“Lo llaman Toro de la Vega, pero no es así”. Es el sentimiento de muchos tordesillanos que ya no sienten el famoso evento del como suyo. Y es que ahora mismo, después de la sentencia de 2019 el Toro de la Vega se ha convertido en un encierro más. Eso sí, un encierro con sustos como el que ha ocurrido esta mañana de martes cuando ‘Mirabajo’ nombre del astado se ha escapado tras romper una talanquera. Una persona que se encuentra grave en el hospital. Hoy, como cada martes tras el 8 de septiembre -día en que veneran a su Virgen de la Guía, Tordesillas ha celebrado su día más importante, ahora denominado festejo del Toro de la Vega, pero ya sin lanceos y sin darle muerte. ha dejado de ser un torneo, donde los caballistas luchaban por dar muerta a la res.

Ahora se hace un encierro de recorrido igual, pero sin muerte algo que no termina de convencer a muchos y, en cambio, es suficiente para otros. En 2016 todo cambió. El Gobierno de Castilla y León (PP en solitario con Juan Vicente Herrera) aprobó un decreto ley donde no se prohibía el festejo del Toro de la Vega, sino la muerte del animal. Fue el principio del fin. Tres años después se pronunció el Tribunal Supremo, que ratificaba la sentencia y finalizaba así, tras más de ocho siglos de historia.

El festejo ha vuelto a celebrarse este martes como un encierro tradicional, una vez la nueva normativa presentada en 2022 está paralizada en el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León tras el recurso de PACMA y Podemos. "Tordesillas de nuevo vuelve a respetar la ley. Hemos buscado adaptarlo a la nueva legislación que evitaba la muerte del astado en público pero los grupos animalistas y determinados partidos siguen con su boicot al torneo y al municipio. Llevamos más de un año sin que hayan dictaminado nada, y el único afectado es el pueblo de Tordesillas”, ha declarado Miguel Ángel Oliveira, alcalde del PP del municipio.

Atrás queda en el tiempo un festejo que aglutinaba a defensores y detractores con serios enfrentamientos. Los medios de comunicación nacionales buscaban el testimonio más aterrador y si era con imágenes de enfrentamiento mucho mejor, ofreciendo una imagen que no era, ni es, ni será la de Tordesillas y sus gentes. Incluso fueron muchos famosos los que decidieron realizar una campaña contra el toro y, por ende, contra Tordesillas. Muchos de sus vecinos, con este nuevo formato, se encuentran más tranquilos, otros añoran tiempos pasados. Un torneo sin alancear no es el Toro de la Vega, dicen.

El Toro de la Vega era el mayor acontecimiento de la Villa durante muchas décadas. Vivió épocas de mayor esplendor en los años 50 y 80. Sin embargo, con el cambio de conciencia social hacia los animales, a partir de 2000 Tordesillas ha estado en el punto de mira de todos. La primera referencia escrita en la que se mencionan toros en la Vega aparece en el año 1534 en el libro de la Cofradía del Santísimo Sacramento de Santiago Apóstol de Tordesillas, en el que se lee: «tubo sus festexos de toros, con dos toros por la mañana a la Vega y seis por la tarde».

De Toro de la Vega, del de verdad, ya solo quedan documentos en el archivo, las imágenes y fotos, y sobre todo las vivencias. Unas vivencias de la que el Patronato del Toro de la Vega sabe mucho y que ahora espera, como muchos aficionados, volver a ver en la vega tordesillana cómo se disputa de nuevo un torneo medieval, que es considerado para ellos un auténtico ritual.

Normas

Poco ha variado el recorrido, el astado siempre bajaba hasta la vega acompañado por los miembros de las pandas de Tordesillas, que con su pantalón azul Mahón se dirigían a la plaza mayor -protegida por portadas- para acompañar al toro de la Vega por un recorrido de unos 400 metros. Luego, en los años ochenta, el toro salía desde la calle San Antolín, atravesando la zona conocida como empedrada y cruzaba el puente que descansa sobre el Duero para llegar finalmente al Prado de Zapardiel. Una vez alcanzada la zona de torneo sonaba la segunda bomba real, para avisar entonces de que el momento del cuerpo a cuerpo estaba a punto de comenzar. el torneo se disputaba en la vega tordesillana, donde solo había sitio para los más valientes. Allí, a campo abierto y sin defensa llegaba el momento del encuentro. Incluso con la posibilidad de que el toro fuera indultado.

Un toro en condiciones óptimas, ágil y de buenas hechuras que estuvieran proporcionadas con su encaste. Por este motivo este año ha tenido que cambiarse, ya que el toro originario se lesionó. De entre cuatro y siete años de edad y con un peso que rondara entre los 500 y 700 kilos, con sus defensas intactas (sin afeitar) que tuviera bravura y trapío.

Las nuevas normas dicen que el alanceamiento sería a cuerpo limpio, en el costado y sin engaños, sin que el lancero pudiera esconderse o cobijarse. Estaba totalmente prohibido alancear premeditadamente al toro con el fin de no matarlo y si el toro había doblado, había que respetarlo hasta el final. El jurado velaba pendiente de que se cumplieran las normas para dar un veredicto claro, aunque el torneo podría declararse nulo si se incumplía alguna de las condiciones previamente expuestas.

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