Los últimos moños de España se peinan en un pueblo salmantino
Las mujeres aún lucen los peinados con el traje tradicional
5 junio, 2023 07:00Noticias relacionadas
Aún quedan pequeños reductos rurales donde conviven con la sociedad del siglo XXI pequeñas reminiscencias de lo que fue un pasado culturalmente muy rico. Es el caso de Candelario, donde las mujeres aún lucen los moños tradicionales cuando se visten con el traje tradicional. Son pocas las mujeres que saben peinar estas joyas tradicionales.
Candelario, a pesar del creciente turismo, es un pueblo de otra época. Quieto y dormido en las estribaciones de la Sierra del mismo nombre. El viajero que llega a estas alturas solo escucha el transcurrir del agua por los albañales que surcan las calles. Es recorrer las estrechas calles y encontrarse con una mujer vestida con unos atavíos parecidos a los de las charras, pero con características propias, como un extraño peinado, que corona un moño monumental. Antaño, casi todas las mujeres de Candelario vestían de idéntica manera y peinaban de modo semejante.
Los altos moños oscilan al andar las mujeres; simulan querer desprenderse de las cabezas, pero vuelven a su sitio original. Son unos peinados extraordinarios que en el resto de la provincia les llamaban "los últimos moños de España".
Cómo hacer el peinado
Una peinadora candelariense, de la docena que quedaba, explicó allá por los años 30, a 'Estampas salmantinas' como se hacían estos moños, lo que recogemos textualmente:
– Por medio de tres rayas se parte el pelo en tres ramales. Los ramales de los lados se llaman ‘cocas’ y el de atrás, ‘raíz’. Se peina la ‘raíz’ y, después de peinada, se ata con un largo cordón. Se peina después la ‘coca’ derecha, se retuerce y se une a la ‘raíz’, atándola a ella con el mismo cordón, e igual se hace con la ‘coca’ izquierda. Juntos los tres ramales, unidos a la ‘raíz’, se hace con ellos una sola trenza, se coloca la ‘moña’ –la ‘moña’ es una especie de almohadilla hecha con alambre y algodón en rama–, se ata con el mismo cordón que sujeta los tres ramales, y se extiende sobre ella, hasta cubrirla el pelo de la trenza.
– ¿Y cuánto tiempo se invierte en hacer este peinado?
La mujer se queda mirando, llena de sorpresa.
– ¿Cuánto tiempo se tarda? Nada. Dos minutos, un minuto, menos quizá. Ya tenemos mucha práctica en ello...
Últimos reductos del pasado, Candelario es uno de esos pueblos que se convierten en un reducto de tradiciones, cultura y valores de antaño. Desde su boda tradicional en el mes de agosto, hasta sus bailes, sus más rancias costumbres como la matanza y el tipismo de sus gentes, hasta su arquitectura tradicional, hacen de este municipio de la Sierra de Béjar un lugar de obligada visita, porque allí también se puede disfrutar, y mucho, de la naturaleza más virgen.