En el año 2010, el Instituto Nacional de Estadística contabilizaba un total de 533.640 habitantes en la provincia de Valladolid, sumando la capital y el resto de los municipios. Este año, el INE cifraba en 519.361 las personas que viven en el lugar, según el padrón del 1 de enero de 2021. 14.279 personas menos en apenas dos lustros, lo que deja patente que la sangría poblacional en el medio rural crece cada día, de manera imparable.

Por ello, en unos municipios, sobre todo en los pequeños, donde los bares, las tiendas, incluso de ultramarinos, en definitiva, los diferentes negocios, desaparecen, se hace indispensable el comercio de proximidad y de venta ambulante. Los supermercados van a cuatro ruedas en camiones o furgonetas por los diferentes pueblos para dispensar carne, pescado, fruta u otros alimentos a los distintos habitantes de los municipios para que puedan afrontar su día a día de la mejor manera posible.

Pueblos como Olmos de Esgueva (185 habitantes), Moral de la Reina (165), Santervás de Campos (120), Castromembibre (55), Adalia (58), San Cebrián de Mazote (122) o Valdunquillo (138), con cuyo alcalde hemos hablado, forman parte de los más de 58 municipios que cuentan con venta ambulante o comercio de proximidad en la provincia pucelana, en la actualidad.

 “Mi objetivo pasa por tratar lo mejor posible a mis clientes, semana a semana. Deseo que cambien las políticas para que en los pueblos haya más trabajo y la gente pueda asentarse aquí. Tanto el que nazca como el que venga de fuera. Es imprescindible cuidar el medio rural”, confiesa, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, José Antonio García Bielva, dueño de Frutas Bielva, que marcha con su camión por varios pueblos pucelanos para darles el servicio que precisan.

Frutas, verduras y encurtidos, en su camión y a domicilio

Nuestro protagonista nació en Zamora y reside en Toro (bello pueblo también zamorano). Tiene 43 años y suma 23 al mando de Frutas Bielva. La mayoría del año son tres los trabajadores en el negocio, pero en los meses de “más jaleo” ascienden a, incluso, seis. Entre marzo y agosto. Todo con un camión como protagonista.

“Damos servicio a la provincia de Valladolid. Vamos por Castronuño, Rueda y Olmedo. Un día a la semana por estos pueblos. También llegamos hasta Benavente. Vendemos fruta, verdura y encurtido: aceitunas. Ahora, la gente compra sandía, melón o melocotones. Producto de temporada, vaya”, asegura José Antonio convencido.

Él es uno de los empresarios que se encarga de prestar un servicio básico a los pueblos. Sobre todo, a los más pequeños y despoblados. La venta ambulante o comercio de proximidad es clave para el día a día de muchas personas, sobre todo mayores, que no se pueden desplazar de sus casas y que ven como en su municipio no existe ya ni una triste panadería.

“No tenemos tienda física. Nuestro negocio es el camión. Bajamos la carrocería al suelo y montamos el puesto. La gasolina nos la costeamos nosotros. Hemos notado el aumento del precio. Todo está más caro. Hasta las cajas en las que van las frutas. Por ello nos ha tocado subir precios”, explica nuestro entrevistado en tiempos en los que la inflación está por las nubes tras el estallido de la guerra de Ucrania.

El conductor de este supermercado a cuatro ruedas no duda en afirmar que estos comercios ambulantes que se desplazan hasta los pueblos pequeños “tienen mucha importancia” porque “son un aliciente para las personas que no cuenta con tiendas en su entorno”. “Buscamos dar un buen producto a un precio más asequible que en una tienda o mercado”, explica.

Futuro “negro” del negocio

Pero no es oro todo lo que reluce. José Antonio, que no recibe ayuda alguna, no duda en afirmar que el futuro del negocio “lo ve muy negro” y añade que “no cree que se jubile trabajando de ello en los pueblos actuales”. “Si mis clientes tienen entre 60 y 80 años, la mayoría, dentro de 20 años no quedará nadie. O me jubilo en este oficio yendo a otros pueblos con más gente o en los pequeños pasará esto. Es una pena porque es lo que he hecho toda mi vida”, afirma la cabeza visible del negocio.

El abuelo de José Antonio vendió durante 50 años en Castronuño. Mismo oficio, distinta clientela, por el paso de los años, lógicamente. El sucesor cuenta la historia: “Él iba con un carro y un macho. Prosperó para comprarse una furgoneta. Después, yo, un camión. Prosperas, avanzas y miras por tu comodidad y por la del cliente para que la fruta vaya en las mejores condiciones posibles”, explica.

Una clientela que José Antonio califica como “gente maravillosa” con la que “tienes confianza” y que acaban por ser “como de la familia”. “Son muy majos. En este oficio hay de todo, pero, por norma general, tengo que agradecérselo todo a los clientes. Son lo más importante para mí”, afirma con emoción nuestro entrevistado.

Pero la España Vaciada no perdona. “El medio rural está muy tocado. Lo veo cada vez peor. Tengo clientela, gracias a Dios, pero veo cada vez menos gente. Los jóvenes se van y los mayores fallecen. Tendremos que buscarnos la vida de otra manera”, añade resignado.

Un servicio indispensable para Valdunquillo

Valdunquillo, que proviene del nombre “Valle del Junquillo”, está situada a unos 81 kilómetros de la capital y pasa por ser la última localidad de provincia de Valladolid por la que pasa la N-610. Esconde tesoros como vasijas que contenían un tesorillo de 703 monedas medievales pertenecientes a los siglos XII y XIV y que se conservan, a día de hoy, en el Museo de Valladolid.

Con 138 habitantes, según los datos del padrón del 1 de enero de 2022 del Instituto Nacional de Estadística (INE) el pueblo vallisoletano, aunque con mucha historia y riqueza patrimonial, carece en la actualidad de muchos servicios básicos, como nos explica el alcalde, José María Bernardo Fernández.

No existe en nuestro pueblo un comercio físico desde hace 30 años. Nos atiende el itinerante. La compra del día a día se atiende en furgonetas y funciona bastante bien. Los que tienen coche se desplazan a Zamora o a Valderas, en León. Pero la gente, los vecinos de nuestro pueblo tienen que comer en el día a día y así lo consiguen”, explica el primer edil.

Carne, pescado, fruta, pan, incluso droguería, explica el alcalde en declaraciones a este periódico. Vehículos que llegan, a diario, desde Zamora, León o Villalón de Campos. “La atención es personalizada, tocan al timbre de tu casa y eso es muy importante. Entiendo que sea más caro porque tienen que afrontar más gastos como el del combustible, pero, en nuestro municipio, estamos muy agradecidos al comercio ambulante e itinerante”, apunta.

Comercio itinerante, concretamente un puesto de embutidos, en Valdunquillo

Ayudas de la Diputación de Valladolid

“La Diputación de Valladolid ha sacado ayudas este año para estos comerciantes. No sirve para fijar población, pero si ellos esto sería una ruina. Les he avisado por teléfono a todos. Hemos facilitado la documentación que desde el Ayuntamiento necesitaban, con el certificado que precisaban y han hecho las gestiones oportunas”, señala José María Bernardo Fernández.

El primer edil apunta que son ayudas “prioritarias”. La institución provincial convocó una línea de subvenciones de apoyo al comercio de proximidad y la venta ambulante con un total de 140.000 euros. 2.000 por beneficiario incluido el gasto corriente, así como el de inversión. La fecha de publicación fue el 28 de marzo del 2022 en el Boletín Oficial de la Provincia y el plazo de presentación de solicitudes finalizó el 29 de julio.

La Diputación ha informado, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, que son un total de 35 las personas que se han presentado a esta convocatoria de ayudas con el fin de conseguir que la cuesta arriba, a la hora de pagar todos los gastos derivados de su negocio, tenga una pendiente un poco más llevadera.

Todo para que un oficio indispensable en la provincia de Valladolid no muera.

LISTADO DE LOS PUEBLOS DE VALLADOLID CON COMERCIO ITINERANTE

Noticias relacionadas