Muhammad Ehsan Ullah Khan, activista contra la esclavitud infantil y liberador del niño esclavo Iqbal Masih, asesinado en Pakistán el 16 de abril de 1995, estuvo este miércoles en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Salamanca, acompañado por el presidente del CES, Enrique Cabero, así como de José Luis Muñoz, presidente de la Asociación Iqal Masih contra la Esclavitud Infantil (AIMCE).
Cada 16 de abril se celebra a nivel mundial el día contra la esclavitud infantil y en él se nos recuerda que aún hoy, en pleno siglo XXI, como explica Ehsan Khan en una entrevista con EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León, existen niños que son sometidos a diversos modos de esclavitud Infantil. La imagen asociada a esta efeméride es la del niño esclavo pakistaní Iqbal Masih, asesinado por las mafias de aquel país el 16 de abril de 1995.
Muhammad Ehsan Ullah Khan, activista pakistaní contra la esclavitud infantil, es además fundador y presidente del Frente de los Trabajadores de las Fábricas de Ladrillos, Frente de Liberación del Trabajo Forzado en Pakistán (bllf, bounded labour liberation front) y del Frente de Liberación del Trabajo Forzado Global, organización que se enfrenta a la esclavitud y al trabajo infantil en Pakistán y en el Sur de Asia.
Estudió periodismo en la Universidad de Punjab, en Lahore, y en 1967, con 19 años, aún con sus estudios de Periodismo sin acabar, se encontró a un anciano, un cristiano, al que quiso ayudar a cruzar la calle. Este encuentro le cambió la vida como él cuenta, pues este anciano le comunica en primera persona que sus hijos son esclavos de un dueño de una fábrica de ladrillos. Ahí comienza su contacto con esta realidad que le cambiará su vida para siempre. Entre sus logros, Ehsan ha conseguido sacar de la esclavitud a más de un millón de trabajadores de la industria del ladrillo en Pakistán y también la liberación de Iqbal Masih, todo un icono:
Tras el asesinato de Iqbal Masih, el 16 de abril de 1995, Ullah Khan lloró la muerte del chico con la comunidad cristiana y besó su cadáver, lo que los integristas consideraron una herejía. El Gobierno pakistaní, aprovechando que había acudido a una mesa del grupo de trabajo sobre las formas contemporáneas de esclavitud de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a la que estaba invitado a asistir junto con Iqbal, le retiró el visado, impidiéndole así el regreso al país. Ehsan se vio forzado a vivir en el exilio.
Pregunta: ¿Qué lo trae por Castilla y León y, más concretamente, por Salamanca?
Respuesta: La primera vez que estuve en Salamanca fue en 2017. Por tanto, no es la primera vez. En aquel entonces vine para hablar sobre la esclavitud, en concreto la esclavitud infantil, que está muy conectada con el sistema económico internacional, que manejan totalmente las multinacionales y los gobiernos.
P: Explique su relación con el niño paquisntaní asesinado Iqbal Masih.
R: Cuando lo conocí tenía diez años. Trabajaba como esclavo en una fábrica de alfombras, encadenado al telar. Había escapado, estaba aterrorizado, pero me ayudó a llenar la ciudad de carteles que anunciaban que la esclavitud estaba prohibida, que acudieran a nosotros. El dueño de la fábrica fue condenado, y así quedaron en libertad los compañeros de Iqbal; él se vino a vivir conmigo, se convirtió en mi hijo y en un luchador imparable, quería ser abogado. Pero fue asesinado el 16 de abril de 1995.
P: ¿Cuál es la situación de la esclavitud infantil en este momento?
R: La situación es terrible, horrible. Pero entre 1995 y 2000, después de la muerte de Iqbal Masip, todo cambió porque hubo un movimiento mundial que se llama Global March, en el que yo participo, que comenzó a poner presión para acabar con esta situación de la esclavitud de los niños. Comenzaron a convocarse manifestaciones, en las que participaban niños de 144 países diferentes, y se extendieron por diferentes continentes. Este movimiento se culminó en Ginebra en una reunión de la Organización Internacional del Trabajo, y como resultado se acabó aprobando la Convención número 182. En las que, a modo de resumen, en el artículo 1 se dice que "todo miembro que ratifique el presente Convenio deberá adoptar medidas inmediatas y eficaces para conseguir la prohibición y la eliminación de las peores formas de trabajo infantil con carácter de urgencia". Y, el artículo siguiente, deja claro que "a los efectos del presente Convenio, el término "niño" designa a toda persona menor de 18 años.
P: ¿Tiene conocimiento de que en Europa o en España exista esclavitud infantil?
R: Sí, en Andalucía hay niños portugueses que se dedican a recoger frutas y legumbres. También tengo conocimiento de que en Madrid hay niños chinos que están esclavizados.
P: ¿Dónde se concentra principalmente la esclavitud infantil en el siglo XXI?
R: Obviamente en Occidente y en Europa es donde hay menos esclavitud infantil. Pero sí es cierto que hay niños españoles que están en América esclavizados. En los países hispanohablantes hay cierta esclavitud infantil, incluso en Reino Unido la hay también. Y que donde más se concentra es en países como China, India, Pakistán y África.
P: ¿Qué tiene que ver la esclavitud infantil con la deslocalización de empresas grandes y multinacionales, que se marchan de países desarrollados como España a países del tercer mundo?
R: Siempre pongo el ejemplo de España, en concreto de una industria que hace uso de la esclavitud infantil como es Inditex, Zara, Mango, H&M. Son los mayores explotadores en este sentido y utilizan la esclavitud infantil a lo largo de su cadena de producción. Cuando comenzé con mis reivindicaciones, aquí en España fue en 2013, y empezé a hacer campaña a raíz de lo que ocurrió en Bangladés, en 2012, cuando 119 personas perdieron la vida por un incendio en la fábrica de ropa Tazreen Fashions, que se quedó en cenizas. Era un taller donde trabajaban mujeres, niños y hombres. Algunos dicen que llegaron a morir 300 personas. Bangladesh es uno de los países que sirven para la deslocalización de muchas empresas occidentales, ya que los costos de producción allí son mucho menores. El sector que destaca especialmente en la nación es el textil.
Entonces me encontraba en Suecia y desde allí organizé manifestaciones e intenté también acudir a las oficinas de Zara. Intenté hablar con los que trabajaan en Suecia y me dijeron que no podían hacer nada al respecto, que ellos no sabían donde se producía la ropa, que el único que lo sabía era el propietario de Inditex. Y entonces, en 2014 marché a Santiago de Compostela hasta la sede principal de Inditex y trate de hablar con el propietario con ayuda de dos profesores amigos míos, Magdalena y Juan, y también de un periodista.
"Dos representanes de Inditex, con los que me reuní para acabar con la esclavitud infantil en Bangladés y trajeran su producción a España, me contestaron que eso no era posible, porque los españoles eran vagos".
P: ¿Qué paso con los dueños de Zara en Santiago de Compostela?
R: En Santiago había quedado en reunirme con el propietario de Zara, pero no se presentó y, en su lugar, mandó a dos representantes con los que mantuve una reunión en la que ellos negaron todo. Que no utilizaban a niños y que no había esclavitud infantil. Y cuando les enseñé las fotografías y los informes al respecto, no me dieron respuesta, no dijeron nada. Me preguntaron que cómo podían ayudarme en el sentido de cómo podían financiarme, que ya estaban financiando a otras organizaciones como Cáritas. Y les respondí que la única manera en la que podían ayudarme era si ponían fin a la esclavitud infantil y empezaban a abrir fábricas aquí en España, porque existían 40.000 españoles sin hogar en las calles, más de medio millón de refugiados y que podrían servir de mano de obra para producir aquí. De esta forma, mejoraría los ingresos, recaudaría más en impuestos y también habría más paz. Pero estos dos representantes me conestaron que eso no era posible, porque los españoles éramos vagos. Decían que Zara es España y España es Zara. Y en aquel entonces ningún medio, ningún periódico decía nada negativo sobre aquello. Y gracias a nuestras reivindicaciones, ahora sí que podemos encontrar en internet mucha información al respecto. Y eso fue todo, gracias a lo cual comenzé a luchar contra la esclavitud infantil.
P: ¿Tiene que ver también, por ejemplo, en Pakistán o Afganistán, la inestable situación política y religiosa?
R: Terrible. Voy a poner de ejemplo a mi propio país. Pakistán solo destina del presupuesto estatal el 2% para la educación, y más del 50% para el ejército. Además, la sociedad, tanto la india, la pakistaní o la afgana, se construye sobre las cabezas de los niños y, en la cumbre de la jerarquía, están el gobierno, las élites y las personas blancas que se sirven de la explotación de estos niños para crecer económicamente.
P: Finalmente, ¿tiene o ha tenido miedo?
R: Cuando comenzé las reivindicaciones recibía continuamente muchas amenazas, y cuando llegué a Europa también. Sobre todo, cuando hablaba de la industria rápida, me decían que la mafia me iba a acabar matando. Eso no me importa, y lucho por la libertad y si hay otros que luchan por todo lo contrario, eso no me afecta. No me preocupa mi vida, me preocupa la causa. En Pakistán, más de dos veces me han condenado ya a pena de muerte, y ya he recibido numerosos ataques que han intentado acabar con mi vida.
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