¿Qué es la belleza? Hay infinitas definiciones y clasificaciones de la belleza. Podría definirse como una cualidad que produce un placer intenso en la mente del que lo percibe.
Según esto, cualquier cosa, objeto o persona puede ser bella porque depende de los ojos que la estén mirando. Y siempre habrá alguien que te mira bonito.
Entonces ¿Qué está pasando en la sociedad actual? ¿ Por qué cada vez hay más adultos, adolescentes y niños preocupados y obsesionados con su aspecto físico?
Los datos son preocupantes. Cada vez más personas y, sobre todo, adolescentes no se aceptan y dedican muchas horas a intentar estar guapos para los demás. Buscan ser atractivos y gustar a los demás a cualquier precio.
Las redes sociales no ayudan nada en este aspecto.
Es más, potencian de una forma exponencial la utopía de ser perfecto como sus influencers y artistas favoritos.
En TikTok, una de las aplicaciones más utilizadas por los jóvenes, existen rutinas de cuidado corporal y belleza para niños y sobre todo para niñas a partir de los 8 años.
Es más, el mercado de la belleza ha encontrado un filón que mueve millones de euros anualmente, ha crecido entre el año 2021 y 2022 un 15 por ciento en sus ventas.
Han aparecido marcas directamente dirigidas a niñas de 8 a 12 años para el cuidado de su piel, rutinas de maquillaje y prevención del envejecimiento. Este público, inmaduro y muy sensible ante las críticas, es capaz de todo para conseguir la perfección, es ahí donde está el negocio.
Los vídeos y fórmulas magistrales son potenciadas por famosillos sin escrúpulos con el único afán de llenar sus propios bolsillos. Detrás de ellos se esconden retoques fotográficos o filtros que cambian totalmente el aspecto del modelo transformándole en un querubín de un cuadro de Raffaello.
Todo este trabajo infructuoso para el niño afecta a su bienestar emocional, autoestima y fomenta una obsesión insana por obtener una apariencia que nunca conseguirá porque la realidad es que no existe. Nadie la tiene.
Por otro lado, las grandes empresas farmacéuticas y los médicos desaconsejan de forma tajante este tipo de tratamientos a esas edades tan tempranas. No son ni efectivos ni saludables.
¿Por qué hemos llegado a esto?
Posiblemente el mal uso de las pantallas haya potenciado que aplicaciones que de primeras parezcan amables y divertidas entren en el cerebro de los pequeños creándoles una necesidad y un problema. De hecho, un porcentaje mínimo de padres ha puesto freno a este tipo de contenidos, pero el resto no ha reparado en ello o no lo considera preocupante.
¿Qué podemos hacer en las familias o en los centros educativos?
La respuesta es fácil, información y formación, pero no solo para los niños, también para los padres y profesores que no nos percatamos de que esto es un grave problema. En muchos casos ni hemos tenido constancia de ello o nos hemos dejado llevar por la sociedad dando luz verde a contenidos que igual no son tan sanos como pueden parecer.
En definitiva, padres, madres, familias…
Sin vivir en la cultura del miedo y de la prohibición, sentaos con vuestros hijos. Hablad con ellos, preguntadles qué les preocupa o les ocupa,
y cómo se sienten con su cuerpo y aspecto. Y si después de esto aún os sigue preocupando su actitud, acudid a un profesional que podrá poner solución y hacerle ver la irrealidad de ese mundo distópico donde viven y se desarrollan estos influencers parásitos y estas grandes marcas comerciales.
Recordad que ellos buscan ganar dinero, no piensan en absoluto en la salud emocional de los más pequeños.