Mario Navas se ha hecho matador de toros en el coso del Paseo Zorrilla en una tarde marcada por el nulo juego de los “juanpedro” y en la que Luque, que entró por la vía de la sustitución (por Morante), ha salido a hombros tras cortar dos orejas. Juan Ortega ha dejado detalles de la clase y torería que atesora.
Segundo festejo de la feria y fiestas en honor de la Virgen Nuestra Señora de San Lorenzo. Más de media entrada en tarde entoldada, pero de temperatura agradable.
Se lidiaron toros Juan Pedro Domecq, escasos de presencia, desrazados, sin clase y defendiéndose por la falta de fuerza. Destacó por su buena condición pero muy blando de remos el primero del encierro que le tocó en suerte al torero vallisoletano. El quinto se devolvió saliendo un sobrero del mismo hierro.
Mario Navas
Día importante el de hoy para el ya matador de toros Mario Navas. No todos los sueños se cumplen, pero algunos sí, y hoy se ha cumplido el de aquel joven que vi por primera vez en una novillada del Circuito de Novilladas de Castilla y León en Fuentesaúco allá por el año 2020 si la memoria no me juega una mala pasada.
Era una tarde fría, muy fría, y ventosa, en la que pude atisbar en ese muchacho con cierto aire belmontista algo distinto. Sorprendentemente no vi aquella tarde a un torero artista, quizás por la condición de sus animales, pero sí un muchacho con hambre de toro. Ya ese mismo año en el mes de agosto le vi en Bilbao y percibí a un torero en constante evolución y con un gusto exquisito. Desde entonces he tenido la ocasión de verle en muchas ocasiones, en algunas de ellas, como miembro del jurado de Circuito de Castilla y León, y en otras, como en Las Ventas compartiendo cartel con mi amigo y buen torero Manuel Vázquez, pudiendo comprobar que persistía en esa continua y constante evolución hacia la pureza todo ello bajo la supervisión de un hombre clave en su camino: el maestro y paisano Manolo Sánchez.
Hablar de Navas hoy es hablar de un torero con un gusto y una clase exquisita, de un torero con duende y de cante grande. Ojalá que el día de mañana podamos hablar de Mario Navas como figura del toreo. El camino no ha hecho más que empezar.
Y entrando ya en la tarde, desgraciadamente no ha sido la alternativa soñada ni la que todos esperábamos. Los “juanpedros” no quisieron sumarse a la fiesta o mejor dicho no la permitieron.
Eligió Navas un precioso traje sangre y oro con bordados en blanco para la ocasión. Tras romperse el paseíllo el público le obligó a saludar en los tercios compartiendo con sus compañeros la ovación en un bonito gesto del toricantano.
Se doctoró con “Valijero”, un toro de capa negra herrado con el número 149 de la divisa gaditana y con un peso en la romana de 534 kg. Ya de salida mostró su buena condición pero con una alarmante falta de fuerzas que impidió que hubiera acople en el saludo capotero. Recibió un ligero puyazo para no minar aún más sus fuerzas.
Tras el tercio de banderillas en el que destacó la buena lidia de Gómez Escorial, tuvo lugar la ceremonia en la que Mario Navas se hacía matador de toros. Daniel Luque le cedió los trastos actuando de testigo Juan Ortega. Brindó el toro de su alternativa a su hermano Adrián fundiéndose en un emotivo abrazo. Inició el trasteo Mario con la rodilla genuflexa sacándoselo a los medios con muletazos por ambos pitones rematados con un pase de pecho muy ajustado.
Planteó el vallisoletano como no podía ser de otra forma la faena a media alturita por la escasa fuerza del burel, llevando al toro muy suave y muy templado consiguiendo tandas de mucho mérito. Destacó por la mano izquierda una en la que llevó al toro cosido a la muleta y muy templado, parando el tiempo, tirando de él con suavidad y pasándoselo por la barriga. Puso un broche final con remates de adorno, “haciéndole cositas al toro” como se dice en el argot, impregnados de torería, gusto y mucha plasticidad. A la hora de entrar a matar, pinchó hasta que al tercer intento enterró la espada. Recibió una merecida ovación.
Al último de la tarde, “Caradura” de nombre y con un peso de 557 kg, de capa negra, lo recibió Navas por verónicas destacando dos muy templadas y ajustadas por el pitón derecho. Recibe un puyazo el toro y “otro” al pegarse una voltereta cuando andaba ya el vallisoletano muleta en mano, tras brindar la muerte del toro al público.
Armó Navas una faena por ambos pitones en la que destacó la suavidad con la que echaba los vuelos y el ritmo del muletazo acompasándolo en todo momento a la embestida del “juanpedro”, o lo que es lo mismo, templando. Tragó en un muletazo con la mano derecha al pararse el toro en mitad del viaje.
Encajado y citando dando el medio pecho le echaba los vuelos de la muleta tan suave que apenas se notaba el bamboleo de la franela consiguiendo engancharle adelante y con mucho temple vaciar la embestida atrás cuando el animal se lo permitía, dotando al muletazo de una gran profundidad. Una pena que el toro no tuviera fuerzas para seguir la muleta porque la faena hubiera alcanzado cotas más altas. Se atascó con lo aceros Mario recibiendo un aviso, consiguiendo acertar con el verduguillo. Ovación.
Daniel Luque
Mató el de Gerena, que entró sustituyendo a Morante, el segundo de la tarde porque el primero correspondió conforme al Reglamento al nuevo matador de toros. Un toro negro de 531 kg, y que respondía al nombre de “Fantasía”, que no dio lugar a tener fantasía alguna con él. Buen recibo capotero por verónicas de Luque de bella plasticidad y con la figura muy encajada. Recibió un puyazo y quitó el sevillano por verónicas a pies juntos de bella factura. Inició la faena en las rayas con muletazos de tanteo no exentos de mando a pies juntos, sin moverse hasta el de pecho.
Consiguió hacerse poco a poco con la embestida de el de “juanpedro” que acudía al cite con genio y de manera brusca, echando la cara arriba al final de cada muletazo provocado por las escasas fuerzas. Lo consintió Luque sacando tandas en los que los muletazos tenían un trazo curvo lo que provocaba que al no desplazarse lo suficiente por la blandura del animal tuviera que perder unos pasos para presentarle la muleta de nuevo. Ya en las postrimerías de la faena, se metió Luque en la cara del toro arrancando los aplausos del público, que por otro lado hay que decir, estuvo muy frío toda la tarde. Mató de estocada ligeramente contraria. Oreja.
En segundo lugar, le tocó en suerte un toro de capa castaña, mal presentado, feo de hechuras, muy escurrido y de escasa presencia, de nombre “Amapolo” y con un peso de 540 kg. Ya de salida demostró que su virtud no era la entrega. No anduvo Luque templado con el capote especialmente con las chicuelinas. Recibió un puyazo en el caballo. En banderillas se desmonteró Iván García tras poner dos pares de banderillas en su sitio y reunidos.
Muleta en mano Luque le recetó unos pases de tanteo continuando con tandas por el pitón derecho que hicieron concebir esperanzas de una faena maciza pero la condición del animal saliendo desentendido al final de cada muletazo no contribuyó a ello. No tenía como virtud el desplazarse el “juanpedro” quedándose corto cuando tomaba la muleta del sevillano con una embestida informal y desclasada. Terminó con luquecinas recibiendo los olés del respetable. Mató de estocada y cortó una oreja con sorprendente petición de la segunda.
Juan Ortega
No tuvo su tarde el torero de Triana y no porque no quisiera pero es lo que tiene estar en los carteles de figuras, porque son ellas, y no la empresa en la mayoría de los casos, las que imponen determinadas ganaderías poco dadas al lucimiento, siendo un ejemplo de ellas la de esta tarde: falta de trapío, lo que provoca que muchas veces se ponga el público a la contra toda la tarde, mal presentada, desigual de presentación, desrazada, sin clase alguna y con una alarmante falta de fuerzas. Pero es lo que hay.
No se pudo lucir con el capote en el primero Ortega, un toro negro, “Alijarero” de nombre y con un peso de 510 kg. El encuentro con el caballo y el tercio de banderillas pasaron sin pena ni gloria. Ya con la franela, Ortega inició el trasteo con unos preciosos pases por ambos pitones con la rodilla flexionada llenos de torería y gusto, de empaque, acompañando con el pecho, muy cadenciosos, exigiéndole mucho al toro…y ya. El toro se paró y no quiso saber “más na”, expresión muy de mi admirado Rafael de Paula, del torero sevillano. No le favoreció en absoluto ese inicio de faena tan exigente. Una pena. Mató de pinchazo y estocada. Saludos.
El quinto de la tarde fue devuelto por problemas de visión, saliendo un sobrero feo de hechuras, basto que respondía al nombre de “Burlador”, de 546 kg. No pudo lucirse una vez más con el capote Juan Ortega, y bien que lo sentimos porque es una delicia verle torear. Recibió un buen puyazo de Manuel Quinta.
En el último tercio el toro fue de menos a solo algo más, no se vayan ustedes a creer, y el torero también. Si bien las primeras tandas no transmitían bien por la condición del animal bien por las precauciones que tomaba el de Triana, lo cierto es que a medida que avanzaba la misma Ortega fue sacando muletazos de bella factura y con ese gusto exquisito con el que impregna cada muletazo, siempre buscando el pitón contrario para provocar la embestida del “juanpedro”. Faena larga la que le instrumentó que si no fuera por el fallo a espadas hubiera tenido como premio una oreja.
En resumen, lo más bonito de la tarde de hoy es que Valladolid tiene un nuevo doctor en Tauromaquia: Mario Navas, un torero con unas excelentes condiciones y con un concepto muy puro del toreo, un torero distinto y del que auguramos, si la suerte le acompaña y los toros le respetan, un futuro prometedor en esta profesión que es la más dura, pero también la más bonita y especial porque es la única que te puede dar la Gloria.
Les ofrecemos una amplia galería de fotos de nuestra colaboradora gráfica Natalia Calvo.