La semana pasada, concretamente el miércoles, 13 de diciembre, la ministra de Educación y portavoz del Gobierno de España, Pilar Alegría, proponía a las comunidades autónomas restringir el uso del teléfono móvil en los centros educativos, tanto de educación primaria, como de secundaria.

Un veto que sería total en los colegios de primaria, mientras que en los institutos se aplicaría en función del proyecto educativo de cada centro. Todas las medidas y propuestas, en principio, serían negociadas por las distintas comunidades que habrían recibido bien esta propuesta del Gobierno.

La ministra Pilar Alegría afirmaba tener la intención de llevar este debate al Consejo Escolar del Estado, del que forman parte tanto los representantes del profesorado como las familias y también los estudiantes. También de sentarse con las diferentes comunidades en enero para una solución acordada y consensuada sobre la cuestión. La mayoría de las regiones ya tienen su hoja de ruta con respecto a este planteamiento.

En nuestra Comunidad, la Junta de Castilla y León recordaba el funcionamiento en la región, en lo que se refiere a la utilización de los móviles es “lo que la ministra les trasladará en enero”. La Consejería de Educación apuntaba que “no está permitido el uso de los teléfonos móviles en las aulas de secundaria, a excepción del uso educativo” que está además “supervisado por el docente”. En primaria, el uso es minoritario por lo que, desde Castilla y León, se apunta que se está haciendo bien los deberes en esta materia.

Charlamos con Christina Fulconis, profesora, madre y portavoz del sindicato Stecyl para conocer su visión sobre el planteamiento del Gobierno.

La portavoz del Gobierno y ministra de Educación, Pilar Alegría, en una imagen de archivo. Efe

Entiendo que tiene que haber un control y una regulación. Hacen falta medidas, pero este es un problema que traspasa el ámbito educativo. El alumnado está unas horas en su colegio o instituto y después pasa la mayor parte del tiempo con sus amigos y familia. Se trata de una atención que se tiene que llevar dentro, pero sobre todo fuera del aula”, explica en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Christina Fulconis.

Nuestra entrevistada ve con buenos ojos el planteamiento que llega desde el Gobierno, pero pide también al Ministerio de Juventud e Infancia y a un amplio plantel de autoridades que se analice con detenimiento lo que está ocurriendo con los teléfonos móviles entre los más pequeños. Hacer un estudio minucioso de lo que está ocurriendo con las nuevas tecnologías para corregir los aspectos negativos y fallos. También apuesta porque los padres y las madres seamos los primeros en dar ejemplo.

“Hay Comunidades Autónomas que han llevado a cabo acciones en el marco de la convivencia escolar cuando había problemas o dificultades entre el alumnado y el profesorado en esta materia. Ahora ha llegado esta propuesta. En educación infantil y primaria no hay problemas porque no se usan. No están prohibidos. En secundaria, en los reglamentos de régimen interior, está estipulado que cada centro adopte sus medidas. No existe una regulación común”, apunta nuestra protagonista.

Establecer un marco

A Christina Fulconis no le gusta el término prohibir. Además, pide establecer un marco para educar en el uso ético de las nuevas tecnologías. Apunta, además, que el teléfono móvil no se emplea en el ámbito educativo “de manera excesiva” aunque hay situaciones en las que se ha tenido que intervenir para evitar “situaciones más graves”.  

“Estoy a favor de regular este aspecto, pero pienso que la prohibición no es la solución. Resultaría más útil el dar una formación desde la infancia para que aprendan, desde edades tempranas, a usar las nuevas tecnologías de una manera responsable y adecuada”, defiende nuestra protagonista.

Clave esa educación desde pequeños y que los progenitores lleven un seguimiento de sus hijos para comprobar que hacen un buen uso del teléfono móvil y de las nuevas tecnologías que, a día de hoy, son una puerta a un mundo infinito que se escapa completamente de nuestro control.

Una alumna con el móvil en clase Fotografía: Rubén Cacho / ICAL

Su visión como madre

“El uso del teléfono móvil en el aula tiene un efecto negativo para el alumno. Si se piensa más, mientras estás en clase, en whatsapp, en Instagram, Tiktok… es difícil para el profesorado ser más atractivo que un móvil en el aula. Esto es así”, asegura Christina Fulconis.

Dejando a un lado su faceta docente y también la de portavoz de Stecyl y hablando ahora como madre de dos hijos, nuestra entrevistada nos cuenta su experiencia y las premisas que marcó a sus pequeños en el pasado. Ahora, ambos están cursando carrera universitaria y es otra historia.

“Para el uso del móvil les marqué unas pautas. Les indicaba que no lo usaran en horario lectivo y todas las aplicaciones tenían un control parental. Es costoso y difícil, pero conseguí que me hicieran caso y que aplicaran un buen uso de las nuevas tecnologías”, apunta.

En definitiva, este es un tema de interés social en el que deben trabajar, de manera conjunta, los docentes, las familias y el alumnado y en el que la responsabilidad y el respeto deben ser las componentes claves.

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