Guijuelo, un pequeño pero inmenso rincón de la provincia de Salamanca, es mucho más que su famosa industria del jamón ibérico. Para sus habitantes, es un lugar donde la pasión por el fútbol y la calidez de la amistad se entrelazan en cada esquina. En un día soleado de primavera, un grupo de amigos nos reunimos, a la llamada de Juan Pedro Martín -el mejor relaciones públicas de la Villa Chacinera- para celebrar el amor por el deporte rey y el compañerismo que nos une con serios lazos de familiaridad.
La jornada comienza temprano, con el aroma del café recién hecho y la emoción palpable en el aire cuando te cruzabas con Cedenilla o Asiel que salían de paseo. En el bar del pueblo, donde los mismos rostros son una tradición, nos reunimos para intercambiar bromas y pronósticos sobre el próximo partido. Defendiendo siempre con pasión los colores del equipo verdiblanco.
El mediodía, cuando más arreciaba el sol que presagiaba tormenta, Juanpe, Julián y Álvaro Ramos, Rubén y el prosista, degustan un exitoso menú en el Restaurante El Pernil, donde José Ramos se convierte en el más ilustre 'sumiller', con caldos de primera y platos de la exquisitez gastronómica del ibérico. Es el placer por el gusto de lo bien hecho, de los sabores que se expanden en el paladar con infinitas sensaciones. No está de más escuchar, en esta jornada de fútbol, la joven sapiencia de Álvaro Ramos, ese 9 de categoría en la UD. Santa Marta, pese a quien pese, ¿verdad Josito?
Con las bufandas al cuello y las sonrisas en los labios, parten hacia el Campo Municipal Luis Ramos. El estadio, modesto pero lleno de historia, es testigo de innumerables batallas futbolísticas y momentos de gloria. Para estos amigos, es su santuario, donde comparten momentos inolvidables y forjan lazos indestructibles.
El partido es más que un enfrentamiento entre dos equipos; es un ritual sagrado donde la camaradería se eleva por encima de la rivalidad. Entre cánticos y aplausos, celebran cada jugada con la misma efusividad, sin importar el gol ni el color de la camiseta que defiendan. Porque en Guijuelo, el fútbol es un vínculo que une corazones, más allá de las diferencias.
Tras el pitido final, la emoción persiste en el aire mientras todos los amigos, hablan de 32, capitaneados por dos grandes, como Juanpe y Javi Rabanillo, regresan al bar para compartir unas cervezas y tapas. Los análisis del partido se mezclan con anécdotas del pasado y planes para el futuro. En este refugio de amistad, en la terraza del Quatro, el tiempo se detiene y las preocupaciones se disipan, dejando solo la alegría del momento presente.
La noche se desvanece lentamente en la terraza del VIRÓ. Las risas, los chistes de Javi y Pana, las anécdotas y los planteamientos de futuro se mezclan con toda una mezcolanza de platos de sabor, el ibérico es el rey, los cafés y los brindis por el paso de ronda en eliminatoria tras el partido de Las Gaunas y que el compañerismo de estos chicos de bien, sinceros, felices y, sobre todo, buena gente, continúe en el ánimo de la directiva del CD Guijuelo. Ya se sabe, en estos sectores del deporte, un vestuario unido vale por un equipo.
Se despiden con abrazos y promesas de volver a encontrarse, sabiendo que, en Guijuelo, la amistad es eterna como el aroma del jamón que impregna sus calles. En este día de fútbol y amistad, han ganado mucho más que un partido: han ganado recuerdos que perdurarán para siempre en sus corazones. Gracias de corazón a Juanpe, Rubén, Josito, Javi Rabanillo, Manuel Cedenilla, Pica, Willy, Pana, Juan García Prieto, Miguel Iglesias Sánchez, mujeres, parejas, padres, madres, hermanos, hermanas y amigos. Nunca digo adiós, porque un adiós significa irse e irse significa olvidar, ay!
Miguel y Juan, dos rostros conocidos
Las calles impregnadas de olor a jamón de Guijuelo se vieron iluminadas por la presencia de dos de los rostros más reconocidos del mundo del modelaje, la moda y los influencer. Aunque no se trataba de un partido épico ni de una sesión de entrenamiento intensiva, sino de una cena que unió la pasión por el deporte con la camaradería y la buena mesa.
El lugar elegido fue un afamado restaurante local, conocido por sus exquisitos platos de jamón ibérico, un manjar que es casi una religión en estas tierras. Entre los comensales, destacaban figuras emblemáticas del CD Guijuelo, así como otros dos cuyos nombres resuenan en las redes sociales y las marcas más importantes del mundo: Juan García Prieto (sobre el que volveremos con una importante entrevista como influencer del Real Madrid y de importantes marcas) y Miguel Iglesias Sánchez (un señor modelo de primera pasarela y diseñador de ropa interior de hombres de importancia como es IDBrand).
Entre risas y brindis, se tejieron nuevas amistades y se fortalecieron viejos lazos. Las cámaras de los paparazis, menos mal Rubén, no llegaron para capturar los momentos más destacados de la noche, fueron los presentes los que inmortalizando las sonrisas y los abrazos de aquellos que, lejos de los terrenos de juego, demostraron que la verdadera victoria está en el compañerismo y la camaradería.
Guijuelo, un pueblo que quizás para muchos sea solo un punto en el mapa, se convirtió durante esa noche en el epicentro de la amistad futbolística, demostrando una vez más que más allá de los resultados y los títulos, el verdadero valor del deporte radica en los lazos que se construyen y perduran más allá de los noventa minutos de un partido y, por suerte, este grupo de jugadores, téngalo presentes señores de la directiva, es un ejemplo, ay!