La Diputación de Salamanca presentó ante el mercado portugués, concretamente en Oporto, uno de sus productos turísticos estrella, el Camino de Hierro, una ruta senderista de 17 kilómetros que transcurre a lo largo de una antigua línea férrea que unía Salamanca con la frontera portuguesa, enmarcada en la comarca de las Arribes, “un paraje natural de inigualable belleza que realza la riqueza y los encantos de la provincia”.

“Desde la institución hemos tratado de impulsar este proyecto turístico no solo como lo que es, una joya desde el punto de vista histórico, monumental y de naturaleza. El Camino de Hierro es un macroproyecto turístico que trasciende de nuestro ámbito provincial, es único en el mundo”, expresó Javier Iglesias, presidente de la Diputación de Salamanca durante su intervención en el acto celebrado en el Museu do Carro Electrico de Oporto ante una treintena de asistentes, entre ellos, representantes de los principales medios de comunicación, turoperadores y agentes de viajes de la ciudad portuguesa.

El nuevo producto turístico está teniendo una “enorme acogida” entre los turistas tal como avalan sus cifras de visitantes. Y es que, en su primer año, la ruta ha congregado a más de 27.100 visitantes, de los cuales un diez por ciento proceden de Portugal. “Sabíamos que era un tesoro por descubrir. Ahora lo hemos abierto al resto del mundo con los resultados que esperábamos y que, sin duda, ha sido un éxito sin precedentes”, destacó Iglesias, en un acto en el que estuvo acompañado del diputado de turismo, Javier García Hidalgo.

El colofón de la presentación corrió a cargo del asesor gastronómico David Monaguillo, quien presentó en Oporto la marca de calidad agroalimentaria ‘Salamanca en Bandeja’, que reúne algunos de los productos más selectos de la provincia, entre ellos, los elaborados en Las Arribes del Duero, donde se enmarca el Camino de Hierro.

Presentación del 'Camino de Hierro' en Oporto

El Camino de Hierro

La faraónica construcción de la línea se inició en agosto de 1883 y, tras cuatro años de trabajo, en 1887 se realizaba su inauguración en un acto donde dos trenes, uno portugués y otro español, se unieron en el centro del Puente Internacional de Vega Terrón, en La Fregeneda. Hoy en día es en la estación de este municipio donde se inicia la ruta de 17 kilómetros por puentes y túneles hasta el muelle fluvial de Vega Terrón.

Un recorrido peatonal donde la fauna y flora se funden con la grandiosidad de la ingeniería civil más representativa del siglo XIX, el Camino de Hierro discurre por las propias líneas férreas, acondicionadas para hacer de esta ruta de seis horas una experiencia llena de contrastes. 20 túneles y diez puentes conforman estos 17 kilómetros que pasan de los 527 metros de altitud en la Estación de La Fregeneda a los 133 de Barca D’Alva por la orografía del terreno escarpado de Las Arribes.

Nada más iniciarse la ruta se encuentra el Túnel número uno, el más largo del recorrido y con más de 1,5 kilómetros de longitud. A su salida, comienza una sucesión de otros 19 más con diez puentes que jalonan el camino mediante una suave pendiente de descenso siguiendo el cauce del río Águeda hasta desembocar en el Duero, en el único muelle fluvial de Castilla y León y donde se encuentra el final de esta “impresionante” ruta.

La visita al Camino de Hierro tiene un coste de ocho euros; la entrada incluye un seguro para los senderistas además de un vehículo lanzadera para devolver a los caminantes al punto de origen de la ruta en la estación de La Fregeneda. Las entradas y todos los detalles para formalizar la visita a la ruta pueden consultarse en la página web ‘www.caminodehierro.es’.

Ruta de los túneles

Si los puentes por los que transcurre la ruta son espectaculares, no menos resultan los 20 túneles excavados en este último tramo de la vía férrea en territorio español, donde todos juntos suman más de cuatro kilómetros de longitud. El túnel número uno, con más de 1,5 kilómetros de longitud, construido para salvar el paso de la carretera de La Fregeneda, y el túnel número tres en forma de ‘U’ son los dos que destacan en el “impactante” itinerario turístico.

“Un espacio conmovedor de oscuridad y silencio, roto en ocasiones por la presencia de colonias de murciélagos, fueron construidos mediante explosiones de dinamita, algunas marcas visibles todavía hoy en día, y a golpe de martillo y pica, en unas obras en las que llegaron a trabajar más de 2.000 personas”, concluyó el presidente.

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