Castilla y León es una comunidad autónoma fundamental para entender la historia de España. Su extenso territorio alberga dos regiones milenarias, antiguos reinos que jugaron un papel fundamental en la Reconquista y que vieron nacer a los protagonistas de algunas de las más importantes epopeyas culturales y civilizatorias.
La Comunidad es nada más y nada menos que la región del mundo que cuenta con más enclaves Patrimonio de la Humanidad y la huella de su vasta historia se deja sentir en cada uno de sus rincones, albergando joyas arquitectónicas y patrimoniales inigualables.
Pero la riqueza de Castilla y León no se limita a su ingente patrimonio, ya que también cuenta con entornos naturales imprescindibles, con una variada oferta cultural y de ocio y con una reconocida riqueza gastronómica.
Del lechazo asado al cochinillo, del botillo a los judiones de la Granja o el reconocido vino de la Ribera del Duero o el de Cigales, todas las provincias de la Comunidad tienen mucho que ofrecer a los paladares de sus visitantes.
El torrezno
Pero para disfrutar de la riqueza gastronómica de Castilla y León no es necesario pedir un menú en un restaurante ya que son también reconocidos sus aperitivos, que se sirven en los miles de bares de las ciudades y pueblos para acompañar la bebida y que hacen las delicias de todos los visitantes que se acercan a conocer la Comunidad.
Las nueve provincias cuentan con aperitivos típicos y uno de los más alabados y reconocidos es el torrezno de Soria, amparado por la Marca de Garantía 'Torrezno de Soria', y que es un auténtico manjar para disfrutar acompañado de una cerveza, un vino o un refresco en cualquier bar de la provincia soriana.
Se trata de una pieza de panceta de cerdo frita compuesta de crujiente y dorada corteza por un lado y tierno magro y tocino por otro, que lo convierten en un excelente manjar que conquista el paladar de todo aquel que lo prueba.
Es cierto que se sirven torreznos a lo largo y ancho de toda España, pero ninguno como el de Soria. Para elaborar el mejor torrezno al estilo soriano, las tiras de panceta se cocinan a una temperatura relativamente baja, para conseguir que la corteza esté crujiente y el interior jugoso, casi confitado.
Pero para conseguir ese resultado final es fundamental elegir una panceta de calidad, con un buen punto de adobo, y escoger también un aceite digno para la ocasión, aunque, en muchas ocasiones, se termina friendo con la propia manteca del torrezno según estos se van renovando.
Un auténtico manjar que conquista todos los paladares y que se puede disfrutar en cualquier bar o restaurante de la provincia de Soria. Una experiencia que, sin lugar a dudas, no dejará indiferente a aquellos que se decidan por visitar un territorio desconocido para muchos pero que ofrece experiencias para los cinco sentidos.