MB ya no oculta su giro hacia los coches de combustión. El eléctrico ya no es prioritario ni el futuro. Las pérdidas económicas nos devuelven a la realidad. Lo mismo pasará con el campo y los parques eléctricos, mientras vamos perdiendo la soberanía alimenticia. Parece que hay acuerdo con lo de la amnistía no sea que no lleguemos al jueves, mientras se baraja a zp de cabeza de lista a las elecciones europeas. El resultado o sabemos todos. Desde hace seis años vivimos en la mentira como arma habitual. Comité de expertos aparte siempre se ha convivido con los mentirosos pero no tanto como ahora. A la planchadora se le ha escapado que hay unos 750.000 jóvenes que han salido de España en busca de trabajo mientras vamos acogiendo pelobrócolis. Así las cosas los que no espabilan han pasado de querer un trabajo para vivir a no querer trabajar y vivir, es lo que ha conseguido el buenismo y el chandalismo arropado del chanclismo. La gente ya no valora lo que tiene o como conseguirlo. Si con menos de veinte años la gente va al First Dates para buscar el amor a los cuarenta a donde irá.
Los leones del congreso se acuerdan de cuando se arrojaban a los católicos a los leones del zoo. Cosas de la memoria democrática. El contexto geopolítico actual está marcado por una guerra geoeconómica en la que estamos en el bando de los perdedores. Esta semana el parlamento europeo aprobaba la ley de restauración de la naturaleza. Bonito nombre para una ley que esconde el lado oscuro de los que nos administran. Lo que más odia la ingeniería social es a los que piensan de otro modo. Los alumnos cada vez aprenden menos de forma activa con lo que no hay relevo social. El aceite de oliva sube cada mes y no es porque sea del huerto de los olivos.
Dentro de 100 años nadie sabrá que existimos. Otros vivirán en nuestras casas edificadas con nuestro sufrimiento, poseerán todo lo que tenemos hoy. Hemos construido un mundo en que el sexo es gratis y el amor es caro, donde una pizza llega antes que una ambulancia, donde en urgencias te manda para casa con un paracetamol, donde un teléfono importa más que la dignidad o el patriotismo, donde un chándal viste más que un traje, donde los amigos se han vuelto envidiosos, donde la pobreza es un defecto y el dinero lo compra todo. Ya no hay esfuerzo, estudio ni trabajo. Toca esperar a que escampe el temporal. El dinero alcanza cuando nadie roba, mientras quieren convertir al lunes en el primer viernes de la semana para que suene mejor. Algunos echan en falta a Simón.