La plaza de toros más anciana del mundo, levantada para rendir homenaje a la Virgen, está en Castilla y León
Su construcción comenzó en septiembre de 1711 y, desde entonces, ha sufrido diversas reformas pero guardando siempre el tendido de piedra, o de la Virgen, desde sus orígenes
16 enero, 2023 07:00Noticias relacionadas
Como es habitual en casi todas las ermitas y santuarios de la provincia de Salamanca, las romerías o fiestas dedicadas a la Virgen se completaba con la celebración de festejos populares, entre los que no podían faltar los toros. Nos encontramos plazas de piedra en El Cueto en Matilla de los Caños, Nuestra Señora de los Remedios en Buenamadre, Valdejimena en Horcajo Medianero o Virgen del Castillo que se reparte entre Villaseco de los Gamitos y La Encina de San Silvestre. Y la Virgen del Castañar en Béjar no podía ser menos.
Tal fue así que, hace más de trescientos años se inició la construcción de la plaza de toros más antigua de España, conocida cariñosamente como 'La Ancianita'. Aunque, el primer festejo del que existe constancia se realizó en 1667, en una improvisada plaza de maderas. Después del éxito de las corridas allí celebradas el duque D. Juan Manuel II concedió el permiso para construir el coso taurino de piedra que hoy conocemos, que fue inaugurado en 1714.
Según el relato del historiador Emilio Muñoz García, nacido en Béjar en 1885: "Hacia el año 1706 se levantó ya por segunda vez en El Castañar, ya metódicamente construida con maderas enrejadas, una plaza de toros, y con motivo del nacimiento del príncipe de Asturias (25 de agosto de 1707), que luego reinó con el nombre de Luis I, se celebran en ella grandes festejos taurinos".
Cuatro años más tarde, 1711, al redactar el acta de cómo debía celebrarse la fiesta de la Virgen, se anota que "si algunos devotos hicieran alguna pared para ver toros o comedias en la Plaza hecha y para utilidad de la fiesta, que lo que se diere en limosna por dichos asientos pase a disposición del mayordomo que se nombrase con las demás limosnas". Con lo que se demuestra que en septiembre de 1711 la actual plaza de toros estaba ya construida.
Después de su reforma del siglo XIX ha pasado a tener el ruedo redondo ya que en un primer momento tenía una estructura rectangular, hoy en día nos queda algunos restos de su primera forma en la parte este del graderío.
Los toros en Béjar
Porque hablar de toros en Béjar es también recordar la plaza de toros más vieja de España, por la que han pasado muchos toros y toreros a lo largo de su historia. Un coso taurino singular que ha sufrido muchas vicisitudes y, sobre todo, es un orgullo torero para todo bejarano.
En el principio de todo está la necesidad de dinero para construir la sacristía de la ermita de la Virgen del Castañar en 1667, cuando el 4 de agosto el Concejo bejarano acordaba trasladar a la duquesa "petición para hacer y crear una plaza en el monte de esta villa para correr toros de limosna para dicha obra".
Desde esa fecha pasa medio siglo haciendo toros en la plaza Mayor o capeas al uso en el lugar, hasta 1711 en que la Cofradía recibe "licencia" del duque don Juan Manuel para "hacer plaza junto a la dicha ermita y tener fiesta y corridas de toros...". Por tanto, se puede afirmar que la fiesta del Castañar del 8 de septiembre de 1711 ya estaban construidos los muros exteriores. En 1712 se completó con la construcción de toriles, tablados, corral y otras partes del coso taurino. Fecha esta última en la que se corrieron toros.
En 1850 se dio un paso importante para la reforma de la plaza, que se había mantenido intacta casi 180 años. En esta ocasión, el coso, que era cuadrado, pasó a ser casi circular, logrando hacer de la plaza de toros El Castañar un lugar acorde a la ciudad de Béjar que, por entonces, mediados del siglo XIX, era un lugar de una dinamismo económico importante, siendo importante por su industria textil, que crecía a las orillas del Río Cuerpo de Hombre, cuyas aguas eran utilizadas para el proceso de industrial, no se debe olvidar que la industria textil es uno de los sectores que más agua consume.
Hasta nuestros días
La plaza de toros El Castañar, conocida hoy como 'La Ancianita', no fue inmune a la meteorología, tan adversa en las estribaciones de la Sierra de Béjar. Como tampoco al uso más o menos importante que se le daba durante el año, permaneciendo sin actividad muchos años.
Tal fue así que, a principios del siglo XX, concretamente en 1901, tuvo que sufrir una serie de reformas por su falta de uso. Es decir, de acoger diversos festejos tales como corridas y novilladas de primer nivel y capeas populares, a ofrecer tan sólo una capea en la fiesta de El Castañar de ese año.
Cinco años después, 1906, el coso taurino ya no ofrece seguridad para acoger festejos de cualquier índole, poniendo en peligro la integridad de los aficionados. Por ello, desde el Concejo se realiza un proyecto de reforma por valor de 1.773 pesetas, que permite celebrar algún que otro festejo.
Los sinsabores arquitectónicos de la plaza de toros no terminaban aquí, ya que en 1916 presenta un estado de ruina. Para evitar su desmoronamiento, el Concejo bejarano dispone 3.000 pesetas para su arreglo.
Ya durante la II República se siguen realizando reformas, que no fueron suficientes para seguir ofreciendo festejos taurinos, y de otra índole, en las fiestas de la Virgen del Castañar. Puesto que en 1955 ya no pudo celebrarse festejo alguno. Y comienzan nuevos trabajos de mantenimiento, reforma y adaptación a los nuevos tiempos iniciados en 1962, que duran un año... Pero 'La Ancianita' volvía al olvido de los gobernantes locales entre 1972-1975, sin poder disfrutar los bejaranos de sus tradicionales toros en las fiestas de su Patrona.
En 1976 comienzan las nuevas obras que duran hasta 1978 cuando ya celebró, el 8 de septiembre, la novillada de la Virgen. Unos trabajos, por cierto, que se han ido sucediendo hasta 1996, concretamente hasta el 9 de agosto, cuando tuvo lugar su reinauguración con un cartel de primer nivel. En el mismo, se acartelaron los matadores de toros Emilio Muñoz, José Miguel Arroyo 'Joselito' y José Ignacio Sánchez, quienes mataron una corrida de Manuel San Román Valdés, de San Pedro de Rozados.
Y, con esta suerte de una plaza de toros emblemática, singular, bonita, coqueta y de orgullo para los bejaranos y los amantes del toro, llegamos hasta nuestros días. Ahora se disfruta de una plaza renovada, convertida en museo, de visita turística, identidad de los bejaranos, y con festejos el Día de la Virgen del Castañar, patrona de Béjar, de primer nivel con los matadores más reconocidos del momento, como Morante de la Puebla.