Qué importante es ese comercio de proximidad. Esa tienda, con su dueño. Siempre pendiente de que te lleves lo que necesitas con la mejor atención asegurada. Ese bar en el que disfrutar de la buena compañía. De esos tertulianos futboleros. De esas personas que hablan y hablan. Que parece que saben de todo, pero acaban por no saber de nada.
De esa churrería, como la que José Luis Revilla Diez tiene en Medina de Rioseco. A la que decenas de personas se desplazan cada día para disfrutar de un buen chocolate con los mejores churros. “Son una delicia”, nos cuenta una vecina de la Ciudad de los Almirantes, hablando del producto que elabora el riosecano.
Un negocio, la Churrería San Juan, que se sitúa en la calle que lleva el mismo nombre. En el número 8. En Medina de Rioseco, un municipio que cuenta en la actualidad, y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) con 4.493 habitantes. Muchos de ellos han disfrutado de las delicias del dulce negocio. También los turistas durante una Semana Santa para enmarcar en la localidad vallisoletana.
27 años de historia y 40 de trabajo en el mundo hostelero
“Me defino como una persona tranquila a la que le gusta el mundo de la hostelería. Abrimos la Churrería San Juan hace 27 años. Empecé junto a mis hermanos, con mucha ilusión y en un edificio de nueva construcción como es este que se ubica en la calle San Juan número 8”, cuenta, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, José Luis Revilla Diez.
Suma más de cinco lustros en este negocio. Su casa ahora. Pero acumula más de 40 años de experiencia en el mundo hostelero. En bares, discotecas y demás. Ahora es feliz con una churrería que funciona. Que tiene su clientela y que endulza la vida a más de uno cada día con el tradicional chocolate con churros.
En la actualidad trabajan en el lugar dos personas. Eran tres, pero la pandemia y la crisis “han hecho mella”, confiesa nuestro protagonista. “Para llevar un negocio hostelero se necesita, por un lado, tiempo. También paciencia, constancia y mucha dedicación. Esa es la fórmula del éxito”, añade el protagonista.
Buenos hasta fríos
En el local de José Luis uno puede disfrutar de los mejores desayunos. Desde tostadas, pasando por bollería variada y llegando hasta los famosos churros. Todo ello acompañado por un exquisito café o un delicioso chocolate. Cuenta con todo tipo de bebidas y con diversas tapas. Está abierto desde las 6.30 de la mañana y hasta las 22.30 de la noche.
“Nuestros churros son conocidos por mucha gente. De diferentes partes del mundo. Desde la clientela fiel hasta los forasteros que nos visitan uno o varios días. Son artesanos. Se elaboran a diario y se pueden consumir tanto en el local como en su casa. Nosotros se lo preparamos todo para que se lo puedan llevar”, asegura el dueño del negocio.
La clientela, nos confiesa José Luis, afirma que son churos “de un sabor muy rico” y también que “incluso aunque se queden fríos están buenos”. Clave es, además, el que no los consideren “aceitosos”.
Haciendo frente a la crisis en el sector de la hostelería
La hostelería sigue pasando una crisis que se vio acrecentada en el año 2020, con el coronavirus. Fueron decenas los establecimientos hosteleros que tuvieron que bajar su persiana en tiempo de restricciones, de cierres temporales, de ganancias cero. Algo difícil para cualquier autónomo. Ahora, la subida del precio de energías y materias primas tampoco ayuda.
“La crisis se afronta como se puede. Ajustando al máximo los precios. Se nota mucho la subida de las materias primas. Nosotros la ciframos en el 25%. Es muy duro. Tenemos que ajustarnos demasiado y hacer encaje de bolillos para que las cuentas nos acaben saliendo a final de mes”, afirma nuestro entrevistado.
José Luis no duda en añadir que el futuro del mundo hostelero “no es muy bueno”. Explica que la gente “no quiere trabajar en el sector” porque “es muy sacrificado”. Sin embargo, él lo sigue y seguirá haciendo, como confiesa, hasta la jubilación.
Todo tras 27 años de una deliciosa tradición churrera.