Peñafiel es un bello municipio pucelano que se ubica a unos 40 minutos de la ciudad del Pisuerga. Allí brilla su historia, su patrimonio y cultura. También su encanto vitivinícola. No en vano está dentro de la DO Ribera del Duero. Presume de tintos, y también de contar con el Museo Provincial del Vino, en un castillo que reina y vigila a los vecinos de la localidad.
Peñafiel también es un lugar perfecto para comer bien. De hecho, a los pies de la fortaleza anteriormente citada nos encontramos con un restaurante que brilla en el pueblo desde hace 23 años, que se dice bien y pronto. Se trata de El Lagar de San Vicente, que está liderado en la actualidad por Jesús, con el que EL ESPAÑOL de Castilla y León se cita este domingo.
Un lugar donde disfrutar del mejor lechazo, pero en el que también se pueden degustar otros deliciosos platos y elaboraciones que quitan el sentido.
Una vida dedicada a la hostelería y la apertura del Lagar de San Vicente
“Soy el hijo pequeño de una familia humilde. Comencé a trabajar, desde muy joven, en el mundo de la hostelería, por obligación. Pasaron los años y me quedé en este mundo por devoción. Me considero una persona humilde y un poco gruñón”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Jesús Benito Arenales, que es el dueño del Restaurante El Lagar de San Vicente.
Nuestro entrevistado, con 14 años, empezó en el mundo hostelero ayudando a su primo en un negocio durante los fines de semana. Ya, con 16, se dedicó plenamente a ello pasando por varios negocios, cogiendo las riendas del Bar Venus, también en Peñafiel.
“Pasaron los años y, como mi hermano Miguel había trabajado anteriormente de asador, juntos decidimos dar el paso a la restauración y encontramos un sitio que nos pareció perfecto para ello como era un antiguo lagar en desuso con su propia bodega. Procedimos a su rehabilitación e hicimos nuestro restaurante: el Lagar de San Vicente que, tras dos años de reforma del local, abrió un 13 de diciembre de 1999, y hasta hoy”, nos cuenta nuestro entrevistado.
El nombre fue sencillo. Como hemos indicado, se trataba de un antiguo lagar. Lo de San Vicente viene de que están situados en el barrio que lleva el mismo nombre. El restaurante se ubica, por fijar más, a las faldas del Castillo de Peñafiel, justo enfrente del aparcamiento del Museo del Vino, en la calle de la Varguilla, número 36 de la localidad pucelana.
Unos inicios duros y sus especialidades
Jesús Benito Arenales, que suma 44 años en el mundo hostelero a sus 60 primaveras, 23 de ellos al frente del Lagar de San Vicente, afirma que los inicios, allá cuando entraba el año 2000, fueron “duros” pero también valora positivamente la gran acogida de la gente que se mantiene, a día de hoy, y que ayuda para “seguir luchando”.
El restaurante está dividido en tres plantas, contando los dos comedores con unos 120 metros cuadrados de planta y una bodega que también cuenta con otro comedor. Hasta el año 2017, el encargado de asar era el hermano de Jesús, Miguel, pero tras fallecer este, nuestro protagonista cogió también las riendas de esta labor.
En la actualidad, se trata de un establecimiento hostelero familiar con los dos socios fundadores, Miguel Ángel y Jesús, a la cabeza y con sus respectivas mujeres, Begoña y María del Carmen. Entre todos sacan el trabajo adelante, codo con codo. El cuñado de Jesús, Juanjo, se encarga de la sala, y la sobrina, Begoña, de la cocina. Se amplía la plantilla con extras los fines de semana.
“Nuestra especialidad es el lechazo asado en horno de leña de forma tradicional. De hecho, lo primero que se ve nada más entrar al restaurante es el horno donde, lentamente, se va cocinando este manjar”, confiesa nuestro protagonista.
También cuentan con una carta en la que las chuletillas de lechazo, el solomillo, o el entrecot. Todo, en una carta en la que también tiene presencia el pescado con el bacalao con tomate, como joya de la corona.
En el lugar también tiene un gran protagonismo la esencia de los platos de los de toda la vida como la sopa castellana o las mollejas de lechazo a la plancha que también son uno de los platos estrella. Siempre, en una apuesta por los productos de calidad y por una cocina en la que brilla “la pasión y el amor”.
Buenas perspectivas para el futuro
“El futuro lo veo con muy buenas perspectivas. Creo que la generación venidera está muy capacitada para coger las riendas del negocio y seguir manteniendo nuestro legado. Estoy muy orgulloso por ello. Queremos seguir haciendo pasar a la gente un buen rato en nuestra casa para que disfruten de nuestra tierra y de sus caldos”, afirma el dueño del conocido restaurante de Peñafiel.
La pandemia también fue muy dura para todo el equipo que conforma El Lagar de San Vicente. Sin embargo, a base de esfuerzo, y cuando las autoridades competentes facilitaron el fin del confinamiento, pudieron salir adelante y continuar soplando velas.
“En la actualidad, tenemos un gran problema con el lechazo. Debido a la falta de pastores, la producción ha bajado y como es la ley de oferta y demanda el precio de nuestro producto estrella está al alza con vistas de que esto se mantenga así. Tenemos fe en que la gente sepa valorar el producto”, finaliza Jesús.
Un restaurante que brilla en la provincia de Valladolid, 23 años después, y que promete seguir haciéndolo muchos años más.