Miles de aves llegan a las lagunas de la reserva de Villafáfila gracias a las lluvias de este otoño
Las lluvias de este otoño han permitido que las lagunas de la reserva de Villafáfila estén al 60 por ciento de su volumen, lo que ha generado un aumento sustancial del número de aves invernantes en comparación con los últimos años, habiéndose censado más de 15.000 aves invernantes a mediados de noviembre y se espera que esta cifra aumente sensiblemente en este mes de diciembre y enero, que es cuando se alcanzan las mayores concentraciones de avifauna en esta zona.
La Junta de Castilla y León, a través de la Consejería de Medio Ambiente, como viene haciendo todos los años durante estas fechas, anima a todos los ciudadanos a visitar, conocer y disfrutar de "una de las joyas medioambientales más importantes de la península y que acumula una mayor densidad de aves".
La situación geográfica en la que se encuentran las “Lagunas de Villafáfila” la convierten en un "punto estratégico" en las rutas migratorias de cientos de especies de aves, que viajan desde toda Europa hasta Doñana, Norte de África y las grandes zonas costeras de Mauritania. Este es el motivo de las grandes concentraciones de aves invernantes que se producen en estas fechas en la reserva natural.
Especies
En estas fechas, las especies más abundantes en la Reserva son el ánade azulón y las avefrías, que presentaban a mediados de noviembre casi 5.000 ejemplares cada una, aunque la especie más emblemática es el ánsar común, conocido popularmente en la zona como pata grande (nombre tradicional de la especie que coincide también con el nombre portugués).
Tradicionalmente invernaba en la zona en cifras de varias decenas de miles, pero los cambios en sus hábitos de invernada hacen que cada vez sean más las que permanecen en invierno en Escandinavia y Holanda y menos las que bajan hasta nuestras latitudes. En el censo de noviembre se contabilizaron 1.000 ejemplares, pero se espera que en este mes aumente de una forma muy importante su número. Junto a los ánsares comunes se han contabilizado casi 1.500 grullas.
También se pueden observar grandes cantidades de pato cuchara, cerceta común, ánade silbón y friso, tarro blanco, porrón común y moñudo, fochas, gaviotas; en menor número también hay garceta, zampullín, correlimos común, archibebe común, aguja colinegra, avoceta y garza real.
Como especies curiosas que se han localizado en la Reserva este año merece la pena destacar la presencia de un ejemplar de grulla de Manchuria o grulla japonesa. Esta especie está catalogada en peligro de extinción, existiendo menos de 3.000 ejemplares en libertad en Asia o la presencia de un ejemplar de falaropo picogrueso, especie que solo aparece en nuestro país de forma ocasional.
Los mejores momentos para ver la gran concentración de fauna en las lagunas son el mediodía y el atardecer, ya que en dichos momentos generalmente se produce la entrada de ánsares y grullas a las lagunas para sestear y dormir. Los mejores lugares para su observación son los tres observatorios construidos por la Junta de Castilla y León en términos de Revellinos, Villafáfila y Villarrín, destacando especialmente el situado en la localidad de Otero de Sariegos ( término municipal de Villafáfila).
Las máximas concentraciones de avifauna se alcanzan entre noviembre y febrero, pero la mayor diversidad de especies se consigue entre abril y junio. Junto a esta gran variedad de aves asociada al agua, la Reserva alberga todo el año una comunidad de aves diferente, colonizadora de los amplios espacios abiertos y secos; se trata de las aves esteparias, destacando entre todas ellas la avutarda (Otis tarda), que mantiene aquí la mayor población del mundo. Y para enriquecer más, si es posible, a todas las especies de aves mencionadas, hay que añadir en las zonas abiertas de esta Tierra de Campos concentraciones de cerca de 80.000 pajarillos invernantes (principalmente alondras) y una amplia gama de rapaces, que tienen aquí su hábitat de nidificación y campeo.
En el centro de la Reserva se encuentra localizado el recinto de la Casa del Parque, donde existe un edificio dotado con medios modernos de interpretación y rodeado de un parque de fauna de 23 hectáreas en el que se puede observar con facilidad fauna acuática en tres lagunas y una zona de aves esteparias que alberga un grupito de avutardas, fácilmente observables por el público.
El gran tamaño de las instalaciones permite compatibilizar la presencia de público con las medidas de seguridad establecidas para la COVID, existiendo geles desinfectantes a la entrada de las instalaciones y en todos los observatorios del recinto, con cupos para poder asegurar la distancia. No obstante, como en cualquier otro recinto en estas circunstancias, la Junta advierte de la necesaria la colaboración de todos los visitantes para evitar cualquier riesgo de contagio.