"A mi esposa nunca le puse la mano encima": el exconcejal de Ponferrada Pedro Muñoz niega haberla arrojado al vacío desde el balcón
El expolítico berciano afirma que Raquel Díaz no habría sobrevivido sin su intervención
11 diciembre, 2023 14:07Noticias relacionadas
El que fuera cofundador de Coalición por El Bierzo, concejal del Ayuntamiento de Ponferrada y diputado provincial por esa formación, Pedro Muñoz, negó hoy que en la noche del 27 de mayo de 2020 arrojase a su entonces esposa, la abogada Raquel Díaz por el balcón de la casa que habitaban a escasos kilómetros de la localidad de Toreno (León) y rechazó que hubiesen mantenido una discusión previa. Muñoz, al que se juzga desde hoy en la Audiencia Provincial de León por un presunto delito de tentativa de homicidio, maltrato, amenazas, injurias y lesiones y para el que las acusaciones piden hasta 23 años de prisión, manifestó que ese día pensó “que había tropezado y se había caído, pero a fecha de hoy afirma “no saber lo que pasó”.
“A mi esposa nunca le puse la mano encima, nunca”, afirmó a preguntas del Ministerio Fiscal sobre el día de los hechos e insistió en su inocencia. “Me lo puede preguntar de mil maneras diferentes. Creía que intentó ir a por la gata para bajarla. Hoy tampoco me atrevo a asegurarlo”, dijo. En su relato sobre los ocurrido aquel día aseguró estar buscándola y haberla encontrado fuera de la casa, junto al pozo “estirada”. “Me agaché Estaba todo a oscuras. Le puse la mano en la cabeza. Olía a sangre y uno de los perros la estaba lamiendo. ¡Ayúdame! ¿Qué te pasa? La intenté coger por la cadera. Poco menos que agachado y como podía la introduje en la galería. La coloqué y la puse de lado e inmediatamente llamé al 112 porque Raquel no estaba bien”, detalló.
“La coloqué en posición de seguridad y, de no haberlo hecho, estoy seguro de que no tendría ninguna viabilidad”, apuntó y también comentó que dada la gravedad de sus lesiones los médicos que la trataban creían que no era posible que sobreviviera. “Llegué a León y me dijeron que prácticamente estaba en muerte cerebral. Dije que había que intentar algo. ¿Hay alguna posibilidad? Pues inténtalo” declaró haber afirmado antes de reclamar a uno de los doctores que “le salvase la vida”.
A preguntas de las acusaciones no concretó el contenido de la llamada telefónica que le había hecho el día de los hechos antes de avisar al 1-1-2 a su hija, a la que llamó de nuevo tras avisar a los servicios de emergencias y a una persona de confianza, ni los motivos de varios intentos de contacto telefónico entre ambos en las horas previas.
En su declaración, Muñoz comentó en varias ocasiones que su entonces mujer consumía alcohol en exceso, lo que vinculó a los ataques de ira que le atribuyó, y detalló también que tomaba pastillas para dormir y ansiolíticos.
Al comienzo de su testimonio afirmó que la pareja tenía “alguna discusión insignificante. Nunca insultaba. Si en alguna ocasión nos hemos insultado, ha sido mutuo. En una ocasión, fruto de la desesperación, pude haberla llamado puta o zorra”. También dijo que ella se había ido de casa voluntariamente varias veces, durante unas horas, cuando discutían excepto cuando se fue a vivir a Villafranca del Bierzo unos meses y negó que la intimidase. “Era la vicepresidenta del partido y la portavoz. ¿Cómo voy a coaccionarla yo? Jamás se ha producido eso”, dijo.
Avanzada la declaración llegó a decir que en alguna ocasión tuvo que “inmovilizarla para que no destruyera la casa completamente”. “Le dije que fuera a Alcohólicos Anónimos, pero no quiso”, señaló y negó conocer que ella hubiese comentado a una especialista en Psiquiatría de la que era paciente que mantenía con él una relación tóxica. “Se hubiera acabado la relación. “Lo único que sé de lo que habló con la psiquiatra es que se estaba tratando de celotipia”, aseguró. Raquel también dirigió un escrito a una psicóloga que la atendía en el que hablaba de una “explosión” de su marido y de malos tratos y en otra conversación desvelada en el juicio Raquel reconocía que se habían producido entre ambos “insultos salvajes y haber llegado incluso a la manos”
“Yo tenía que liderar un partido y solo no me ayudaba sino que era un lastre puro, no para mí sino para el resto”, comentó sobre la labor política de Raquel a la que llamó “penosa y miserable” según la transcripción de mensajes que le envió.
Advertencias del juez
El juez que preside el tribunal que juzga a Muñoz le llamó la atención por la forma en la que respondía a las preguntas del Ministerio Público o se dirigía a la fiscal. “Si usted no quiere contestar, no contesta. Yo dirijo este acto y no voy a entrar en un debate con usted; lo que no puede hacer es preguntas a las partes”, le dijo en una primera ocasión. “Aquí dirijo yo. Es la segunda vez que se lo digo”, insistió el magistrado.