El Palacio Real de Valladolid y una imagen de Felipe III en un montaje de EL ESPAÑOL.

El Palacio Real de Valladolid y una imagen de Felipe III en un montaje de EL ESPAÑOL.

Valladolid

¿Por qué Valladolid dejó de ser capital de España?

Durante cinco años y tres meses, bajo el reinado de Felipe III, la ciudad del Pisuerga ostentó la capitalidad del Imperio

6 abril, 2024 07:00
La ciudad de Valladolid, la más poblada de Castilla y León y en la que se encuentran las principales sedes de las instituciones autonómicas, ha estado relacionada casi desde su fundación con una impronta palaciega y vinculada con las casas reales, primero de Castilla y después de España. De hecho, en 1208 la ciudad del Pisuerga adquirió el título de ciudad cortesana por orden del entonces rey Alfonso VIII de Castilla y menos de 50 años después, en 1255, recibió el Fuero Real del monarca Alfonso X 'El Sabio'.
 
Pero los vínculos de Valladolid con la corona no finalizarían ahí. En 1217, el rey Fernando III 'El Santo' fue proclamado monarca en la Plaza Mayor y la reina regente María de Molina llegó a establecer su residencia en la capital vallisoletana en el año 1300. Una trayectoria que conduciría a que tres siglos después, en el año 1601, la capital del Imperio español llegase a instalarse en Valladolid durante cinco años y tres meses, bajo el reinado de Felipe III.
 
La decisión de establecer la capitalidad en la capital vallisoletana vino influenciada por Francisco de Sandoval y Rojas, el duque de Lerma, valido del monarca, que tenía planes de especulación urbanística que le terminarían haciendo inmensamente rico. El 11 de enero de 1601 se estableció la capital en la ciudad, una urbe por entonces próspera y sede de las Cortes de Castilla que aprovechó esa nueva condición para desarrollarse tanto a nivel económico como urbano y cultural. 
 
El traslado de la capital a la ciudad, a su vez, provocó un encarecimiento desorbitado de los inmuebles que fue aprovechado por personalidades como el propio duque de Lerma, que había adquirido una gran cantidad de propiedades antes del establecimiento de la capital en Valladolid y que vendió aprovechando el incremento de su precio. Además, el duque estaba interesado en que la capital se encontrase más cerca de sus feudos, en el municipio burgalés de Lerma, y tenía intención de alejar a Felipe III de la influencia de su abuela, María de Austria, que se encontraba recluida en el convento de las Descalzas Reales de Madrid y que veía con suspicacia su papel en la Corte.

Hitos de la capitalidad de Valladolid

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Los cinco años que Valladolid fue capital del Imperio español, la ciudad fue testigo de grandes hitos, destacando el nacimiento en la ciudad del futuro rey Felipe IV, el 8 de abril de 1605, y de su hermana, Ana de Austria, el 22 de septiembre de 1601, que llegaría a ser reina de Francia y madre de Luis XIV. Además, la capitalidad de la ciudad atrajo a personajes históricos de primer orden como Gregorio Fernández, Francisco de Quevedo, Luis de Góngora, Miguel de Cervantes, Ambrosio Spínola o Pedro Pablo Rubens.

Además, en 1603, el conspirador inglés Guy Fawkes se había trasladado a Valladolid para encontrar apoyo, sin éxito, en su plan de volar el Parlamento de Inglaterra y, dos años después, en 1605, una delegación inglesa compuesta por entre 600 y 700 personas se personó en la ciudad para tratar de lograr la paz en el marco de la Guerra de Flandes. 

Por otro lado, el hecho de que Valladolid fuese la capital del Imperio permitió a la ciudad lograr un gran crecimiento demográfico, pasando de 30.000 a 70.000 habitantes mientras Madrid sufría el efecto contrario y pasaba de 80.000 a 23.000, viéndose golpeada por un gran empobrecimiento fruto del traslado de la Corte a la ciudad del Pisuerga. Pero esta situación no duraría mucho tiempo.

Los motivos del regreso a Madrid

La figura del duque de Lerma también estuvo detrás de la decisión de que la capital de España volviese a tener su sede en Madrid el 6 de abril de 1606, hace ahora 418 años. Don Francisco había seguido el mismo modus operandi que había utilizado antes de la llegada de la capitalidad a Valladolid para enriquecerse y había adquirido una gran cantidad de propiedades en la ciudad madrileña ante la caída de los precios a partir de 1601, tras la pérdida de la capitalidad. En concreto, se había hecho con todas las viviendas del inmenso espacio que transcurre entre la actual plaza de Neptuno hasta Atocha.

Su objetivo, de nuevo, era el de vender todo ese patrimonio tras el encarecimiento de los precios debido al regreso de la capital a Madrid. Además, el duque siempre había tenido en mente que Valladolid sería una capital solo temporal y se conocen maniobras entre Don Francisco y el alcalde de Madrid ya en 1603, después de la muerte de María de Austria. La desaparición de esa figura, incómoda para sus intereses, le permitió plantearse el regreso sin grandes impedimentos.

Además, los dirigentes municipales madrileños, muy interesados en el regreso de la capital a la ciudad debido a la decadencia demográfica y económica provocada por su traslado a Valladolid, se mostraron dispuestos a realizar un importante desembolso económico, que el duque de Lerma aceptó de buen grado.

En concreto, Madrid ofreció 250.000 ducados a la Casa Real a cambio de que la capital volviese a la ciudad, un dinero que fue aceptado y del que Don Francisco se hizo con una tercera parte. Finalizaban así cinco años y tres meses en los que Valladolid fue capital del Imperio español y comenzaba una decadencia para la ciudad del Pisuerga que solo superaría tras la llegada del ferrocarril en el siglo XIX.