45 años de las primeras elecciones democráticas: así se vivieron en Castilla y León
La UCD arrasó en la región, el PSOE comenzó a destacar como el principal partido de la izquierda y Alianza Popular solo logró dos escaños
16 junio, 2022 07:00Noticias relacionadas
Hace 45 años, el 15 de junio de 1977, se celebraron las primeras elecciones democráticas después de la muerte del dictador Francisco Franco, solo un año y medio antes. Los españoles celebraron con júbilo el regreso de la libertad para elegir a sus representantes políticos y Castilla y León no fue una excepción. Durante la campaña se produjeron mítines multitudinarios en la región, como el del entonces candidato socialista, Felipe González, que llenó el Polideportivo Huerta del Rey de Valladolid ante decenas de miles de enfervorizados partidarios.
La Comunidad vivía, además, en aquellas fechas el impulso autonomista tras la primera celebración legal del Día de Villalar –tras la fiesta reprimida del año anterior– solo dos meses antes de los comicios generales. Alrededor de 20.000 ciudadanos habían acudido al municipio vallisoletano aquel primer año legal reclamando, además de la autonomía, que aún tardaría seis años en llegar, la legalización de todos los partidos políticos y asociaciones. Esto último se terminó consiguiendo ese mismo año y las formaciones políticas pudieron concurrir en libertad aquel 15 de junio.
La UCD arrasa y se sientan las bases del bipartidismo
Los resultados en Castilla y León en aquellas elecciones coincidieron en gran medida con el sentir político del momento a nivel nacional. La Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez –que ya era presidente desde el año anterior tras ser elegido por el rey Juan Carlos I para sustituir al franquista Carlos Arias Navarro, contrario a las reformas– arrasó en la región y obtuvo 709.303 votos, un 51,6%, y 25 de los 35 escaños en liza. Un resultado que mejoró la media nacional de UCD en las generales, en las que también fue primera fuerza del país, pero con un porcentaje de votos más modesto: un 34,4%.
Por provincias, los centristas lograron su mejor resultado en León, con cuatro escaños, y obtuvieron tres en Burgos, Salamanca Valladolid, Ávila y Soria –en estas dos últimas se hicieron con todos los asientos en disputa–, y dos en Zamora, Segovia y Palencia. En total, 25 representantes castellanos y leoneses de UCD en el Congreso de los Diputados que se sumaron a los otros 140 que el partido logró en otros puntos de España, en un momento de auge de esta formación, que llevó la batuta de los primeros años de la Transición.
El histórico Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fundado en 1879, afrontaba aquellas elecciones sin la fuerza e implantación territorial con la que cuenta en la actualidad y con la duda de si se convertiría o no en la fuerza hegemónica de la izquierda. Los socialistas tenían un duro competidor, el Partido Comunista de España (PCE), que había capitalizado el liderazgo de la oposición al franquismo durante las últimas décadas. Aquel 15 de junio de 1977 las dudas se disiparon, los socialistas empezaron a destacar como el principal partido de la izquierda y comenzaron a sentarse las bases del bipartidismo que dominaría España durante los siguientes 38 años.
El PSOE, liderado por un aún desconocido Felipe González, se convirtió en la segunda fuerza más votada en aquellas generales en Castilla y León, aunque lejos de la UCD. El partido obtuvo ocho de los 35 escaños en liza en la región, con 325.684 votos, un 23,7% de los sufragios. En el caso de los socialistas, el porcentaje obtenido en Castilla y León fue menor a su media nacional, un 29,3%, al tratarse de una región eminentemente conservadora y poco propensa a los cambios y experimentos, más si cabe en aquel entonces.
Por provincias, la formación socialista obtuvo su mejor resultado en Valladolid, donde logró dos escaños y un 31,2% de los votos. Una provincia con mayor implantación de los socialistas, de hecho solo dos años después Tomás Rodríguez Bolaños, del PSOE, sería elegido alcalde de la ciudad, cargo que mantendría durante 17 años. En León, Burgos, Salamanca, Zamora y Segovia los socialistas obtuvieron un asiento en cada provincia y no lograron ningún representante por Ávila ni por Soria.
Alianza Popular y los partidos sin representación
Alianza Popular (AP), la formación antecesora del actual Partido Popular (PP), era una federación de partidos creada en octubre de 1976, tras la fusión de siete formaciones políticas conservadoras. Los dirigentes de las mismas eran siete exministros franquistas, conocidos como "los siete magníficos", y entre ellos destacaba el líder y cabeza de lista del partido en las elecciones de junio de 1977, Manuel Fraga Iribarne. Este exministro de Información y Turismo (1962-1969) y de Gobernación (1975-1976) no logró competir con UCD por la hegemonía de la derecha española y quedó como cuarta fuerza política a nivel nacional. En Castilla y León, en cambio, AP fue el tercer partido más votado.
Los conservadores lograron 161.409 votos en la región, un 11,7%, y los dos últimos escaños de los 35 que se repartieron en esa ocasión en Castilla y León. Un resultado que fue superior a su media nacional, un 8,2%, y que fue reflejo del característico conservadurismo y tradicionalismo de la región, con gran importancia del mundo rural, un ámbito en el que AP comenzaría a penetrar y lograr una hegemonía que el PP mantiene a día de hoy. En total, entre UCD y Alianza Popular, las dos grandes fuerzas de centroderecha y derecha del momento, lograron más de un 63% de las papeletas en Castilla y León en esos comicios.
Los dos escaños que obtuvo Alianza Popular en Castilla y León los logró en las circunscripciones de León y Zamora, mientras que en el resto de provincias de la región no obtuvo representación. Especialmente relevante fue el apoyo que recabó esta federación conservadora en la provincia zamorana, en la que superó en porcentaje de votos al PSOE, llegando a casi un 24% de los sufragios, convirtiéndose en la segunda fuerza en ese territorio de la región.
La cuarta fuerza política en Castilla y León en aquellas elecciones, y la primera que no logró representación, fue el Partido Comunista de España (PCE). Las expectativas electorales de esa histórica formación, que había llevado la batuta de la oposición al franquismo durante toda la dictadura, se vieron frustradas por el auge del PSOE y el partido solo logró un 9,3% de los votos a nivel nacional. En la conservadora Castilla y León ese porcentaje fue mucho menor y se quedó en 50.775 votos, un 3,70%, que no valió a los comunistas de la región para lograr ningún representante en la Cámara Baja.
Después del PCE, destacaron como partidos extraparlamentarios en aquella cita electoral el Partido Socialista Popular (PSP), dirigido por el carismático Enrique Tierno Galván, que logró 49.083 votos y un 3,57% de los votos, la Federación de la Democracia Cristiana (FDC), del histórico José María Gil-Robles, con 30.790 votos y un 2,24%, o el Frente Democrático de Izquierdas (FDI), de ideología maoísta, que logró 10.677 votos, un 0,78%.
Las formaciones nostálgicas del franquismo no cosecharon un gran éxito en Castilla y León en aquella cita electoral. La Alianza Nacional 18 de Julio fue la más votada de ese espectro político con 6.318 votos, solo un 0,46%, mientras que la formación Fuerza Nueva, de Blas Piñar, se quedó en 1.132 votos, un 0,08%. La Falange Española de las JONS Auténtica –formación falangista originaria que rechazaba la dictadura franquista– logró 4.434 votos, un 0,32%.
Un contexto social y demográfico muy diferente
Las elecciones generales de 1977 se celebraron en un contexto socioeconómico y demográfico muy diferente en Castilla y León al de los últimos comicios generales, de noviembre de 2019. En primer lugar, en aquella ocasión se repartieron 35 escaños en la región frente a los 31 de la última cita electoral. Un descenso en cuatro representantes provocado por el imparable proceso de despoblación que ha consumido a la región en las últimas décadas.
En el mes de junio de 1977, Castilla y León contaba con 2.618.972 de habitantes, mientras que en noviembre de 2019, cuando se celebraron las últimas generales, el número de castellanos y leoneses era de 2.401.307. Una pérdida de población, por tanto, de más de 200.000 habitantes entre unas elecciones y otras. Unas cifras que continúan incrementándose ya que en junio de 2022 la población de la región es de 2.379.530, más de 20.000 personas menos que en los últimos comicios generales.
La situación a nivel laboral también era muy diferente. En 1977 Castilla y León contaba con una tasa de desempleo de tan solo un 3,6% frente al 11,1% en 2022 que refleja la última Encuesta de Población Activa (EPA). Por sectores, aunque en 1977 el sector servicios ya era el predominante en la región, con un 38%, la agricultura aún le pisaba los talones, con un 32,7%, seguido de la industria, con un 20,5%. Actualmente, el sector agrícola y ganadero emplea a solo un 6% de los habitantes de Castilla y León, la industria ha descendido a un 18% y el sector servicios se ha disparado hasta el 70%.
Un contexto social, laboral y demográfico, por tanto, muy diferente al actual, en el que se celebraron unas elecciones generales que, hace 45 años, sentaron las bases del bipartidismo que dominaría España y Castilla y León durante las cuatro décadas siguientes. Unos comicios que permitieron a los castellanos y leoneses acudir por vez primera desde la muerte de Franco a depositar su voto en una urna para elegir en libertad a sus representantes políticos, en la recién recuperada democracia.