Manuel Garzón Blanco, casi 30 años 'despachando' suerte con la ONCE
Este domingo su nombre salía del anonimato para convertirse en el causante de la dicha de dos zamoranos, agraciados cada uno con 20.000 euros del cupón de Fin de Semana de la ONCE, vendidos en el kiosco que regenta en la céntrica plaza de Alemania de Zamora. Pero no era la primera vez. En torno al año 2001 repartió 25 millones de las antiguas pesetas, uno de los últimos que se cobraron en la vieja moneda patria. Y unos años antes le tocó a Gijón, donde trabajó más de diez años nuestro protagonista, natural de Morales del Vino.
Manuel Garzón Blanco lleva en la ONCE desde 1989, casi 30 años en el noble oficio de repartidor de Suerte, con mayúsculas. Por aquel entonces la Organización Nacional de Ciegos Españoles lo destinó a Gijón, donde estuvo hasta el año 2000. Allí, recuerda, era todo muy diferente. No tenía puesto, lo que no impedía el éxito de la venta. "Te lo quitaban de las manos, se formaba cola enseguida", asegura, una demanda que todavía fue a más cuando nació el Cuponazo. "Incluso tenía que intervenir la Policía a poner paz. Lo de Asturias era salvaje".
Con la entrada del nuevo milenio, Manuel consiguió establecerse más cerca de su tierra, concretamente en Toro, donde poco más de un año, para después hacerlo, definitivamente en Zamora, algo que agradece a su gestor de zona. Con la crisis no ha decaído la facturación, e incluso este año fue mejor que el anterior, que a su vez superó el ejercicio previo.
Hoy es un día feliz para Manuel, para el que la felicidad de sus clientes en la suya propia. Uno de los premiados este domingo ya pasó por el puesto para agradecerle la suerte, un trabajador de un centro cercano. "Me dio las gracias, estaba muy contento", explica. Y es que 20.000 euros no es una gran fortuna, pero "te arregla las Navidades". El afortunado es uno de los muchos clientes de Manuel. "El público es muy buena gente, y en Zamora no eligen mucho, dame uno o dame dos", asegura. Armado con su mejor sonrisa y una TPV virtual, Manuel Garzón Blanco seguirá repartiendo suerte, por muchos años, en su pequeño oasis de suerte en la plaza de Alemania.