Una plaga de espectacular explosión demográfica: a la caza del jabalí, un auténtico depredador
El otoño comienza con la apertura de las cacerías de jabalí, una especia cinegética que, además de tener grandes cazadores, también se ha convertido en una plaga que arrasa por donde pasa y es un serio problema de tráfico en las carreteras
15 octubre, 2023 07:00Noticias relacionadas
Con la llegada del otoño se inicia en la provincia de Salamanca la temporada de caza del jabalí, para el cual se organizan multitudinarias monterías. Este animal es un mamífero omnívoro, antecesor salvaje del cerdo al que no le importa atacar con saña, que se adapta muy bien a cualquier terreno que le ofrezca cama y alimento.
Son las ocho de la mañana y hace fresco. Los cazadores que forman la montería quedan en un punto concreto del pueblo, donde también se hacen notar los ladridos de los perros, a los que se llaman rehalas, que están compuestas por entre 10 y 12 colleras de perros de distintas razas, dirigidas por un perrero o rehalero. Es la hora de partir a la zona asignada para ocupar los puestos. De mover los jabalíes se encargarán los perros.
Ese es el comienzo de una jornada de caza de jabalí, muy apreciada en la provincia de Salamanca, sobre todo en la zona de Arribes, donde están extendidos por todo el territorio, que le ofrece refugio, libertad y comida. Decir, en este aspecto, que según datos a los que ha tenido acceso este diario, facilitados por el Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC), la población de jabalí en España está por encima del millón de ejemplares, aunque, la realidad, es que no existen datos que sean oficiales, al ser una tarea casi imposible por los continuos movimientos de estos cerdos salvajes. Eso sí, los mismos informes, de los que tiene conocimiento el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que también incluía Medio Ambiente, "en los últimos años se ha producido una multiplicación espectacular", sobre todo a raíz de los años de pandemia, en que no se practicó la caza.
Es que, los problemas que acarrean los jabalíes se acrecientan cada día más, debido a esa explosión demográfica. La alarma la ponen los agricultores, a los que destrozan los cultivos, sobre todo en zonas como Arribes del Duero las viñas, además crean importantes problemas para la floresta, al margen de propagar enfermedades de sanidad animal, tales como la peste porcina africana o la misma tuberculosis. Además, son ya asiduas las imágenes de estos animales campando a sus anchas por las calles de los pueblos y ciudades buscando alimento. Y, es más, son cientos los accidentes de tráfico que una noche sí y otra también se produce por las carreteras provinciales.
Unos y otros tienen claro, cazadores, agricultores y autoridades, que la única solución que existe para su control del excesivo censo poblacional, es fomentar las batidas de caza. Algo que se realiza con más asiduidad estos últimos años, la modalidad de al salto o en mano sobre el jabalí será los jueves, sábados, domingos y festivos nacionales y autonómicos del periodo comprendido entre el cuarto domingo de septiembre y el cuarto domingo de febrero del año siguiente. Se debe tener en cuenta que es la primera vez que se declara la emergencia cinegética en Castilla y León. Así, entre otras cuestiones, el nuevo 'Plan de Gestión del Jabalí' establece que no se establecerá superficie mínima exigible para el desarrollo de monterías y ganchos ni limitación para la repetición de estas modalidades cinegéticas.
Este Plan de Gestión permite utilizar visores nocturnos y térmicos instalados en las escopetas, facilitar el empleo de los ganchos al jabalí, sin tope el número máximo de perros en las batidas o que un coto de caza continúe en la organización de monterías más allá del cupo de su plan cinegético. También se eleva hasta 39 personas el número total de cazadores en puestos fijos y batidores. Asimismo, aumenta el periodo de la caza de jabalí, para que se pueda cazar desde el 1 de abril hasta el cuarto domingo de febrero y en cualquier modalidad de caza mayor.
Un incremento del 20% en Castilla y León
Un estudio publicado recientemente por el European Journal of Wildlife Research destaca el papel de la caza para regular la población del jabalí en España. La investigación, realizada por científicos de la Universidad de Barcelona y rescatada ahora por la red social para cazadores Myhuntbook, muestra que la actividad cinegética es el medio más eficaz para controlar la sobrepoblación de esta especie.
Los investigadores han medido el impacto de la caza en la población de jabalíes. Para ello, han recopilado datos sobre los animales tiroteados en el noroeste de España, al tratarse de la zona con mayor número de ejemplares de esta especie. El estudio revela que a pesar de que la caza de jabalíes ha aumentado en los últimos años, su población se ha incrementado 20% en estos territorios. Este dato sugiere que de no ser por la actividad cinegética, el número de ejemplares aumentaría de manera incontrolada.
Año tras otro sí está claro que aumenta el número de animales abatidos, según aseguran a este diario diversos cazadores. Es más, según los datos de la Federación Española de Caza, en el año 2020 se capturaron 354.577 animales, pero en los últimos años la cifra habría ido creciendo paulatinamente. “Estaremos en unos 400.000 al año. Hace una década las capturas eran 200.000; es decir, se han duplicado”, explica Juan Herrera, director técnico de la Federación Española de Caza.
Avanza la mañana entre disparos, ladridos de perros aunque algunos lastimeros, porque el jabalí embiste y el corte de sus puntiagudos colmillos puede ser mortal, y el gruñido de los cerdos salvajes que corren despavoridos a velocidades increíbles. La velocidad a la que pueden correr los jabalíes más veloces supera los 40 km/h, y su resistencia les hace capaces de mantenerla cuando huyen del peligro.
Los cazadores descargan sus rifles, cuentan sus hazañas, recogen los animales abatidos, aunque también algún perro fruto del tiro cruzado o por una embestida, y cuentan el número de jabalíes muertos. El problema, a continuación, es qué hacer con los cadáveres, ya que en España, y concretamente en esta zona del Duero y Tormes la carne no es apreciada, al contrario que en Portugal. Si no se venden, quedan para alimentación de las rapaces.
Termina la jornada con la comida de cazadores ya en el pueblo. Buen vino, pan de hogaza, y los asados de chorizo, panceta, costilla y carne. El café, la copa y la conversación, siempre eterna, del mejor cazador y las guasas de aquellos a los que se la ido la presa. Cosas del campo y de la caza, ay!