cronicas rurales frandovinez 3

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Valladolid

Crónicas rurales... y de gastronomía tradicional

27 abril, 2018 01:17

Antes de entrar en Frandovínez el Arlanza nos saluda pletórico. Y es que el agua ha hecho milagros este inicio de año. Son tan solo cien vecinos censados en este lugar burgalés de pastoreo y labranza. Y entre ellos Jesús Angel Martínez Tajadura, primo hermano de mi amigo José María Castellanos Tajadura que, una vez más, le acompañé para visitar el lugar donde nacieron sus ancestros y, de paso, volver a saborear los deliciosos productos matanceros de elaboración propia.

Jesús Angel Martínez, de la familia de los Tajadura por parte de su madre, fue pastor con rebaño propio y labrador durante toda su vida…y soltero. Ya no cumple los 73 pero está como un roble. Su dedicación principal es cuidar de sus dos yeguas y de sus animales de corral: gallos y gallinas, además de su perrita ratonera cuqui que le sigue a todos lados. Y de atender a su primo José María y amigos.

“Y por San Andrés mata tú res”, reza el refrán popular.

Nuestro personaje lleva el refrán a rajatabla y en unos días comprará un lechón de unos 20 kilos para que vaya engordando. Lo hace junto a algún vecino y amigo porque un cochino para él solo se antoja demasiado; “hasta 20 kilos de chorizos puede dar un marrano de 17 arrobas”- nos dice el bueno de Jesús Angel.

Y qué delicia de chorizo. Bien curado, ligero de picante y ahumado en la chimenea de la casa junto al tocino y una panceta entreverada que, frita en el aceite de los huevos, resultó todo un manjar. Por supuesto que los huevos son de las gallinas que Jesús Angel tiene enjauladas en lo que fueran las antiguas cuadras de la casa.

En un plis plas, nada más saludarnos, nos ofreció una tabla del citado chorizo del que dimos cuenta de inmediato. No podía faltar un vasito de tinto cosechero de la Ribera. De seguido sacó un trozo de lomo, curado y ahumado al estilo antes citado, que nos supo a gloria bendita. “No curamos los jamones que son para los chorizos, pero el lomo sí. Y sale riquísimo”- comenta Jesús Angel a su primo como incitándole a que pruebe.

Y ya tenía preparados los platos con sus huevos correspondientes para la fritura. Le salieron perfectos, con puntilla y al punto de sal. Y lo hizo en la cocina de butano porque la “bilbaína” solo la enciende para platos y guisos más complejos. Mientas, su primo José María se dispuso a freír la panceta que acompañaría a los huevos.

Eran las 3 de la tarde y con toda la intendencia en los platos nos trasladamos al pequeño saloncito que nuestro amigo lo utiliza para comer y estar. Y allí devoramos con fruición, moja que te moja, los huevos con puntilla, la panceta frita y parte del lomo que había quedado en la tabla. Cayó casi una barra de ese pan de pueblo que dura una eternidad y que un panadero de Tardajos trae cada día a Frandovínez. Atracón al canto…y sin ardor estomacal.

Naranjas y peras para “acomodar” el estómago, y unas “zapatillas” de Arrabal de Portillo que había traído Castellanos culminaron el almuerzo. Tampoco faltó el chupito casero blanco para acompañar a las deliciosas pastas. Yo me mojé los labios con una crema de orujo. Había que llevar sano y salvo a mi amigo en nuestra vuelta a Pucela con su veterano “Ibiza” que funciona de maravilla.

En la sobremesa charlamos un poco de todo, incluso de fútbol y del Barsa, del que es seguidor nuestro anfitrión. Estábamos viendo el informativo de A3 y de pronto nuestro amigo cambió de canal al 4. “Lo sigo porque sale ganado joven”, (mujeres y hombres y viceversa) nos dice Jesús Angel con cara de pícaro.

Le emplazamos para que al día siguiente nos acompañara a la inauguración de la Peña Afición Vallisoletana, pero desistió porque tenía una cena. Y también le comentamos la posibilidad de visitar la ganadería de Bañuelos el próximo 26 de mayo para la final del Certamen de Tentaderos de Rioseco, y la excusa fue un viaje. “Me voy en esas fechas a Budapest en un viaje del Club de los 60”.

Ya en la despedida nos llevó a la cochera para mostrarnos su nueva adquisición: un “Peugeot 2003” con menos de tres mil kilómetros en el contador. Y al lado una cosechadora. “Es del que le tengo arrendadas las tierras”, nos dice sonriente el que fuera pastor y labrador toda su vida.

A uno le gustaría de mayor ser como Jesús Angel Martínez Tajadura, incluida su generosidad y sencillez. Gracias, amigo.

P.D.: No nos vinimos de vacío. Cuando nos dimos cuenta, Jesús Angel nos había preparado una bolsa con dos ristras de chorizo y dos buenos tacos de tocino y panceta. Caerán un día de estos con alubias o un buen cocido. Todo se andará. Ya les contaremos.