El plato típico de León que no se come en el resto de la Comunidad: solo tres ingredientes principales
Fuera de la provincia es prácticamente desconocido
11 agosto, 2024 07:00Quizás, León sea una de las provincias gastronómicamente hablando más ricas de nuestro país. Es casi un plan obligatorio para cualquier español ir, por lo menos una vez en la vida, hasta el barrio del húmedo a probar las tapas. O a Astorga a empaparse del sabrosísimo cocido maragato.
El mundo culinario de nuestro país nos da la oportunidad de probar cocinas absolutamente fascinantes. Quién no conoce el cochinillo segoviano o el chuletón de Ávila. O la menestra palentina. Son muchos los platos que hacen de nuestras papilas gustativas todo un mar de sensaciones. Pero también existe esa gastronomía más escondida, más desconocida. Esa que está muy arraigada en un territorio y cuyos autóctonos aún preservan, a pesar de que pase absolutamente desapercibida a los foráneos.
Bien, pues en León hay uno de estos platos. Uno de estos platos que solo, por norma general, se cocinan aquí. Que son propiamente de la provincia y que no muchos conocen, pero que son realmente joyas gastronómicas. En este caso, hablamos de la sopa de truchas.
Como su propio nombre indica, se trata de un caldo cocinado a base de la trucha, típicamente pescada en los ríos de la zona. Su intenso color rojizo se debe al abundante pimentón que se le echa para potenciar el sabor.
Tiene su origen en la época medieval, cuando los monjes elaboraban este plato con las truchas pescadas en el río Bernesga, que pasaba cerca de su monasterio. Se sirve en cazuela de barro y se trata de una elaboración humilde en su concepción.
Es como una especie de segunda versión a la sopa castellana, pero con su identidad propia. Únicamente tiene tres ingredientes principales, a los que luego se les añade algún que otro plus. Trucha, pan y ajos. Y ya está. Luego, entre los extras se encuentran la cebolla, el pimiento verde y rojo, el tomate maduro, la hoja de laurel, el pimentón dulce, sal, pimienta y aceite de oliva.
Justamente, el pan hace que esta sopa tenga una curiosidad. Y es que este ingrediente hace que en ocasiones la sopa quede 'seca' de caldo. Es por ello por lo que el nombre coloquial que le dan es el de 'sopa de tenedor'.
Su elaboración
Para su elaboración el primer paso es preparar las truchas, que tendremos que haberlas troceado previamente. Todo comienza en una cazuela donde prepararemos el sofrito, al que añadiremos aceite de oliva y los pimientos verde y rojo y la cebolla troceadas.
Una vez se hayan pochado, se añaden las truchas. Simultáneamente, calentamos un poco de agua. Por otro lado, en un mortero machacamos los dientes de ajo y la sal, para añadir después el pimentón y un poco de aceite.
Siguiendo el proceso, continuamos machacando el pimentón, el ajo y la sal hasta crear una especie de pasta. Después la verteremos a la cazuela donde teníamos la trucha con el sofrito y añadiremos el agua hirviendo que teníamos al lado.
Mientras esperamos a que nuestro plato acaba de cocerse lentamente, en una cazuela de barro preparemos las rebanadas de pan. Recuerda, tiene que ser, mínimo, del día anterior. Pasados unos 12 minutos, sacamos nuestra trucha y la colocamos sobre el pan y posteriormente repartiremos el caldo hasta bañar todo el plato.