se percibe nítidamente no se siente y, si no se siente, de nada sirve proclamarlo, es la defensa de lo amado sin precisar animación por parte de nadie, por ser una acción que nace del corazón.
España es un sentimiento íntimo que no necesita demostración permanente, pero sí poder transmitirlo y recibirlo como algo profundo, íntimo, que surge del interior y se observa desde el exterior, su defensa es la de un hijo a su madre.
Que España está en cuestión es algo que no tiene discusión, pues pudiendo verificarse o sentirse diferentes modos de ver España, lo que se pretende en el presente no es otra cosa que el desmembramiento y liquidación de España, si fuese una diferencia de visión no estaría en cuestión su esencia y los 8 partidos que apoyan al PSOE en el gobierno parten de un interés prioritario de destruir España y proceder a su separación de ella.
No es sólo un problema de amnistía, que lo es, ni un problema de extrema izquierda, que lo es, ni un problema de políticas separatistas, que lo es, ni de fracturar el principio de división de poderes, que lo es, es que su núcleo y fundamento no es otro que eliminar España y lo confirman sin pudor, ni rubor.
Afirmar que se hace en interés de España es tanto como afirmar que es un gobierno de progreso o que hace las cosas dentro de la Constitución, es un “te quiero” sin más contenido, pues sólo lo hace en interés propio, pues podía haber aceptado la propuesta del PP de gobernar con su abstención o apoyo puntual y no quiso, ni es un gobierno de progreso, pues se sostiene en la extrema izquierda que no renuncia, no desmiente y se engríe de ser extrema izquierda, ni se hace dentro de la Constitución que impide las amnistías, impide las comisiones contra los jueces, impide la primacía de un pueblo o región sobre el resto, impide los referendums secesionistas, impide la ruptura de la caja única de la hacienda pública y de la Seguridad Social para favorecer a unos ciudadanos por encima de otros, pero no porque lo diga uno o dos exaltados, sino porque así lo afirman sin división todos los operadores jurídicos del Estado, desde el Tribunal Supremo hasta el más pequeño de los despachos de abogados, pasando por los inspectores de hacienda y seguridad social.
Ya con la ley del “sí es sí” los operadores jurídicos nos opusimos y señalamos sus defectos, los miembros del gobierno nos tildaron de todo y afirmaron con sorna y poderío que la ley era sólida y perfecta, en una acreditada soberbia que impide ver la realidad y que obliga que al poco tengan que reformarla. En esa ocasión, sirvió para dejar en la calle a un millar de violadores que se veían beneficiados con sus rebajas de penas y la modificación no supuso ningún cambio.
Ahora, la perfecta e impoluta ley de amnistía demostrará que es una chapuza, que tiene efectos indeseados, que es una basura jurídica y que sus efectos serán demoledores durante mucho tiempo, por más que cuando vean la locura cometida, sin pedir perdón, sin asumir responsabilidades, la alterarán, pero sus efectos se dilatarán en el tiempo ocasionando una situación sistémica de disfunción democrática.
Europa observa nuestra destrucción desde la distancia y la sorna, nuevamente inconsciente, como sucediera con nuestra Guerra Civil, que no somos más que el laboratorio de Rusia, China, Venezuela, para lo que pretende hacer en Europa y que si no lo elimina ahora, serán ellos los que pagarán los platos rotos, después de habernos usado, agotado y tirado.
La lucha es desigual, somos los “perritos sin alma” los que hemos de recuperar lo que nuestros dirigentes no supieron, no quisieron o antepusieron sus pueblerinas visiones, a nuestros intereses y consciente de que acudimos a salvar a España, demostrémosle nuestro amor, todos los días, en todo momento, con un lazo blanco de pureza, limpieza y apartidismo, que no nos enfrente pero suponga una visión de amor a España sin condiciones ante quienes la quieren romper. No hacen falta grandiosas manifestaciones que, siendo importantes, se superan por el adverso en 2 días, ni algaradas agresivas que potencian al contrario, sino que es necesario un movimiento pacífico, sencillo, permanente, constante, multitudinario y contundente de lazos blancos en la solapa y banderas en las ventanas y balcones de las casas que día a día demuestre que “te quiero España”.
España no es de derechas o izquierdas, es una nación de personas que han hecho el mundo más grande, realizado las gestas más importantes, desarrollado el núcleo de los Derechos Humanos, defendido la cultura judeocristina como elemento integrador y desarrollador de la democracia e igualdad de las personas, germen de una forma de vida de quienes sólo quieren vivir en paz, crecer en paz, y morir en paz dejando un futuro prometedor a sus hijos, que en el presente se ve oscurecido por un movimiento de destrucción de siglos de gloria, de las estructuras de libertad y los modelos democráticos que nos hemos concedido.