Alfândega exalta la vida del pastor, una forma de vida en extinción
Mas de cincuenta pastores se han dado cita en el Recinto Ferial de Alfândega, dentro de la Fiesta de la Cereza 2018, para exhibir sus mejores cabezas de ovino y caprino, tanto de ovejas y cabras, como carneros y chivos. Una exquisita muestra de una de las labores, y por qué no, artes, más antiguas de la humanidad, el pastoreo. Dice el viajero arte, porque hay que observar el cuidado, mimo y cariño con que estas gentes rurales transmontanas cuidan su ganado. Tal es su simbiosis hombre/animal que lo luce con las mejores galas en un juego de colores llamativo y sugerente.
No importa edades ni condiciones. El pastor transmontano -como también el de la Serra da Estrela- está pegado al campo, a la vida en constante movimiento y en continuo contacto con la naturaleza. Uno ve el campo con otros ojos tras haber compartido tertulia, mesa y mantel con estos hombres de profundas creencias. La vida del pastor es el cautivante retrato de una forma de vida en peligro de extinción.
Como un mastín de Trás-os-Montes, compañero eterno del pastor para proteger al rebaño contra el ataque del lobo, siempre existente en esta región montañosa de Trás-os-Montes, que se caracteriza por campos de pastos y difícil acceso rodado, esta raza se ha ido adaptando a las condiciones de la región y a su ganado ovino y caprino que tradicionalmente pasta aquí, como también la sociedad que guarda a sus tradiciones con celo, como el pastoreo que ha tenido una de sus máximas expresiones en El Encuentro de Pastores -O Encontro dos Pastores- en Alfândega da Fé.
Más de 250 pastores son los que se tienen contabilizados en estas tierras transmontanas -tanto la Terra Quente como la Terra Fria, según informan a este diario desde Ancras -Asociación Nacional de Caprinicultores de Raza Serrana- y que, en palabras de la presidenta de la Câmara Municipal de Alfândega da Fé, Berta Nunes, “es a quien debemos proteger, ayudar y promocionar, porque el presente es de ellos, y el futuro pasa por la economía agroganadera que, de la mano del turismo, serán las que revitalicen la región y ofrezcan empleo”. El regreso al campo no es pasado, es presente y sobre todo futuro. Del campo, de la agricultura artesana y del ganado sostenible, como los pastores de ‘toda la vida’ depende la Tierra, porque ellos son quienes mejor la miman y cuidan, ahora que tanto se habla del ‘cambio climático’.
Ovejas, carneros, cabras y chivos de todas las variedades portuguesas animan y dan consistencia a una Feria de la Cereza que está consiguiendo niveles importantes en la economía del concejo y la región. Miles de personas -a pesar de las inclemencias meteorológicas adversas con lluvia y viento frío- visitaban esta jornada de sábado los diversos stands para proveerse de cerezas, pero también de productos artesanos de primera calidad llegados directamente de la huerta en estas tierras de la ribeira da Vilariça y el río Sabor y la Serra de Bornes. Muchos españoles de provincias limítrofes salían aprovisionados de cerezas.
Concertinas de Sambade -alegría, siempre alegres-, el Grupo de Cantares de Alfândega da Fé, la Banda Municipal de Alfândega da Fé y Carminho. La exquisita cantante de fado para cuyo concierto se abrieron los cielos para que las estrellas brillaran lo que duró el concierto. Mucho público de todas las edades, lo que demuestra que el fado -esa música portuguesa de sentimiento y saudade- sigue viva y más sólida que nunca, más allá de las cuestiones políticas y los tiempos modernos... Porque para modernismo, la música que siguió a las dulces melodías de Carminho, como Xsence, Dj Durval & Percussionista Cyer G + Dj Lu Iglésias Performances. Pero esto son ritmos para otros oídos y otros tiempos a los que este periodista llegó tarde, cachis!
Y, como final, para próximas ediciones serán, junto a la cereza y el pastoreo, los productos de la huerta los que también tengan su propio lugar en esta más que importante Fiesta de la Cereza. Porque la agricultura es la más noble de todas las alquimias, convierte a la tierra y aún a la majada en oro y da además al cultivador un premio de salud, cachis!
El pastoreo ha sido mi primer amor, porque soy hijo de cabrero, pero se pueden hacer las dos cosas, pastorear y amar, quedándote un ratito más despierto en esas largas noches de invierno al rescollo de las brasas oyendo caer al agua y silbar al viento...
REPORTAJE GRÁFICO LUIS FALCÃO