Silvia Ortúñez, una de las mejores sumilleres de España es vallisoletana y triunfa en un restaurante madrileño
- Logró el puesto 35 de una clasificación de 100 profesionales y nos cuenta su historia cargada de anécdotas.
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Silvia Ortúñez, es la Head Sommelier de Kabuki Madrid. La vallisoletana, nacida en Olmedo, ha sido reconocida este año dentro de la lista Top 100 Sommeliers 2024 España, destacando por su calidad en dos categorías.
Un reconocimiento que ha celebrado su primera edición y que ha incluido a la pucelana en la posición número 35 de los mejores sumilleres de nuestro país y, además, la ha situado en la prestigiosa selección de los Ones to Watch, destacando entre los cinco sumilleres a los que se debe prestar una atención especial por su talento.
EL ESPAÑOL de Castilla y León charla con ella para conocer un poco más de su vida y de un presente y futuro que se antojan sumamente prometedores, gracias al impecable trabajo y esfuerzo de nuestra protagonista.
El sommelier, o sumiller es ese experto, o en este caso experta, conocedora que nos orienta y aconseja a la hora de consumir los mejores vinos. Ella lo hace, y muy bien, por eso trabaja en un restaurante con quilates de la capital de España.
“Siento que tengo la obligación y responsabilidad de intentar facilitar y promover el consumo y disfrute del vino. Me siento realizada con ello”, asegura convencida.
La vida de Silvia
“Soy la hija de Carmina y Félix. La hermana de los ‘Ortúñez’ y la chica del ‘Femy’. Me considero una camarera enamorada del vino, una soñadora acostumbrada a luchar porque aquí nadie regala nada. Tengo una pasión y me siento afortunada por ello. Amo mi profesión y me hace feliz”, asegura Silvia Ortúñez en declaraciones a este periódico.
Nuestra protagonista es una amante del motor. Es pingüinera. Espera la cita motera por excelencia en Valladolid que se va a desarrollar del 9 al 12 de enero. No queda nada ya. Le gusta ayudar a los demás y confiesa que, en marzo, si todo va bien, afrontará su segundo raid solidario por las tierras más desfavorecidas de Marruecos.
Sus tres hermanos nacieron en Olmedo, en casa. Ella lo hizo en Valladolid, en el hospital, pero reside en olmedo desde el segundo día de su vida por lo que se considera “olmedana”.
“Para mí Olmedo es casa, familia. Son mis raíces. El lugar que adoraba mi padre, que recientemente se nos fue y el que siempre me unirá a él. Tiene mucha historia, tradiciones y costumbres. Ya lo decía El Caballero de Olmedo: ‘Quién señor de Castilla quiera ser, a Olmedo de su parte ha de tener’”, explica.
De princesa o militar a sumiller
Nuestra protagonista asegura que de pequeña quería ser “princesa o militar”, afirma entre risas. Pero, sin darse cuenta, desde muy joven tuvo que colaborar trabajando con su familia. La cantina de su abuela se convirtió en la cervecería de sus padres. “Allí sentía que la gente, y yo misma, no bebíamos vino por miedo de no saber pedir el correcto”, confiesa.
Un día, tomando un café y leyendo el periódico su vida cambió. Vio anunciado un pequeño curso de cata dirigido por Miguel Ángel de Benito y la Diputación de Valladolid, algo que ansiaba hacer desde hace tiempo. Desde entonces, no ha parado de completar cursos y formaciones.
“En 2019, después de otras formaciones, por fin me aventuré con el curso de Sumiller Profesional de La Escuela Internacional de Cocina de la Cámara de Comercio de Valladolid. Al final del curso, en 2020, gané el premio excelencia. Éramos un total de 28 alumnos de perfiles muy diferentes. Para mí fue un momento muy especial. Siempre estaré muy orgullosa de ser el Premio Pascual Herrera de mi promoción”, añade.
La labor de sumiller “es muy amplia”. No solo pasa por probar el vino y recomendar. Ella se encarga de desarrollar la carta, hacer pedidos, inventarios, organizar cavas y armonizar.
“Se trata de saber leer y escuchar al cliente. Conocer el producto, la zona y al productor. Un sumiller debe facilitar, promover e incentivar el consumo de vino. Debe transmitir al consumidor la historia del vino que está disfrutando. Ayudarle a entender la importancia del momento efímero que va a disfrutar”, explica.
Una de las mejores trabajando en un gran restaurante
“Ser elegida la 35ª mejor sumiller de España me da mucha felicidad, emoción y satisfacción. Solo hay 7 mujeres y, además, yo estoy dentro de los cinco One To Watch. Me ayuda para ponerme más las pilas y seguir trabajando”, explica Silvia.
Es un premio al trabajo bien hecho, pero también a “la niña soñadora que no se rendía nunca” y que “siempre buscaba su mejor versión”, añade. Ahora está en Madrid, una plaza muy importante para seguir desarrollando toda su profesionalidad.
“Soy la Head Sumiller de Kabuki Madrid. Formo parte del Comité de Cata de la Guía Gourmet y me encanta dirigir. También hacemos catas y presentaciones, siempre que mi trabajo me lo permite. Mi vida es el vino. Me hace feliz contagiar mi pasión y trasmitir la importancia que tiene el vino para nuestra cultura e historia. Es nuestro legado”, apunta.
Ella disfruta compartiendo su pasión y acercando el vino a las personas que visitan el restaurante. Intenta que la experiencia sea inolvidable y disfrutar con los clientes. Para ella es importante que “se sientan como en casa y que salgan satisfechos y con ganas de volver”.
Armonizar la cocina de Alejandro Durán es “todo un reto para ella”. Esa mezcla perfecta entre la comida japonesa con influencia mexicana.
“No quiero anticiparme al futuro. Solo sé que busco continuar en este maravilloso mundo. El vino me ha dado personas, momentos, vivencias, sueños e ilusiones inolvidables”, finaliza.