San José es uno de los barrios más importantes de la ciudad de Salamanca, no solo por su ubicación, a la otra orilla del río Tormes, o por su población y extensión, sino también porque, al ser obrero, fue el germen de las reivindicaciones del asociacionismo de barrio y lucha obrera. En su existencia reivindicativa destaca el recuerdo de dos mujeres, Pepita Mena y Tina Martín, una concejala del PSOE y la otra de Ciudadanos y, por desgracia, las dos fallecidas.
San José es un barrio que surgió en la década de los setenta del siglo XX al hilo de la expansión urbanística de Salamanca más allá del río Tormes, en busca de asentar a los nuevos pobladores de la ciudad procedentes de los pueblos. Fue una continuación de las viviendas sociales que dieron lugar al barrio de la Vega, atendiendo al éxodo rural y al mismo tiempo aprovechando un 'bum' urbanístico en España.
Al principio no tenía ni consultorio médico, ni tiendas, ni colegios. Nada. Después fueron llegando poco a poco los servicios, recordaba Josefa Mena a este diario antes de fallecer, cuando era presidenta de la asociación de vecinos, que lo fue durante décadas y una de sus primeras inquilinas. Así, según se expandía el barrio se construían los equipamientos, buscando un entorno abierto, con numerosos jardines y plazas.
El centro de salud fue uno de los grandes logros. "Teníamos los médicos que había antes, y casi todos tenían 'igualas'. Si te hacías una 'iguala' con el médico estabas más atendido. Pero para conseguir el consultorio hicimos colas enormes a la puerta del local donde queríamos que nos lo hicieran, en la calle Manuel Parada. Ahora tenemos el otro que es más grande y mejor", explica Mena haciendo historia del barrio de San José. La construcción de centros educativos también dinamizó el barrio y lo rejuveneció. "Con los que fueron haciendo se cubrieron las necesidades. Pero me da pena porque la gente se ha dedicado a llevarlos a los concentrados, y están quedando como guetos, que es una palabra que no me gusta nada, pero es así. Solo quedan los que tienen menos posibles y a mí me da mucha pena", recordaba apenada.
Nuevos y más modernos servicios para evitar un 'gueto'
Después llegaron el Instituto Mixto Torres Villarroel, las pistas deportivas, piscinas, el edificio del Servicio Público de Empleo y todas las naves de la Diputación de Salamanca en dirección hacia el polígono El Montalvo. San José se convirtió también en un lugar de paso hacia la zona industrial y rápidamente quedó obsoleto. Surgió una asociación vecinal que no ha parado de reivindicar mejoras. “Una asociación no es solo para hacer manualidades, empezamos a luchar contra las carencias que había en el barrio. Hacíamos manifestaciones, colas para conseguir el consultorio médico... La gente empezó a reunirse y a exigir. Luchamos mucho por las humedades que tenían las viviendas, así que nos fuimos a Madrid, al Ministerio de Vivienda, y sacamos una subvención para quitarlas. Lo que pasa que ahora estamos muy descontentos porque lo que hicieron para quitar las humedades fue poner uralita. Y ahora estamos luchando para que la quiten porque es cancerígeno y la gente lo está manipulando como quiere y no puede ser”.
Y es que la vida al otro lado del río Tormes parecía muy alejada, pese a encontrarse a escasos metros del casco histórico. Una distancia que acortó el puente de Felipe VI en el año 2000 para unir el barrio con el paseo de Canalejas. No sin problemas, pues su construcción estuvo judicializada por colectivos ecologistas. Al mismo tiempo, llegaría el nuevo cuartel de la Guardia Civil junto al barrio de la Vega y las últimas promociones de viviendas para no dejar un metro cuadrado en el barrio libre de construir. Y, ahora, el moderno campo de fútbol Reina Sofía, con todo lo que implica, al jugar allí equipos importantes como Unionistas de Salamanca y el Real Monterrey.
El barrio obrero por excelencia
San José, como no podía ser de otra forma haciendo honor a su nombre, siempre ha sido un barrio obrero. "Vivía gente trabajadora de todo tipo. Dependientes, albañiles, etcétera. La mayoría era gente que trabajaba en el centro de Salamanca", recordaba Josefa Mena. Una sociedad que ha ido evolucionando con los tiempos. "Antes había más vida social que ahora. La gente era más luchadora y los vecinos nos reuníamos. Las fiestas eran mejores porque había dinero de todos los sitios. Era otra vida. Teníamos menos, pero hacíamos más vida en comunidad. Ahora la gente está con su trabajo y es más independiente".
Durante los primeros años, la vida se organizaba en torno a las tiendas de alimentación. Como en otros muchos barrios, allí coincidían los vecinos, intercambiaban pareceres, compartían problemas y logros. "El primer comercio que abrió era una pequeña tienda que estaba en la calle Manuel Parada en la que vendían un poco de todo. Como era la única que había pues tenían que vender de todo. Y han estado aquí hasta hace muy poco que se han jubilado. Luego, llegaron otras tiendas, la farmacia, los bares...".
Porque San José presumía de una intensa vida social durante todo el año. "Las fiestas eran mejores antes. Como el Ayuntamiento no cobraba lo que cobra ahora, venían los feriantes, había verbenas... Era otro tipo de convivencia. Los matrimonios salían a bailar y a los bares. Ahora como es un barrio de obreros y de parados, se hace lo que se puede".
Pero este barrio sigue haciendo honor a su nombre y a su espíritu reivindicativo. “A mí me gustaría que la gente se implicara un poco más en las asociaciones de vecinos, porque los barrios que la tienen prosperan. Tienen infraestructuras, jardines, etcétera”, concluía Josefa Mena. Porque los barrios trastormesinos, aunque muchas veces no lo parezca, también son una parte fundamental de Salamanca.