El Hotel y Balneario Palacio de las Salinas de Medina del Campo saltó a la actualidad nacional el pasado miércoles, 25 de octubre, cuando se constató que el Gobierno iba a utilizar estas instalaciones para que allí se hospedasen un total de 250 inmigrantes, en su mayoría de Senegal y de Mali. Ese mismo día aterrizaron un total de 183 y en las últimas horas han llegado otras 67 para llega a la cifra del cuarto de millar anunciada por la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones.
La polémica fue total en la mañana del miércoles. Desde el Ayuntamiento de Medina del Campo, con el alcalde “popular” Guzmán Gómez a la cabeza, se habló de “deslealtad” institucional por el hecho de que nadie se hubiera puesto en contacto con ellos para avisar de que hasta el lugar iban a llegar estas personas, procedentes de las Islas Canarias. La Junta de Castilla y León, gobernada por PP y Vox, también criticaba la forma de proceder.
En las últimas horas parece que las aguas bajan más tranquilas y la Comunidad acogerá a un total de 395 personas inmigrantes que se asentarán en seis provincias de la región, siendo Valladolid la provincia a la que más llegarán.
El establecimiento hotelero es un lugar único que está de reformas desde el pasado 23 de diciembre de 2022. Camino a un año. Unas reformas enfocadas al cambio de calderas, de aires acondicionados y demás sin arrancar aún la renovación del mobiliario. Ahora albergará a estas personas que tienen unas necesidades humanitarias tremendas, tras huir de sus países de origen. Nosotros les contamos la historia de un lugar mágico en la provincia de Valladolid.
De inaugurar el balneario en 1891, a gran hotel en 1912
Desde el siglo XVII se han tomado referencias de que, en el páramo de las Salinas, que es la ubicación actual del Palacio, en tiempos de lluvia se embalsaba el agua una vez que el terreno se saturaba. Con el paso de los días, mientras se evaporaba por la acción tanto del sol como del aire, nos encontrábamos con un sedimento, de color blanquecino, que no era otra cosa que sal. Eran depósitos que se formaban en el lugar. De ahí que adoptara el nombre de ‘Las Salinas’.
Algunas personas, de distintos puntos de la provincia vallisoletana, acudían hasta el lugar con el fin de aplicarse estas sales por el cuerpo, y también parra darse un chapuzón, cuando el tiempo lo permitía, en las charcas naturales. Se extendió entre la población la creencia de que allí se podían curar enfermedades de la piel y también otras dolencias ya fueran en articulaciones o huesos.
Fue en el año 1891 cuando fructificó el nacimiento del balneario. Se trataba de un pequeño hotelito que contaba con una casa de baños equipada con pilas de mármol para bañar a las personas enfermas. El primer propietario recibía el nombre de Don Manuel Ortiz de Pinedo. En el año de apertura ya acudiría hasta allí un médico del Cuerpo Nacional de Baños. Por aquel entonces había cuatro manantiales de agua minero-medicinal. Tenían nombres: Manolito, Santa Elisa, Antia y Tenacidad, bautizado este último, por algunos, como Trinidad.
Siguiendo navegando, nunca mejor dicho, por la historia del lugar, fue en 1893 cuando se consiguió, por Real Orden del 3 de marzo de 1893, para cada manantial, la Declaración Ocial de Aguas, poco después, también por Orden Real, de aguas minero-medicinales.
Fue en el siglo XX, cuando se construyó una sociedad mercantil que presidía Francisco Belloso, y que en 1912 puso en marcha el gran hotel que pasa por ser el edificio que conocemos hoy como tal. El diseño arquitectónico sería realizado por los mismos arquitectos que levantaron el Palacio de la Magdalena que se ubica en Santander.
En un lugar idílico
Se sitúa en la carretera de Las Salinas kilómetro 4. A hora y media de Madrid y a 40 minutos de la ciudad del Pisuerga. Es uno de los balnearios más emblemáticos del país con las terceras aguas madres mejores de Europa, como informan desde el centro hotelero.
Además, es un lugar que es idílico para fomentar el turismo enológico en tierra de vinos. También, en el hotel y balneario Palacio de las Salinas, el relax está asegurado en un edificio singular que cuenta con todas las comodidades en sus 64 habitaciones. Tras coger fuerza, uno puede visitar municipios emblemáticos de la provincia como Olmedo, Rueda o Tordesillas.
Dispone de más de 5.000 metros cuadrados de instalaciones y un total de 80.000 de jardines con más de cuatro kilómetros de paseos, rutas entre los lagos, rincones de sombra, cascadas y miradores o bancos para sentarse en un entorno que está dominado por la amplia y rica vegetación con las encinas, los álamos o los chopos como protagonistas.
Además, dispone de una capilla única. La Capilla del Milenio, que fue inaugurada en el año 2001, concretamente el 20 de septiembre. Un espacio conmemorativo realizado con motivo del cambio de milenio que fue un encargo de las Naciones Unidas en la localidad vallisoletana de La Villa de las Ferias, más conocida como Medina del Campo.
El restaurante y la terraza son otros dos espacios que a lo largo de todos estos años han sido visitados por cientos de turistas. Ahora dan cobijo a más de dos centenares de personas necesitadas de cuidados en un marco incomparable y un emblema histórico de la provincia de Valladolid.
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