Un nuevo skyline para La Robla
Naturgy derriba la chimenea de humos del Grupo II de la central térmica y da un paso más en el proyecto de desmantelamiento
28 julio, 2022 17:15Noticias relacionadas
“Zona minera y dinamitera”, decían en su día de la cuenca de La Robla. Minera hace ya unos cuantos años que no lo fue tras el cierre de sus explotaciones y el concurso de acreedores de la Hullera Vasco Leonesa. Sin embargo, dinamitera sigue siéndolo. Aunque puntualmente y por otros motivos.
Un total 48 kilos de explosivos, 154 barrenos y otros tantos detonadores fueron este jueves, 28 de julio, los encargados de hacer volar por los aires la chimenea de salida de humo del Grupo II de la Central Térmica de La Robla. En unos escasos 40 segundos, 200 metros de historia industrial cayeron al suelo como si de una pluma se tratase. Sin embargo, su hermana pequeña, la segunda salida de humo de la central, perteneciente al Grupo I y con 120 metros de altura, se mantiene en pie a la espera de que se dé el visto bueno a su derribo.
La chimenea del Grupo II siguió de este modo los pasos de las torres de refrigeración de la instalación, con un volumen conjunto de unos 220.000 metros cuadrados y un peso de más de 9.000 toneladas cada una, que fueron derrumbadas el pasado 6 de mayo en tan solo cinco segundos.
La destrucción de los elementos más representativos de la central térmica de La Robla, no exenta de polémica para los vecinos de la zona que lamentan perder “sus emblemas”, supone el avance del proyecto de desmantelamiento de la central térmica iniciado hace un año con un presupuesto total de 12,9 millones de euros y cuyas tareas se habían centrado hasta el momento de detonación de las torres de refrigeración en el achatarramiento de equipos tras la desaparición de las cintas transportadoras de carbón y el desguace de turbinas, alternadores y transformadores.
“Un día más en la historia de La Robla”
Como ocurrió el pasado mes de mayo, nadie de la zona quiso perderse “un día más de la historia de La Robla”. Un día “triste porque hemos crecido viendo las torres en su sitio” y al mismo tiempo “de esperanza porque el futuro sea mejor que el presente”.
Con las manos puestas en los oídos, un niño pequeño pregunta a su padre “por qué rompen la chimenea”. “Porque ya no se puede usar, pero harán algo nuevo que valdrá para mucho, hijo”, responde el hombre.
A las 14.29 horas una sirena escuchable más allá de los 250 metros de perímetro de seguridad establecidos por la empresa dio el “pistoletazo de salida”. Un minuto más tarde, llegó el estruendo, el golpe al suelo, los ecos de las detonaciones y un espeso humo que se podía ir verse a lo lejos. “¿Ves ese humo? ¿Ves cómo se va? Así nos pasó con los buenos tiempos del pueblo, cuando estaba lleno de gente y de oportunidades; que se fueron”, lamenta una vecina de avanzada edad.
Sin embargo, una vez que se produzca el desmantelamiento completo de las instalaciones de la central térmica Naturgy está comprometida en sacar proyectos adelante. Así, el lugar en el que todavía se encuentra la parte aún en pie de la central térmica de La Robla es el mismo en el que Naturgy y Enagás pretenden construir la planta de hidrógeno verde más grande de toda España.
El proyecto, que requiere de una inversión cercana a los 200 millones de euros, contempla la construcción de una planta fotovoltaica de 400 megavatios y un electrolizador de hasta 60 megavatios que permitiría producir hasta aproximadamente 9.000 toneladas al año de hidrógeno renovable que sería utilizado para cubrir consumo local, inyección a red gasista y posibilitar una futura exportación hacia el noroeste de Europa.
Medio siglo de actividad
Construida en el año 1970, la central térmica de La Robla fue un proyecto conjunto acometido desde el año 1965 por Hidroeléctrica de Moncabril, Hullera Vasco Leonesa, Endesa y Unión Eléctrica Madrileña. A primeros del mes de septiembre de 1971 se conectó a la red el Grupo 1, con una potencia nominal de 270 megavatios, mientras que el Grupo 2, con una potencia de 350 megavatios, comenzó a funcionar en noviembre de 1984.
Sin embargo, en febrero de 2020, 50 años después, fue la última vez que la central fue requerida por el operador del sistema eléctrico para generar energía debido a que España se encontraba en máximos de punta de consumo del entorno de 40.000 megavatios.
Naturgy registró el día 20 de diciembre de 2018 la solicitud de cierre de los dos grupos de la central térmica de La Robla, a pesar de haber apostado en un principio por sumir en ella las inversiones en desnitrificación y desulfuración necesarias para cumplir las exigencias de la directiva europea sobre emisiones para poder seguir en funcionamiento durante varios años.
El 28 de abril de 2020 la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia publicó los informes sobre el cierre de las centrales térmicas leonesas de Compostilla II y La Robla y, después, poco más pudo hacerse. Así, un par de meses después, del 20 de junio, ambas centrales térmicas, a las que se sumó la de Velilla (Palencia), dejaron definitivamente de estar operativas después de que sus propietarias decidieran no llevar a cabo las mejoras medioambientales exigidas por Europa para poder continuar con su actividad.
Así, la desconexión definitiva de uno de los emblemas industriales de La Robla dejó en el aire un total de 120 puestos de trabajo, 80 de ellos directos y 40 indirectos a través de empresas auxiliares, como camioneros, seguridad y toda la industria de alrededor.