La contracrónica: calzado supersónico para orbitar por el cielo charro
Salamanca ha recibido este jueves una visita de altura. Física, por la talla del protagonista, pero sobre todo mediática, por tratarse del nuevo ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, que ha generado mucha expectativa, pero sobre todo ilusión, entre la comunidad académica. Y es que no sólo se trata del primer astronauta español (alto sí que subió), sino también de un científico de contrastada trayectoria que ahora orbita por la política española para bajarla a la tierra y en cambio ascender a los cielos a la ciencia de España.
Junto al rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, y su equipo recorrió el Patio de Escuelas, la histórica biblioteca y, cómo no, el Cielo de Salamanca, esa singular bóveda, única en el mundo. No podía ser de otra manera, que un astronauta orbitara por el cielo charro. El ‘ministronauta’ lo denominaban algunos de los presentes. Como buen científico que es, tomó nota de todos los detalles de la ocho veces centenaria institución académica de la capital del Tormes.
La visita hubiera puesto otra estrella si Pedro Duque hubiera podido visitar al astronauta de la catedral de Salamanca que él mismo inspiró (si lo hizo en privado antes lo desconocemos), pero su apretada agenda estaba centrada en ciencia, innovación, desarrollo e investigación, del edificio histórico en la calle Libreros al edificio I+D+i en la calle Espejo. Será por eso que fue previsor y se calzó unos zapatos que han dado que hablar en redes sociales, también para dar ejemplo de modernidad. Ya se sabe, en política hay que tener los pies en la tierra, aunque provengas del espacio.
Después, durante sus conversaciones con los investigadores salmantinos, no paraba de asentir. Esperemos que el ministro mantenga este movimiento de cabeza cuando desde Salamanca haya que pedirle dinero para proyectos. Y no tenga los efectos de la ausencia de gravedad, como le ocurrió momentáneamente con la traviesa corbata después de abrocharse la chaqueta del traje y quedarle una parte fuera. Aunque, por otro lado, es buena señal. Una persona que se fija hasta en el último detalle siempre tiene una perspectiva superior. Otra vez las alturas…