
Luis Ángel en Dulces Nava con alguna de sus delicias
La pastelería con más de 20 años de historia que brilla en un pueblo vallisoletano: triunfa con sus pelusas y mantecados
Vecinos del lugar y turistas se relamen con los más de 72 productos que ofrece el mítico negocio de la provincia de Valladolid.
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Nava del Rey es un municipio de la provincia de Valladolid que se encuentra situado en la vertiente meridional y a unos 50 kilómetros de su capital y forma parte de la comarca de Tierra del Vino.
En la actualidad, y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) cuenta con una población de 1.925 habitantes y el origen de la villa está estrechamente vinculado con la política de repoblación que iniciaron los monasterios allá por el siglo XII.
Allí nos podemos encontrar con la iglesia parroquial de los Santos Juanes, una obra del siglo XVI y la ermita de la Vera Cruz, erigida durante el siglo XVII. Son, tan sólo, un ejemplo de sus múltiples monumentos de interés.
También es un lugar en el que nos podemos encontrar bares y restaurantes y negocios familiares como puede ser Dulces Nava, en la carretera Alaejos número 6 y que esconde una gran historia desde hace años.
EL ESPAÑOL de Castilla y León charla con Luis Ángel Marcos, que está al frente del negocio junto a su madre y la ayuda de su hermano.
Las dulces delicias como las pelusas y los mantecados reinan en el lugar.

El obrador de Dulces Nava en el municipio vallisoletano
Una “currante”
“Me considero una persona currante. Me gusta hacer bien las cosas y que la gente quede contenta. Eso es lo que intentamos desde Dulces Nava. Que los clientes se vayan con una sonrisa”, asegura Luis Ángel Marcos en declaraciones a este periódico.
Un hombre que, a sus 46 años, lleva toda la vida viviendo en Nava del Rey y vinculado desde pequeño al negocio familiar que nació hace 24 años y que brilla en el lugar. De hecho, son muchas las personas que compran sus dulces para amenizar sus cenas, para acabar con un buen postre, o eventos varios.
“Recuerdo mi infancia de una forma muy feliz. Con mucho trabajo. Es un negocio duro y en el que hay que echar muchas horas. Sobre todo, el fin de semana. Cuando todos están de fiesta, tú estás trabajando”, asegura nuestro entrevistado.
Luis Ángel, pese a todo, se queda con la satisfacción del trabajo bien hecho.
Más de 20 años de historia
“Dulces Nava es un negocio familiar. Mis abuelos, Manuela y Felipe tenían una panadería y empezaron a hacer repostería. Se desplazaban a los pueblos para vender. Fue después, cuando ellos cierran, cuando mi madre, Pilar Morales, decide abrir Dulces Nava hace 24 años y aquí estamos”, asegura nuestro protagonista.
Abren de 9 de la mañana a 21 de la noche, todos los días del año para atender tanto a vecinos como a forasteros que buscan adquirir alguna de estas delicias en forma de dulce para deleitarse con sus productos.

Deliciosas magdalenas en Dulces Nava
“Mi madre me echa una mano ahora con el negocio. En cuanto ella lo deje me quedaré yo solo al frente para dar continuidad al negocio familiar. Esto es muy importante viendo los negocios históricos que cierran, tanto en diferentes pueblos como en la capital vallisoletana”, explica.
Se trata de un obrador que cuenta con unos 160 metros aproximadamente en los que, además de Luis Ángel y su madre, otra trabajadora se ocupa de la limpieza con el fin de que todo esté impoluto.
Brillan con las pelusas y mantecados
“Lo más típico de Dulces Nava son nuestras pelusas y los mantecados. Hacemos un total de 72 productos que no llevan aditivos. Son totalmente artesanos. Pastas, empanadas, palmeras… e incluso, los fines de semana, asamos costillares, lacón, pollo o tostones por encargo”, asegura nuestro protagonista.

Dulces Nava también elabora deliciosos roscones de Reyes
Los vecinos, como nos confiesan desde Dulces Nava, les confiesan que “todos sus productos están buenísimos” y que “el precio calidad es muy bueno”. Argumentan que “han tratado de mantener dichos precios para no afectar a sus clientes”.
“En nuestro municipio no resulta complicado sacar un negocio adelante porque es grande y está bien situado. Yo creo que me jubilaré aquí. No tenemos competencia porque lo nuestro es casero y eso es lo que nos diferencia”, finaliza Luis Ángel.
Una pastelería familiar única e histórica que deleita con sus productos a todos sus clientes.