Un día que sale el sol es un día que empieza de otra manera. En este país hace tiempo que tenemos la sensación que nunca sale el sol. Todavía hay palmeros que viven en contenedores, mientras la mugresía se reunía en Valladolid soltando soflamas sin sentido y que no son de su interés ni de su trabajo. La cultura no es proclamar la acultura y la soez. Resulta que si el mundo del cine es un mundo de gente buena y progresista siempre es donde se denuncian los abusos sexuales. Como decían los abuelos no ha dejado de ser el mundo de la gente del cuento donde mezclan el tú con el usted. Mientras en Barbate asesinaban a dos guardias civiles, en Valladolid aumentó el consumo de cocaína. Ni un recuerdo. Los verdaderos héroes reciben las recompensas después de muertos. Los burócratas antes del sacrificio. España siempre es ingrata con los que la sirven.
La cultura es también orden, trabajo, vergüenza y progreso. Vivimos en un país en que no se para de engañar a la juventud con falsedades, en que se le corta las alas con falsas promesas y mensajes que no van a ningún lado. En que a las niñas se las trata como discapacitadas y a los niños se les culpabiliza de todo. El verdadero trabajo y esfuerzo es lo que lo iguala todo. En nuestro país no se deja ni trabajar a la gente del campo. Todo se fiscaliza y se controla. Cada día hay menos libertad para trabajar y pensar. Vivimos en un pantanal sin esperanza que desde la UE nos está hundiendo. Debemos aprender de nuevo a respetarnos a nosotros mismos. La sociedad está rendida. Estados Unidos acaba de cortar a España el acceso a su inteligencia militar tras el desplante en los acontecimientos en el mar Rojo. Argelia ya no recibe a nuestro ministro de asuntos exteriores.
Mientras el campo se muere, nadie lo apoya. Los consumidores siguen sin mirar las etiquetas. Lentejas de Canadá, garbanzos mejicanos, anchoas de marruecos, aceite de ida y vuelta de España a Italia pasando por Francia y vuelta a España, etc. Es la realidad de los productos que se venden. También es verdad que la pobreza alimentaria cada día es mayor y toca comprar lo que se puede. Los sueldos ya no dan para más. Seguimos financiando el campo marroquí.
No hemos visto ninguna queja en las redes sociales de que nuestro gobierno se niega a financiar tratamientos contra el cáncer y ayudas a los enfermos de ELA por ser caros. Nadie llora por la soledad de dichos enfermos y sus familias. Mientras se financian miles de estupideces en terceros países que ni nos van ni nos vienen con un dinero público que nunca regresara. Es como si se financiara la eutanasia del sistema nacional de salud. De momento no escampa.
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