Necroturismo, la última moda fúnebre
Este jueves 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, serán miles los salmantinos que se acerquen hasta el cementerio de San Carlos Borromeo, la mayoría de ellos desconocedores de singulares historias que albergan sus lápidas, nichos y mausoleos. Historias que en otras ciudades de Europa propician una rentabilidad para la ciudad en forma de necroturismo.
Así, más allá de su función fúnebre, los camposantos tienen una relevancia arquitectónica, cultural y social, de ahí que cada vez sean más las personas que optan por visitarlos allá donde pasan unos días. El cementerio salmantino también podría entrar en esta categoría dada la calidad de algunos de sus mausoleos o por los restos de ilustres personajes que reposan en sus lápidas, como la del cantaor Rafael Farina (bloque 44, número 91), o en sus nichos, como el del escritor y filósofo Miguel de Unamuno (nicho a la izquierda de la entrada principal).
El historiador José María Hernández Pérez, en la página web del Parque Cementerio de Salamanca, detalla algunos de los tesoros artísticos que se reparten por el camposanto charro. Por ejemplo la cultura de los ángeles de la muerte, “talla en mármol blanco que unas veces porta ramos o coronas de flores, otras oculta el rostro con sus manos y en ocasiones acaricia con el brazo izquierdo una cruz exornada de guirnaldas y levanta el derecho señalando el cielo con el dedo índice de la mano”.
Explica que el primero es obra de Algueró e Hijos, realizado en Madrid, para la doble sepultura de la familia Amoni, en la serie F, números 494 y 495. Es un ángel tapándose la cara ejecutado en mármol de Carrara, al igual que el pedestal, los guardacantones y la lápida. La Cruz es de mármol gris.
Mausoleos
Pero no sólo destacan las lápidas en los cementerios, algunas con más de un siglo de historia. También los históricos mausoleos. José María Hernández resalta por ejemplo el del ganadero Eloy Lamamié de Clairac y Trespalacios, fallecido el 4 de noviembre de 1857 en su dehesa de Muchachos (Ledesma) a los 31 años.
“Lo situó en el campo de san Juan, a la entrada del cementerio, su viuda doña Isabel Bermúdez de Castro y Rascón, en el terreno de diez sepulturas. Trabajado en Italia, lo constituía una plataforma escalonada con plinto que soportaba el sarcófago sobre el que lucía una gran urna cineraria de mármol blanco, cubierta por un paño de airosos pliegues y en el frente mostraba el escudo de armas (consistente en un lebrel pasante y en el jefe tres ruedas de espuela, puestas en faja), con flores y teas invertidas en los laterales. Estaba rodeado de una elegante verja de hierro. Los primeros restos fueron inhumados el 10 de octubre de 1860 y el mármol fue traído directamente de Italia”, relata el historiador.
Cementerios virtuales
Para los más modernos, el recuerdo a sus seres queridos se aloja en internet. Hay páginas web, cada vez con más seguidores, que permiten recordar a los seres queridos a través de un cementerio virtual, desde uno ateo a uno militar, ya sea musulmán, cristiano o judío.
Hasta hay opciones para las tumbas. Además de los detalles personales del difunto tales como el nombre, fechas de nacimiento y muerte, podremos dedicarle un texto memorial y añadir un álbum de fotos. Hay también una pestaña para comentarios y notas que cualquiera podrá dejar, e incluso se pueden añadir velas, piedras funerarias y ramos de flores. También ofrecen la oportunidad, como en el mundo real, de poder enterrar a familiares en tumbas dobles, triples, etcétera, todo un mundo por descubrir en un espacio sin límites físicos.