Fernando y Mari Carmen a las puertas de 'A Cien Leguas', su negocio en Castrojeriz (Burgos)

Fernando y Mari Carmen a las puertas de 'A Cien Leguas', su negocio en Castrojeriz (Burgos) Foto cedida

Burgos

Cambiaron Madrid por un pueblecito de Burgos para montar su negocio: "Es una vida más fácil y amable"

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Hace siete años, Fernando y Mari Carmen cambiaron las vistas de la Gran Vía, la Puerta de Alcalá o la M-30 por el Museo de Arte Sacro, la iglesia de Santo Domingo o la BU-400 con la amplitud de los campos castellanos a sus dos lados. Este matrimonio, formado por un madrileño y una gallega, dejó la capital por Castrojeriz (Burgos).

Lo hicieron para montar su propio negocio, 'A Cien Leguas', un hostal, hotel y restaurante con servicio de bar en pleno Camino de Santiago. "Es una vida más fácil y amable", reconoce Fernando en palabras para EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León.

Él, madrileño de nacimiento, siempre había vivido en la ciudad y ella, gallega, había permanecido en la capital de España durante 20 años. Hace siete, decidieron cambiar su vida, dejar su puesto de profesor en la enseñanza secundaria en su caso y en el aeropuerto en el caso de su mujer.

"Se juntaron muchísimas cosas", apunta Fernando, que añade que una de ellas fue que no les "gustaba mucho" lo que se encontraban "por el mundo", aludiendo lo que él mismo experimentaba en su trabajo y con una hija que estaba a punto de comenzar la enseñanza secundaria.

Fue entonces cuando comenzaron a buscar una salida para que su hija, de 13 años en aquel momento, se "desarrollara en un entorno más amable". Además, las condiciones en el trabajo de su mujer tras la crisis de 2008 "empezaron a cambiar".

"Tenía unas condiciones estupendas, empezaron a cambiar y buscamos algo para salir de allí", recuerda Fernando. Fue poco a poco, en un camino de maduración de un año y medio o dos, hasta que este matrimonio decidió acabar en Castrojeriz, en plena comarca de Odra-Pisuerga.

Pasaron de vivir en Madrid, con algo más de 3,4 millones de habitantes, a Castrojeriz, que no llega a 800 vecinos. "Aquí vimos que el Camino de Santiago ofrecía posibilidades que no tenían otros sitios a lo mejor más cerca de Madrid", reconoce el ahora emprendedor rural.

'A Cien Leguas'

Su modelo de negocio, un hostal, hotel y restaurante para peregrinos encajaba en lo que Castrojeriz les podía ofrecer. "Por suerte siempre tenemos peregrinos y gente que se quiere quedar con nosotros aquí para dormir", señala.

A pesar de venir de una gran ciudad, eran conscientes de lo que se iban a encontrar en el mundo rural, por lo que no les sorprendió "nada". "Hay mucho menos estrés, trabajo más físico para los dos, eso sí, pero porque es un negocio pequeño y familiar. Es un entorno mucho más amable", insiste.

Aunque ya han pasado siete años de su llegada, todavía recuerdan como la acogida en el pueblo fue "excepcional". "Por eso estamos aquí y por eso hemos decidido quedarnos y nos vamos a quedar. Es nuestra casa y además estamos ampliando el negocio", avanza el emprendedor.

Es esa hospitalidad de los vecinos de Castrojeriz uno de los grandes factores por los que han sabido integrarse a la perfección en el pueblo. "No podría haber sido mejor", subraya Fernando, que puntualiza que el municipio es "un sitio con los brazos muy abiertos".

"Son más los que han venido como nosotros sin una vinculación previa con el pueblo. Algo tendrá la gente cuando los que venimos de fuera al final decidimos quedarnos", destaca. 

La idea del albergue, hotel y restaurante nació a raíz de la experiencia en hostelería de Mari Carmen y la "ventaja" de Fernando como profesor de inglés en Madrid. "Nuestros clientes la mayoría son peregrinos angloparlantes y en eso tenemos un poco de ventaja sobre el resto", relata.

Un pasado profesional que les puede "ayudar" como por ejemplo el tener el comedor lleno y que "les puedas tomar nota en inglés y sabes que no te estás equivocando". "Que si te piden comida vegetariana que sepas que estás acertando porque les entiendes", afirma.

"Valiente es quedarse"

Cuando Fernando y Mari Carmen comenzaron a madurar su marcha de Madrid, sus familiares y personas más allegadas reaccionaron con "sorpresa", recordando todavía como les decían "'habéis sido muy valientes'".

"El acostumbrarse de una ciudad como Madrid que es un entorno muy hostil a venir a un sitio como este, el itinerario es muy fácil. Había que ser más valiente para quedarse (en Madrid)", zanja muy rotundamente.

Si algo agradecen de Castrojeriz es que las cosas que en Madrid se consideran un "privilegio" que solo puedes alcanzar una vez a la semana o al mes, en este pueblo burgalés es algo diario. "Por ejemplo darte un paseo de una hora con el perro por el campo, que corra detrás de los conejos, eso no se paga con dinero".

También agradecen la "tranquilidad" de que su hija, hoy con 20 años, salga con sus amigas y "vuelva a la hora que vuelta", pueda estar tranquilo de que no vaya a estar involucrada en una "pelea, líos de drogas o navajazos". 

"Conozco a todos con los cuales se puede juntar en una noche que salga de fiesta a otro pueblo. Duermes muy tranquilo", reconoce.

Fernando y Mari Carmen, a sus 55 años, han encontrado un estilo de vida alejado de una gran ciudad como Madrid, con una profesión en la que sus clientes son "muy, muy agradecidos" y con la idea de cuando se jubilen de seguir anualmente al menos seis meses en Castrojeriz.

"Mi mujer es gallega y le gustaría también pasar el tiempo en su tierra, pero esta (Castrojeriz) es ya nuestra casa. Vivimos aquí, trabajamos aquí y nuestros amigos están aquí", zanja este emprendedor rural que ha descubierto los encantos del mundo rural.