No hay datos exactos todavía a la espera del próximo informe que Cruz Roja Castilla y León publique la próxima semana y del de la tasa Arope (la que mide el índice de pobreza en España y por comunidades autónomas). Pero cualquier ciudadano puede comprobar cada día el creciente número de personas que amanecen en el suelo por las principales calles de Valladolid.
Mendigos que pasan cada noche encima de cartones, envueltas en sacos de dormir o en viejas mantas para hacer frente al frío del invierno.
Si antes de la pandemia era más común ver a estas personas durmiendo en la calle en los barrios más humildes, ahora esta imagen se ha multiplicado también por las áreas más céntricas y ricas de la ciudad, como las calles Santiago, Miguel Íscar, Colmenares, la plaza de España o el mismo paseo de Zorrilla, arteria principal de la capital.
Soportales, entradas a antiguos locales cerrados por la crisis, marquesinas de autobuses, escalinatas de acceso a una iglesia... Cualquier lugar que ofrezca un pequeño resguardo frente a las gélidas temperaturas de invierno es ahora el refugio que decenas de personas sin hogar eligen para dormir.
Son la cara más dura de las consecuencias de la pandemia y de la crisis económica, a pesar de que en Valladolid el desempleo ha caído en cinco puntos porcentuales en los últimos diez años con la tasa actual más baja desde 2006.
Si bien la tasa Arope no dispone aún de los datos a cierre de 2022, fuentes de esta organización esperan que el próximo informe arroje un incremento notable del número de personas en situación de pobreza en Valladolid y en el resto de Castilla y León.
Rafi Romero, concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Valladolid, explica a este periódico que "el problema que nos encontramos con el incremento de personas que están durmiendo en la calle es que no quieren ir al albergue municipal, en la mayoría de los casos por problemas mentales".
De hecho, el Ayuntamiento ha habilitado, a las 62 plazas con que cuenta este albergue y que están efectivamente ocupadas, otras 25 desde que se anunció que caerían bruscamente las temperaturas la semana pasada. Sin embargo, sólo se han ocupado 18.
Una de las primeras personas en denunciar que se está produciendo un aumento de los casos de personas en situación de máxima vulnerabilidad es Antonio Martín, responsable de Cáritas en Castilla y León, quien calcula un incremento del 10% en el número de personas atendidas en 2022 con respecto a 2021, año en el que subió un 31% con respecto al año de la pandemia hasta situarse en el medio millón de personas en riesgo de exclusión social.
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